Uno de los momentos más importantes en la vida de una persona llega a la hora de escoger una carrera universitaria. Se deja atrás el instituto y empieza una nueva etapa que nos marcará para siempre. Y es que los estudios que elijamos acabarán definiendo nuestro futuro profesional y personal. De ahí que resulte esencial tener las ideas claras, además de contar con el convencimiento de que será lo más adecuado.
En cuestión de unos meses miles de jóvenes se prepararán para dar el salto a la universidad. Hay algunos que por vocación o por simple afición saben hacia dónde se orientará su formación académica. Sin embargo, otros muchos se preguntan cómo saber qué carrera estudiar para así tomar la decisión más acertada. En este caso, resulta esencial seguir una serie de recomendaciones.
Las claves para elegir tu carrera
La elección de unos estudios universitarios exige la dedicación de un tiempo para valorar una serie de factores. Hay que tener en cuenta las habilidades que se tengan, los objetivos que nos planteemos en el futuro, pero también decantarse por aquella propuesta que nos garantice ciertas posibilidades de desarrollo y una vida plagada de éxitos.
Descubre tus intereses y pasiones
En primer lugar a la hora de escoger unos estudios universitarios hay que reflexionar sobre tus intereses y las actividades que más te apasionen. Conviene preguntarse cuáles son las aficiones y aquello que más te agrade hacer en tu tiempo libre. Los que disfrutan con la tecnología pueden decantarse por una carrera de ingeniería, diseño digital o informática, mientras que los que sienten cierta pasión por las ciencias sociales explorarán posiblemente otros ámbitos como la sociología, el derecho o la psicología.
Optar por aquello que te entusiasma no solo permitirá que el proceso de aprendizaje resulte más interesante, sino que también conseguirá que te sientas más identificado y el grado de satisfacción resultará mucho mayor.
Analiza tus habilidades y aptitudes
Nunca está de más conocer las fortalezas y habilidades de uno mismo. Conviene reflexionar sobre las actividades en las que más cómodo te encuentras y en las que destacas sobre los demás. Hay gente que puede dársele muy bien resolver problemas, pero otros pueden mostrar más habilidad para la creatividad, el arte o la comunicación, por ejemplo.
Las aptitudes pueden darte una importante pista sobre las áreas en las que puedes desenvolverte con más facilidad. Una vez que identifiques tus puntos fuertes lo tendrás más sencillo para orientar tu carrera universitaria hacia un campo u otro.
Marca unas metas a corto y largo plazo
En este proceso de elección de carrera universitaria es preciso que nos preguntemos dónde nos gustaría estar dentro de 10 o 15 años. Con las ideas claras resultará más fácil acertar con nuestra decisión. Hay jóvenes que se plantean trabajar en una multinacional, por lo que unos estudios de administración o ingeniería podrían ser la opción acertada, pero otros posiblemente se decanten por emprender y poner en marcha su propio negocio, por lo que una carrera vinculada con la economía y empresas puede ser la alternativa.
Al marcarse unas metas a largo plazo también entran en juego detalles de gran valor como son la estabilidad laboral y el crecimiento profesional. Trata de que los estudios escogidos te garanticen todo esto.
Investiga el mercado laboral
Siempre se hace hincapié en la importancia que tiene elegir unos estudios que nos satisfagan, que se adapten a nuestros intereses. Pero tampoco debe perderse de vista otros aspectos como la salida laboral y la demanda que tiene. Hay ciertas áreas como la informática, la salud o las energías renovables que permanecen en constante desarrollo y que suponen toda una garantía con vistas al futuro, ya que siempre tendrás más facilidades para conseguir un empleo.
También conviene tener en cuenta otros factores como la estabilidad laboral, las condiciones salariales y las oportunidades de crecimiento profesional. Merece la pena que dediques un tiempo a investigar cuáles son las industrias o sectores que más están creciendo, tanto a nivel local como global.
Dejarse asesorar y pedir consejos
La juventud y la inexperiencia puede jugarnos una mala pasada al elegir carrera, por eso no estaría de más que nos dejáramos asesorar. Se recomienda hablar con profesores, orientadores o personas que trabajen en esas áreas que te interesan. Ellos pueden darte una perspectiva muy realista sobre lo que implica estudiar esa carrera y los desafíos que implicará.
Siempre que puedas, no dudes en acudir a ferias universitarias, charlas y jornadas de puertas abiertas que organicen las propias universidades. Este tipo de iniciativas te resultarán de mucha ayuda y posiblemente puedan resolver muchas de las cuestiones que te inquietan.
La importancia de tomarse un tiempo para reflexionar
Merece la pena que el estudiante se tome su tiempo y reflexione sobre la opción que más le conviene. No es algo que deba tomarse a la ligera, ya que de alguna manera todo esto repercutirá en el futuro sobre su vida profesional, pero también en la personal.
No debe tenerse prisa y hay que analizar bien las distintas opciones que se tengan sobre la mesa. Evalúa todas las propuestas y ten en cuenta también las variables que pueden influir en tu futuro. Aunque lo vocacional impere a la hora de decidir, también hay que reparar en otros detalles, como las salidas laborales o las posibilidades de desarrollo.
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