Un equipo de arqueólogos del Instituto Arqueológico de Austria descubrió en Langmannersdorf, una localidad situada en Baja Austria, al noreste de St. Pölten, los restos de al menos cinco mamuts que habrían sido cazados y aprovechados por comunidades humanas hace aproximadamente 25.000 años. Entre los vestigios encontrados destacan herramientas de piedra y colmillos seccionados, lo que indica no solo la utilización de la carne como recurso alimenticio, sino también el trabajo del marfil, posiblemente para la fabricación de armas o utensilios.
Los hallazgos incluyen dos zonas de excavación de varios metros de extensión, situadas a escasa distancia una de otra, en las que los huesos de mamut aparecen dispuestos en varias capas superpuestas. Este patrón sugiere que la actividad de caza y procesamiento de los animales se desarrolló de manera reiterada en el mismo emplazamiento.
Según los investigadores, en una de estas zonas se habría llevado a cabo el despiece de al menos dos mamuts, mientras que en la otra se han encontrado restos de tres ejemplares adicionales, junto con colmillos enteros y fragmentados, lo que apunta a la manipulación y posible aprovechamiento del marfil.

El arqueólogo Marc Händel destacó la importancia del descubrimiento, señalando que la existencia de áreas tan claramente estructuradas para el procesamiento de presas refuerza la idea de que los cazadores de la época tenían un conocimiento profundo del comportamiento de estos animales.
El hallazgo proporciona valiosa información sobre las técnicas de caza y las estrategias de subsistencia de las comunidades humanas del Paleolítico Superior, en un momento en el que el continente europeo estaba sometido a condiciones climáticas extremadamente frías, propias de la última glaciación.
Las evidencias sugieren que los cazadores paleolíticos aprovecharon el valle del río Perschling como un territorio clave para la captura de mamuts. Durante este periodo, manadas de estos grandes herbívoros recorrían la región en busca de alimento y agua, lo que habría permitido a los grupos humanos planificar sus emboscadas con precisión. La acumulación de herramientas líticas en el yacimiento refuerza la hipótesis de que se trataba de un asentamiento recurrente para la caza y el despiece de estos animales.

Este tipo de hallazgos no solo confirman la interacción entre humanos y mamuts en la prehistoria, sino que también aportan pistas sobre la organización social de estos cazadores-recolectores. La caza de un mamut requería la participación coordinada de varias personas y un conocimiento detallado del terreno y los patrones de migración de los animales.
Langmannersdorf se une a una selecta lista de yacimientos arqueológicos en Austria relacionados con la caza de mamuts. El sitio es la más reciente de estas localizaciones en Europa Central, con una datación que lo sitúa en torno a los 25.000 años de antigüedad. Se suma así a otros emplazamientos clave, como Willendorf y Krems, que han proporcionado información fundamental sobre las poblaciones paleolíticas de la región.
Los primeros estudios en Langmannersdorf se remontan a principios del siglo XX, cuando arqueólogos como Hugo Obermaier y Alois Stummer llevaron a cabo excavaciones iniciales entre 1904 y 1907. Años más tarde, en 1919 y 1920, Josef Bayer dirigió nuevas investigaciones en el área, identificando dos asentamientos de cazadores de mamuts.

Más de un siglo después, el Instituto Arqueológico de Austria ha retomado las excavaciones con metodologías avanzadas que incluyen análisis de ADN antiguo, estudio de isótopos estables en huesos y dientes, y reconstrucciones paleoclimáticas para comprender mejor las condiciones ambientales en las que vivieron estos cazadores.
Los trabajos en Langmannersdorf forman parte del proyecto europeo MAMBA (Exploring Mammoth Bone Accumulations in Central Europe), que busca analizar y comparar yacimientos de acumulación de huesos de mamut en distintos países, como Polonia, Chequia y Austria. La investigación no solo se centra en las técnicas de caza y aprovechamiento de estos animales, sino también en la dinámica de sus poblaciones y los cambios climáticos que afectaron su supervivencia entre 35.000 y 25.000 años atrás.
Los restos arqueológicos hallados en Langmannersdorf se encuentran actualmente en análisis en la sede del Instituto Arqueológico de Austria en Krems, y una vez estudiados serán trasladados al Museo de Historia Natural de Viena. Parte de los hallazgos también podrían ser exhibidos en el museo local de Perschling, con el objetivo de acercar al público la historia de este importante enclave prehistórico.
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