Una nueva investigación arqueológica, liderada por la Universidad de Colonia, ha revelado cómo las poblaciones de cazadores-recolectores de Europa enfrentaron un episodio climático extremo hace más de doce milenios. Y lo que hallaron los científicos podría cambiar nuestra visión sobre la adaptación humana en tiempos de crisis.
Durante el Paleolítico final, un periodo que se extiende entre aproximadamente 14.000 y 11.600 años antes del presente, el clima del planeta atravesaba una de sus fases más volátiles. Justo cuando los primeros grupos humanos comenzaban a expandirse nuevamente por el norte de Europa, tras milenios de frío intenso, un nuevo giro climático —el llamado Dryas Reciente o Joven Dyas— trajo consigo un enfriamiento abrupto que alteró dramáticamente las condiciones de vida en el continente.
Según el estudio, publicado en PLOS ONE, la respuesta humana ante estos cambios fue tan compleja como fascinante. Lejos de tratarse de un colapso homogéneo, los investigadores detectaron variaciones regionales significativas: mientras que en algunas zonas, como el suroeste europeo, la densidad de población disminuyó drásticamente, otras regiones del centro y este del continente —incluyendo el norte de Italia, Polonia y el noreste de Alemania— experimentaron una sorprendente estabilidad, e incluso crecimiento demográfico.
Los datos fueron obtenidos mediante el uso del Protocolo de Colonia, una herramienta geoespacial avanzada que permite estimar densidades poblacionales a partir de la distribución de yacimientos arqueológicos. Este método, validado en la comunidad científica, facilita la comparación entre distintas regiones y épocas, revelando patrones demográficos antes invisibles.

El equipo internacional, conformado por 25 arqueólogos de veinte universidades y centros de investigación europeos, analizó dos periodos clave: el Interstadial de Groenlandia 1d-a, una fase más cálida que propició el avance de los grupos humanos hacia el noreste del continente, y el posterior Estadio de Groenlandia 1 (GS-1), caracterizado por un repentino descenso térmico que redujo a la mitad la población europea en cuestión de pocos siglos.
Pero más allá de la caída demográfica, lo más relevante del estudio es el patrón de movilidad detectado: una clara reorientación de los asentamientos humanos desde el oeste hacia el este de Europa. Esta migración, interpretada como una estrategia de supervivencia ante el deterioro climático, demuestra que nuestros ancestros ya eran capaces de responder de forma flexible y eficaz a escenarios de crisis ecológica. Como explica la doctora Isabell Schmidt, del Instituto de Prehistoria de la Universidad de Colonia: Estas poblaciones no se extinguieron sin más; se reorganizaron, buscaron nuevos territorios, adaptaron sus estrategias. Es una lección valiosa sobre la resiliencia humana.
Este fenómeno no fue aislado. El equipo también encontró paralelismos con episodios anteriores, como el descenso poblacional durante el Gravetiense tardío (hace entre 29.000 y 25.000 años), cuando otro período frío provocó una reducción demográfica de hasta dos tercios en Europa occidental. En ese caso, las evidencias apuntan incluso a la extinción de comunidades locales enteras.
Aunque todavía existen importantes vacíos en nuestro conocimiento sobre la dinámica de estas poblaciones en fases tan tempranas de la prehistoria, el estudio representa un avance crucial. No solo porque proporciona nuevos datos sobre cómo se distribuyeron los seres humanos durante el final del Pleistoceno, sino porque nos ayuda a entender cómo el ser humano ha enfrentado históricamente las crisis climáticas. Y, en un contexto global marcado por el calentamiento actual, esta mirada al pasado resulta más pertinente que nunca.
El proyecto forma parte del legado del Sonderforschungsbereich 806 – Nuestro camino hacia Europa, financiado entre 2009 y 2021 por la Fundación Alemana para la Investigación Científica (DFG), y continúa hoy bajo el paraguas del proyecto HESCOR (Human and Earth System Coupling Research), respaldado por el Ministerio de Cultura y Ciencia de Renania del Norte-Westfalia.
La historia de la humanidad no es solo la historia de sus logros tecnológicos o de sus expresiones culturales. También es, en gran medida, la historia de cómo hemos lidiado —una y otra vez— con un planeta cambiante. Y quizá, en las huellas de aquellos antiguos cazadores que siguieron el rastro del reno por Europa hace 12.000 años, podamos encontrar pistas valiosas para nuestro propio futuro.
FUENTES
Schmidt I, Gehlen B, Winkler K, Arrizabalaga A, Arts N, Bicho N, et al. (2025) Large scale and regional demographic responses to climatic changes in Europe during the Final Palaeolithic. PLoS ONE 20(4): e0310942. doi.org/10.1371/journal.pone.0310942
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