En el corazón de la isla de Sicilia, rodeada por la majestuosidad natural de la Valle del Anapo, se encuentra uno de los sitios arqueológicos más significativos de la prehistoria europea: la necrópolis de Pantálica. Desde sus orígenes en la Edad del Bronce hasta su abandono durante la dominación griega, Pantálica guarda en sus paredes rocosas, en sus tumbas excavadas y en sus viviendas trogloditas, la memoria de un pasado lejano y fascinante.
La necrópolis de Pantálica, situada en la provincia de Siracusa, se extiende a lo largo de un altiplano montañoso que se eleva imponentemente sobre los valles creados por los ríos Anapo y Calcinara. Este paisaje de cañones y acantilados, erosionado por milenios de actividad fluvial, es lo que le da a Pantálica su carácter único. Las impresionantes formaciones rocosas y las vastas tumbas excavadas en la piedra lo convierten en un sitio natural y arqueológico de inigualable belleza.
El nombre Pantálica, que podría derivar de las palabras griegas panta líthos (lugar lleno de piedras) o del árabe Buntarigah (lugar lleno de grutas), alude tanto a la abundancia de piedras como a las numerosas cavernas naturales que pueblan la zona.

En la antigüedad, este emplazamiento era una fortaleza natural, ideal para aquellos que buscaban refugio en un entorno seguro y casi inaccesible. En la actualidad, la necrópolis se encuentra dentro de la Reserva Natural Orientada de Pantálica, Valle del Anapo y Torrente Cava Grande, un área protegida que permite a los visitantes explorar la rica biodiversidad del lugar, al mismo tiempo que caminan entre las huellas de los habitantes de hace miles de años.
Los primeros asentamientos humanos en Pantálica datan de la Edad del Bronce, alrededor del XIII siglo a.C. La población de este enclave parece haber sido parte de la cultura sicula, un grupo indígena que se extendía por gran parte de la isla. Durante este período, Pantálica se convierte en un importante centro de la Sicilia prehelénica, y su población se vio obligada a alejarse de las costas, abandonadas a causa de invasiones y cambios climáticos, para refugiarse en estos territorios elevados. Este aislamiento ofreció una ventaja estratégica frente a posibles enemigos, aunque la vida en este entorno era dura y las condiciones de vida, primitivas.
Hacia el siglo XII a.C., Pantálica comenzó a consolidarse como un próspero centro de poder, siendo el hogar de un pequeño reino que, según algunos arqueólogos, podría estar vinculado con la antigua ciudad de Hybla. El rey Hiblón, mencionado en textos antiguos, habría sido el soberano de esta región. Durante este período, la necrópolis se expande y se diversifica, con la construcción de miles de tumbas excavadas en la roca, que se distribuyen por todo el altiplano.

Estas tumbas, que varían en tamaño y forma, son una de las características más distintivas del sitio. Las más grandes tienen forma de grutas o “grotticelle”, mientras que otras son más pequeñas, sencillas cavidades excavadas a mano en la roca.
Pantálica vivió un período de auge hasta el siglo XI a.C., cuando, por razones aún no completamente claras, el sitio experimentó una decadencia. Sin embargo, fue en el siglo IX a.C., cuando la influencia fenicia comenzó a sentirse en la isla, cuando Pantálica volvió a cobrar importancia. Los restos de esta época muestran una mezcla de influencias culturales, con el arte y la arquitectura sicula fusionándose con elementos fenicios, lo que marca un período de intenso intercambio comercial.
Se calcula que alrededor de 5000 tumbas fueron excavadas en la roca durante los siglos de ocupación de Pantálica. Estas tumbas están distribuidas en diversas áreas del altiplano, con diferentes sectores que corresponden a distintas fases de la historia del sitio. Entre las más importantes se encuentran la necrópolis de Filiporto, situada en la zona suroeste, y la necrópolis de la Cavetta, en la parte norte. Ambas ofrecen una visión impresionante de la diversidad y complejidad de las prácticas funerarias de la época.

Las tumbas a “grotticella” son particularmente notables. Estas cavidades fueron excavadas directamente en las paredes rocosas y servían como sepulcros para los difuntos. Los arqueólogos han encontrado en algunas de ellas los restos de armas, herramientas y otros objetos personales, lo que indica que los difuntos eran enterrados con elementos que acompañarían su viaje al más allá.
Además de las tumbas individuales, hay áreas con tumbas colectivas, lo que sugiere la existencia de una organización social compleja en la que los rituales funerarios tenían un significado profundo.
Una de las zonas más misteriosas es la necrópolis de San Martino, que contiene tumbas de diferentes épocas, algunas de las cuales son de un tipo peculiar llamado tholos, un tipo de tumba de cámara funeraria con techo de forma cónica. Además de estas tumbas prehistóricas, en la zona también se han encontrado catacumbas bizantinas, que datan del siglo V d.C. Estos vestigios son testimonio de la ocupación de Pantálica por los bizantinos, que establecieron en la región pequeños oratorios y viviendas rupestres.

En el punto más alto de Pantálica, se encuentra lo que se conoce como el Anaktoron, o “palacio del príncipe”. Esta estructura, construida en piedra, es la única edificación monumental de la época prehelénica encontrada en el sitio. Su función exacta sigue siendo objeto de debate, pero se cree que pudo haber sido la residencia de un gobernante local. El Anaktoron es también un ejemplo claro de las influencias micénicas en la arquitectura siciliana de la época, lo que demuestra la conexión de los siculi con otras culturas del Mediterráneo oriental.
Tras el colapso de la civilización sicula, Pantálica permaneció deshabitada durante un largo período, hasta que, en la época medieval, se convirtió en un refugio para las poblaciones bizantinas y más tarde árabes. Durante estas invasiones, el sitio fue nuevamente utilizado como refugio debido a su inaccesibilidad. Los restos de esta época son evidentes en los pequeños oratorios rupestres, como la iglesia de San Nicolicchio y la Grotta del Crocifisso, que presentan frescos que datan del VI al IX siglo d.C.
Hoy en día, Pantálica es un sitio de gran valor histórico y arqueológico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El sitio sigue siendo un lugar de fascinación y misterio, donde la historia de Sicilia se escribe en las piedras. Las huellas de los antiguos habitantes, sus tumbas, viviendas y santuarios, siguen siendo testigos silenciosos de un pasado que, a pesar de su antigüedad, sigue vivo en la memoria colectiva.
FUENTES
Michele Veneziano, Pantalica, la necropoli
UNESCO, Siracusa y la necrópolis rupestre de Pantálica
Visit Sicily, Pantálica
Wikipedia, Necrópolis de Pantálica
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