Un estudio reciente publicado en el Journal of Archaeological Science ha revelado los materiales y técnicas utilizados en la fabricación de las tablillas de escritura del imperio neoasirio, halladas en las ruinas de Nimrud (actual Irak). Estas tablillas, que datan del siglo VII a.C., representan la primera evidencia material de escritura cuneiforme sobre cera.
Las tablillas fueron descubiertas durante las excavaciones realizadas en la década de 1950 en el Palacio Noroeste de Nimrud, una de las capitales del imperio asirio. Según los investigadores, sobrevivieron gracias a un golpe de suerte: fueron arrojadas a un pozo durante el saqueo de la ciudad en el 612 a.C., lo que permitió su conservación en un ambiente húmedo y sin oxígeno.
Los análisis revelaron que las tablillas, tanto de madera como de marfil, presentaban restos de una pasta amarillenta que resultó ser una mezcla de cera de abejas y oropimente, un pigmento amarillo compuesto por sulfuro de arsénico (As₂S₃).

Recientemente un equipo de científicos del Museo Británico, liderado por Diego Tamburini, utilizó técnicas analíticas avanzadas como la espectroscopía infrarroja (FTIR), la pirólisis acoplada a cromatografía de gases y espectrometría de masas (Py-GC-MS), y la microscopía electrónica de barrido (SEM) para estudiar los fragmentos de las tablillas. Estos métodos permitieron identificar con precisión los componentes orgánicos e inorgánicos de la pasta de escritura, así como el tipo de madera utilizada.
Los resultados confirmaron que la pasta amarilla estaba compuesta principalmente por cera de abejas mezclada con un 25% de oropimente, tal como se había sugerido en análisis previos realizados en los años 50. Sin embargo, las nuevas tecnologías revelaron detalles inéditos: la cera estaba excepcionalmente bien conservada, sin rastros de aditivos orgánicos como aceites o resinas, lo que sugiere que los asirios preferían una fórmula simple pero efectiva.
¿Por qué usar arsénico en la escritura?
El oropimente no solo aportaba un color dorado atractivo, sino que también mejoraba las propiedades mecánicas de la cera, haciéndola menos pegajosa y más adecuada para grabar caracteres cuneiformes.

El estudio plantea, además, la hipótesis de que el arsénico podría haber actuado como conservante natural. Este elemento es conocido por sus propiedades antimicrobianas, y su presencia en la pasta pudo protegerla del deterioro causado por hongos y bacterias durante más de 2.600 años.
Los investigadores también detectaron restos de materia vegetal carbonizada en algunas tablillas, lo que indica el uso ocasional de pigmentos negros a base de carbón. Es posible que los asirios también fabricasen tablillas con superficies oscuras, una práctica que luego se popularizaría en las culturas griega y romana.
El análisis de la madera confirmó que las tablillas estaban fabricadas con nogal (Juglans regia), un árbol nativo de la región que abarca desde Irak hasta el Himalaya. Esto refuerza la idea de que los asirios utilizaban materiales locales en lugar de importarlos, a pesar de su vasta red comercial. Las tablillas de marfil, por otro lado, eran más grandes y probablemente estaban reservadas para usos especiales o para la élite.
Los investigadores destacan que este trabajo sienta las bases para futuros estudios comparativos con tablillas de otras regiones, como Egipto o Anatolia, lo que podría revelar conexiones culturales insospechadas.
FUENTES
Diego Tamburini, Joanne Dyer, at al., Material characterisation of the Neo-Assyrian writing boards from Nimrud. Journal of Archaeological Science, Volume 178, June 2025, 106218. doi.org/10.1016/j.jas.2025.106218
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