En octubre de 2024, el Instituto de Arqueología de la Universidad de Breslavia (UWr) dio inicio a una nueva temporada de excavaciones arqueológicas en el sur de Perú, en un proyecto que ha arrojado hallazgos sorprendentes que iluminan aspectos poco conocidos de las culturas preincaicas de la región.

El epicentro de estas investigaciones ha sido el valle del río Atico y la zona costera adyacente del Pacífico, donde un equipo internacional de arqueólogos ha documentado estructuras de piedra y enterramientos colectivos de carácter excepcional.

Uno de los descubrimientos más llamativos fue realizado en el yacimiento arqueológico de El Curaca, donde se localizó un antiguo cementerio compuesto por tumbas colectivas dispuestas en pozos circulares con muros revestidos de piedra.

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Vista del lugar del hallazgo de los pozos. Crédito: Instytut Archeologii Uniwersytetu Wrocławskiego

En uno de los sectores del yacimiento, los arqueólogos encontraron los restos de 24 individuos —hombres, mujeres y niños— acompañados por un conjunto impresionante de ofrendas funerarias. Los objetos hallados incluyen cerámicas, piezas de hueso y piedra tallada, así como delicados textiles que han requerido extensos trabajos de conservación.

El análisis antropológico de los restos óseos reveló un dato inquietante: todos los individuos presentaban lesiones traumáticas que fueron la causa directa de su muerte. Esto ha llevado a los investigadores a proponer la hipótesis de que se trata de víctimas de un conflicto armado.

Sin embargo, lo más llamativo es que los cuerpos fueron enterrados con gran cuidado y con un ajuar funerario significativo, lo cual sugiere que la comunidad sobreviviente honró a sus muertos como héroes, quizá tras haber salido victoriosa del enfrentamiento.

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Detalle de una de las tumbas. Crédito: Instytut Archeologii Uniwersytetu Wrocławskiego

Los elementos cerámicos recuperados en estas tumbas muestran rasgos típicos de la cultura Chuquibamba (Aruni), cuyo centro principal se encuentra en la cuenca del río Majes, al sur de Atico. Este vínculo geográfico y cultural refuerza la teoría de que los individuos enterrados pertenecían a una comunidad bien organizada, con rituales funerarios definidos y una rica tradición material. Los arqueólogos destacan que los ajuares funerarios no solo tenían valor ceremonial, sino que también muestran un alto grado de especialización artesanal.

Las excavaciones en el valle del Atico han incluido también estudios de laboratorio y tareas de conservación de los diversos objetos encontrados. El trabajo con textiles antiguos ha sido especialmente arduo, debido a la fragilidad de los materiales y a la necesidad de documentar cada detalle antes de cualquier intervención física.

Además, se ha llevado a cabo la elaboración de modelos 3D de los cráneos hallados, una técnica que permite estudiar con mayor precisión las características morfológicas y las lesiones presentes en los restos humanos.

El proyecto Atico es financiado por el Centro Nacional de Ciencia de Polonia y está dirigido por el profesor Józef Szykulski, del Instituto de Arqueología de la Universidad de Breslavia. A él se suma un equipo multidisciplinario que incluye a investigadores, docentes y estudiantes de dicha institución. Asimismo, el proyecto cuenta con la colaboración de especialistas del Museo Arqueológico de Gdańsk, así como expertos internacionales de Perú, Colombia y México.



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