En un descubrimiento que desafía las técnicas convencionales de observación astronómica, un equipo de investigadores liderado por la Universidad Rutgers-New Brunswick ha identificado una colosal nube molecular de hidrógeno, una de las estructuras más grandes en el cielo y una de las más próximas a la Tierra. La nube, denominada Eos en honor a la diosa griega del amanecer, fue detectada mediante una innovadora técnica que utiliza luz ultravioleta lejana, marcando un hito en la exploración del medio interestelar.

El estudio, publicado en Nature Astronomy, revela que Eos se encuentra a unos 300 años luz de nuestro planeta, en el borde de la Burbuja Local, una vasta cavidad de gas que envuelve al Sistema Solar. Con una masa equivalente a 3.400 veces la del Sol y un tamaño aparente en el cielo de aproximadamente 40 lunas llenas, esta estructura en forma de media luna podría ser clave para entender cómo el gas interestelar se condensa para formar estrellas y planetas.

Hasta ahora, las nubes moleculares solían detectarse mediante observaciones de radio o infrarrojas, que captan la firma química del monóxido de carbono (CO), un componente común en estas regiones. Sin embargo, Eos es lo que los científicos denominan «oscura en CO», es decir, contiene muy poco de este compuesto, lo que explica por qué había permanecido invisible durante décadas.

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Localización de la nube molecular Eos en relación al Sol y el Sistema Solar. Crédito: Burkhart et al. 2025

Esta es la primera vez que se descubre una nube molecular buscando directamente la emisión ultravioleta lejana del hidrógeno molecular, explicó Blakesley Burkhart, profesora asociada del Departamento de Física y Astronomía de Rutgers y autora principal del estudio. Los datos mostraron moléculas de hidrógeno brillando por fluorescencia en el ultravioleta lejano. Esta nube literalmente brilla en la oscuridad.

El hallazgo fue posible gracias a los datos del espectrógrafo FIMS-SPEAR, un instrumento a bordo del satélite surcoreano STSAT-1, que analiza la luz ultravioleta lejana. Burkhart y su equipo se toparon con la nube al revisar información recién publicada en 2023. Era como si estuviera esperando a ser explorada, comentó la investigadora.

Una ventana al origen de las estrellas

Eos no representa ningún peligro para la Tierra, pero su proximidad ofrece una oportunidad única para estudiar cómo el medio interestelar —el gas y polvo que llena el espacio entre las estrellas— da lugar a nuevos sistemas solares.

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La nube Eos observada en trazadores distintos de la fluorescencia H2. Crédito: Burkhart et al. 2025

Cuando miramos a través de nuestros telescopios, vemos sistemas solares en formación, pero no entendemos en detalle cómo ocurre, señaló Burkhart. El descubrimiento de Eos es emocionante porque ahora podemos medir directamente cómo se forman y disocian las nubes moleculares, y cómo una galaxia comienza a transformar gas y polvo en estrellas y planetas.

Según los modelos, Eos se evaporará en unos seis millones de años, pero mientras tanto, su estudio podría revelar secretos sobre la evolución química del universo. La historia del cosmos es una historia de reordenamiento de átomos durante miles de millones de años, reflexionó Burkhart. El hidrógeno en esta nube existía desde el Big Bang y finalmente cayó en nuestra galaxia, cerca del Sol. Estos átomos han recorrido un viaje de 13.600 millones de años.

El éxito de esta técnica abre la puerta a descubrir otras nubes ocultas en la Vía Láctea e incluso en galaxias distantes. Thavisha Dharmawardena, investigadora de la Universidad de Nueva York y coautora del estudio, destacó que el uso de la fluorescencia ultravioleta podría reescribir nuestro entendimiento del medio interestelar, revelando nubes ocultas hasta los límites más lejanos del amanecer cósmico.

El equipo ya está aplicando este método en otros conjuntos de datos. Un estudio preliminar, disponible en arXiv, sugiere que el Telescopio Espacial James Webb (JWST) podría haber detectado las moléculas de hidrógeno más lejanas jamás observadas. Con JWST, quizás hemos encontrado las más distantes, mientras que con Eos, tenemos las más cercanas, afirmó Burkhart.


FUENTES

Rutgers, the State University of New Jersey

Burkhart, B., Dharmawardena, T.E., Bialy, S. et al. A nearby dark molecular cloud in the Local Bubble revealed via H2 fluorescence. Nat Astron (2025). doi.org/10.1038/s41550-025-02541-7


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