A seis kilómetros de Tarragona, junto a la antigua Vía Augusta, se alza un monumento de piedra que durante mucho tiempo fue malinterpretado: la Torre de los Escipiones.

El nombre de la torre proviene de la creencia errónea de que los Escipiones, célebres por sus campañas en la Segunda Guerra Púnica, habían sido enterrados aquí tras su muerte en combate contra los cartagineses en 211 a.C. No obstante, las investigaciones arqueológicas han demostrado que la torre fue construida siglos después, descartando cualquier vínculo real con aquellos.

La Torre de los Escipiones es un ejemplo destacado del estilo funerario romano en Hispania. Construida en la primera mitad del siglo I d.C., tiene una estructura escalonada de tres cuerpos superpuestos, con un basamento cuadrado de piedra local conocida como lumaquela que mide aproximadamente 4,5 metros de lado. La lumaquela es un tipo de piedra caliza formada por fósiles de conchas marinas, que se pueden ver perfectamente a simple vista en los bloques constructivos, de igual forma que se ven los nummulites en las pirámides de Giza por ejemplo.

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Detalle de las esculturas en la torre. Crédito: Jaumellecha / Wikimedia Commons

La fachada del cuerpo intermedio está decorada con dos figuras esculpidas en relieve, que durante mucho tiempo fueron identificadas erróneamente como los generales romanos Publio y Cneo Escipión. Estudios modernos han revelado que se trata de representaciones de Atis, una divinidad oriental ligada a los ritos funerarios y a la Diosa Madre Cibeles.

Las figuras de 1,85 metros de altura, vestidas con túnicas cortas y gorros frigios a la manera oriental, se alzan sobre pedestales ornamentados y adoptan posturas que evocan el duelo y la meditación. La elección de Atis en un monumento funerario no es casual: esta divinidad oriental estaba asociada a la resurrección y al ciclo de la vida y la muerte, simbolizando la esperanza de una existencia después de la muerte para los difuntos allí enterrados.

Encima de estas figuras hay una inscripción de dos líneas en latín, hoy muy deteriorada, cuya interpretación ha sido motivo de debate entre los historiadores. Aunque no se ha podido identificar al personaje enterrado en la torre, el texto hace referencia a la memoria y la permanencia del difunto en este lugar sagrado.

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A la torre le falta el cuerpo superior piramidal. Crédito: CasperCamenisch / Wikimedia Commons

La inscripción dice así: ORNATE EA QUAE LINQUIT SPECIOSE VITAE SUAE REBUS POSITIS NEGLIGENS: UNUM STATUIT LOCUM IIS SEPULCHRUM UBI PERPETUO REMANE (Coronad aquello que él brillantemente deja, olvidándose de su vida una vez que ha arreglado la situación. Para ello, se establece un lugar: el sepulcro donde permanecerá para siempre). El material de la inscripción es el mismo que el del conjunto de la torre, lumaquela extraída de una cantera junto al mar cercana al monumento.

Encima, un tercer cuerpo de menor tamaño remataba originalmente el monumento, probablemente con una estructura piramidal que hoy ha desaparecido.

Durante siglos, la Torre de los Escipiones despertó la curiosidad de viajeros y eruditos. En el Renacimiento, cronistas como Jeroni Pujades y Lluís Pons d’Icart la mencionaron en sus escritos, contribuyendo a perpetuar el mito de los Escipiones. En el siglo XVIII, el arqueólogo Enrique Flórez realizó dibujos y estudios detallados del monumento.

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Vista de la torre en 2023. Crédito: Jaumellecha / Wikimedia Commons

Sin embargo, no fue hasta el siglo XX cuando los estudios arqueológicos pusieron fin al equívoco. En 1966, los investigadores Hauschild y Niemeyer establecieron que la torre databa del siglo I d.C., alejando definitivamente cualquier relación con los generales de la Segunda Guerra Púnica. A pesar de esto, el nombre tradicional de la torre ha permanecido hasta la actualidad.

Según los investigadores se trata probablemente de un mausoleo familiar levantado en recuerdo de un matrimonio o de dos hermanos. El monumento estaría situado en el lugar donde la Vía Augusta pasaba por los terrenos propiedad de la familia.

En 2000, la UNESCO incluyó el monumento en la lista del Patrimonio Mundial como parte del conjunto arqueológico de Tarraco, reafirmando su importancia histórica y cultural. En abril de 2022, un rayo impactó el monumento, provocando la aparición de grietas en la fachada principal y la pérdida de algunos fragmentos de piedra. Las autoridades tomaron medidas inmediatas para evaluar los daños y planificar su restauración.


FUENTES

Museu Nacional Arqueològic de Tarragona, Torre de los Escipiones

UNESCO, Archaeological Ensemble of Tarraco

Wikipedia, Torre de los Escipiones


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