En sus diálogos Platón menciona una figura enigmática que destaca tanto por su sabiduría como por su género: una mujer llamada Diotima de Mantinea. Se trataba de una sacerdotisa que instruyó al mismísimo Sócrates en la filosofía del amor, pero ¿existió realmente o fue un recurso literario de Platón para transmitir sus ideas?
En el Banquete de Platón un grupo de atenienses —incluyendo a Sócrates, Aristófanes y Alcibíades— se reúnen para discutir sobre Eros, el dios del amor. Sin embargo, la voz más autorizada no es la de ninguno de ellos, sino la de una mujer ausente: Diotima.
Sócrates relata cómo, años atrás, ella le enseñó la verdadera naturaleza del amor. Según su descripción, Diotima era una sacerdotisa y profetisa de Mantinea (Arcadia), con tal sabiduría que incluso logró retrasar la plaga de Atenas (430 a.C.) mediante un sacrificio realizado una década antes de que comenzase.

Su nombre, «Diotima», significa «honrada por Zeus» o «la que honra a Zeus», y aunque era raro en mujeres, su contraparte masculina (Diotimos) era más común. Pero aquí surge el enigma: ¿Existió realmente?
Los estudiosos debaten si fue una figura histórica o un recurso platónico. Algunos sugieren que su origen en Mantinea podría ser un juego de palabras con «mantis» (adivina). Otros la ven como un contrapunto a Aspasia, la influyente compañera de Pericles, quien también aparece en otros diálogos.
Lo cierto es que Platón, al poner estas enseñanzas en boca de una mujer —algo inusual en su obra—, le otorga un aura de sabiduría trascendente, casi divina.
La teoría del amor según Diotima: Más allá de lo físico
La enseñanza central de Diotima es revolucionaria: el amor no es un dios, sino un «daimon«, un ser intermedio entre lo divino y lo humano. En su relato mítico, Eros es hijo de Penia (la Pobreza) y Poros (la Abundancia), heredando de ambos: siempre deseoso, pero también ingenioso en su búsqueda.

Pero lo más fascinante es su escalera del amor, un camino filosófico que va desde lo físico hasta lo eterno:
- Amor por un cuerpo bello → Atracción física.
- Amor por la belleza en general → Reconocer la belleza en múltiples formas.
- Amor por las almas bellas → Valorar la virtud por encima de lo físico.
- Amor por el conocimiento → La belleza de las ideas.
- Amor por la Belleza Absoluta → La esencia eterna e inmutable.
Este proceso, conocido luego como «amor platónico», no niega el deseo, sino que lo sublima: el verdadero erotismo es un impulso hacia la inmortalidad, ya sea a través de hijos (física) o de obras (intelectual).
Aunque en la Antigüedad su influencia fue limitada, Diotima resurgió en el Renacimiento gracias a la traducción de la obra de Platón por Marsilio Ficino. Desde entonces se convirtió en un símbolo y hoy su nombre sigue vivo en asteroides como (423) Diotima, premios y revistas filosóficas.
FUENTES
Debra Nails, The People of Plato: A Prosopography of Plato and Other Socratics
Mary Ellen Waithe, ed., A History of Women Philosophers
Andrea Nye, Socrates and Diotima: Sexuality, Religion, and the Nature of Divinity
Wikipedia, Diotima
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