Un nuevo estudio liderado por la Universidad de Exeter desafía la percepción de que las recientes inundaciones extremas en distintas partes del mundo son eventos sin precedentes. A través del análisis de registros geológicos de paleoinundaciones, los investigadores han identificado episodios de crecidas fluviales de magnitud superior a las registradas en la actualidad, lo que subraya la necesidad de adoptar una perspectiva histórica más amplia para evaluar los riesgos hídricos.
Los investigadores han recurrido a diversas fuentes de evidencia para reconstruir eventos de inundación ocurridos en los últimos miles de años. Entre ellas se incluyen los sedimentos de llanuras de inundación, la datación de granos de arena y el estudio de desplazamientos de grandes bloques rocosos. Gracias a estos métodos, se han identificado numerosos eventos que superan en magnitud las crecidas más intensas del siglo XXI.
El profesor Stephan Harrison, del Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente en el campus de Penryn de Exeter, destaca que inundaciones recientes en Pakistán, España y Alemania han causado la muerte de miles de personas y han generado enormes pérdidas materiales. Sin embargo, advierte que, desde una perspectiva geológica, estos eventos no son tan excepcionales como podría pensarse: Si ampliamos nuestra mirada a los últimos milenios, encontramos pruebas de inundaciones que superaron con creces las consideradas extremas en la actualidad.
El papel del cambio climático y las condiciones naturales
El estudio no pretende minimizar la influencia del cambio climático en la intensificación de eventos meteorológicos extremos. Sin embargo, señala que atribuir las inundaciones recientes únicamente a las emisiones de gases de efecto invernadero resulta una simplificación de un fenómeno más complejo. La combinación de factores naturales y el calentamiento global puede dar lugar a episodios de crecidas verdaderamente excepcionales en el futuro.

Para entender las inundaciones actuales y predecir aquellas que podrían ocurrir en las próximas décadas, es esencial conocer los eventos del pasado, explica Harrison. Si solo nos basamos en registros modernos de caudales fluviales, que suelen cubrir apenas el último siglo, podríamos estar subestimando los riesgos reales.
La gestión de infraestructuras críticas, como viviendas, carreteras y diques, suele basarse en estimaciones de recurrencia de inundaciones, como los llamados eventos de “una vez cada 200 años” o “una vez cada 400 años”. No obstante, si estos cálculos parten de registros hídricos limitados en el tiempo, las proyecciones pueden ser inexactas, comprometiendo la resiliencia de las estructuras.
El profesor Mark Macklin advierte sobre las consecuencias de esta limitación: Si no contamos con una base de datos suficientemente amplia, nuestra capacidad para evaluar riesgos será insuficiente y podríamos estar diseñando infraestructuras que no soportarán eventos realmente extremos. Esto plantea un desafío clave para la adaptación al cambio climático y la mitigación de desastres naturales.
Para ilustrar sus hallazgos, los científicos analizaron registros paleohidrológicos de varias cuencas fluviales en Europa, entre ellas el Bajo Rin (Alemania y Países Bajos), el Alto Severn (Reino Unido) y diversos ríos de la región de Valencia (España). En el caso del Rin, datos de aproximadamente 8.000 años revelan al menos 12 episodios de inundación que superaron las crecidas más intensas de la era moderna.
Por su parte, el análisis del río Severn muestra que las inundaciones de los últimos 72 años no son extraordinarias en comparación con eventos ocurridos en los últimos 4.000 años. La mayor crecida registrada en esta cuenca se produjo alrededor del año 250 a.C. y se estima que tuvo un caudal un 50% superior al de las graves inundaciones del año 2000.
El estudio, publicado en la revista Climatic Change, enfatiza la importancia de incorporar la ciencia paleohidrológica en los modelos de predicción y gestión del riesgo de inundaciones. Comprender la dinámica de los eventos extremos del pasado no solo permite evaluar con mayor precisión la probabilidad de futuras crecidas, sino que también proporciona una base sólida para la formulación de políticas de adaptación al cambio climático. Ante la posibilidad de inundaciones de magnitudes sin precedentes en un contexto de calentamiento global, contar con una visión a largo plazo resulta más crucial que nunca.
FUENTES
Harrison, S., Macklin, M.G., Toonen, W.H.J. et al. Robust climate attribution of modern floods needs palaeoflood science. Climatic Change 178, 71 (2025). doi.org/10.1007/s10584-025-03904-9
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