Un equipo de investigación liderado por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha realizado un descubrimiento arqueológico de gran relevancia en el yacimiento de La Bienvenida-Sisapo, ubicado en Almodóvar del Campo, Ciudad Real, que está transformando nuestra comprensión sobre la expansión de la cultura tartésica hacia el interior de la península ibérica durante la Edad del Hierro.
Las excavaciones, que se han desarrollado en el marco de las últimas convocatorias de investigación del patrimonio arqueológico de Castilla-La Mancha, han sacado a la luz los restos de un imponente edificio religioso de tradición oriental, cuya construcción se remonta al siglo VII antes de Cristo. Este hallazgo no solo confirma la presencia tartésica en la región, sino que también evidencia la búsqueda de nuevos recursos mineros por parte de esta civilización en territorios más allá de su núcleo tradicional.
El santuario, estratégicamente ubicado en una posición elevada junto a un accidente volcánico conocido como el castillejo oriental de La Bienvenida, presenta una serie de características arquitectónicas y rituales que lo vinculan directamente con otros centros religiosos del ámbito fenicio-tartésico.

Entre los elementos más destacados se encuentra un altar ceremonial con forma de piel de toro extendida, una característica típica de los santuarios tartésicos que se ha documentado en otros importantes yacimientos como Caura (actual Coria del Río, Sevilla) y Malaka (Málaga).
La meticulosa labor arqueológica ha permitido identificar distintas fases de uso del edificio, que abarcan desde mediados del siglo VII hasta mediados del siglo VI a.C. Los investigadores han podido documentar cómo el espacio sagrado fue objeto de sucesivas remodelaciones, siempre manteniendo un cuidadoso proceso de desmantelamiento, limpieza y preparación para las nuevas construcciones, lo que demuestra el profundo respeto y la importancia que este lugar tuvo para sus usuarios.
El material arqueológico recuperado ha proporcionado un extraordinario conjunto de evidencias que confirman tanto la función religiosa del edificio como sus conexiones con el mundo mediterráneo. Entre los hallazgos más significativos destacan fragmentos de cerámicas griegas protocorintias, utilizadas en ceremonias de banquetes rituales, y vasos a chardon, grandes recipientes vinculados al culto de la diosa fenicia Astarté.

También se han encontrado betilos de basalto local, que representaban a la divinidad, y diversos elementos relacionados con actividades metalúrgicas, como crisoles, toberas y escorias de cobre y plomo.
Uno de los aspectos más reveladores del descubrimiento ha sido la identificación de un vertedero ritual que contenía restos óseos altamente manipulados de diversos animales, junto con elementos simbólicos como conchas marinas y astrágalos de caprinos modificados, posiblemente utilizados en prácticas adivinatorias.
Este conjunto de materiales proporciona una valiosa información sobre las prácticas rituales y las bases económicas de la población protohistórica de Sisapo.

El hallazgo tiene importantes implicaciones para la comprensión del proceso de urbanización del interior peninsular. Según explica la catedrática Mar Zarzalejos Prieto, investigadora principal del proyecto, este descubrimiento demuestra que la fundación de Sisapo respondió a una estrategia tartésica para controlar los recursos mineros de la zona, incluyendo plata, plomo, cinabrio, mercurio y cobre, e incorporarlos a las redes comerciales mediterráneas bajo el impulso fenicio.
Las investigaciones, que continúan en la actualidad, están siendo llevadas a cabo por un equipo multidisciplinar que incluye expertos de la UNED, la Universidad Autónoma de Madrid y otras instituciones, con el apoyo financiero de la Junta de Castilla-La Mancha, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y el Ayuntamiento de Almodóvar del Campo.
Los resultados de este proyecto no solo están arrojando luz sobre un período crucial de la protohistoria peninsular, sino que también están contribuyendo a entender mejor los procesos de iberización temprana que culminarían en el desarrollo de la cultura oretana en los siglos posteriores.
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