A más de un siglo del hallazgo de la célebre Villa de los Misterios, una nueva obra pictórica de gran envergadura emerge de las excavaciones en el sitio arqueológico de Pompeya, arrojando luz sobre los enigmáticos rituales dionisíacos en el mundo clásico. En una sala de banquetes recientemente descubierta en la Regio IX de la antigua ciudad romana, se ha encontrado un monumental fresco que representa un tíaso o comitiva de Dionisio, con figuras de tamaño casi real.
Este impresionante hallazgo consiste en un friso que se extiende a lo largo de tres de las paredes de la estancia, mientras que el cuarto lado estaba abierto hacia un jardín. Las imágenes representadas muestran escenas vibrantes del séquito del dios del vino: ménades danzantes y cazadoras feroces, satíros con orejas puntiagudas que tocan instrumentos musicales y figuras que ejecutan libaciones con posturas acrobáticas.
En el centro de la composición, destaca la imagen de una mujer acompañada por un anciano sileno que sostiene una antorcha, sugiriendo que se trata de una iniciada en los misterios de Dionisio. Estas ceremonias, propias de los cultos mistéricos de la Antigüedad, prometían a sus seguidores una nueva vida tanto en la tierra como en el más allá.

Uno de los aspectos más fascinantes de este friso es que las figuras parecen situadas sobre pedestales, como si fueran estatuas, aunque sus gestos, tonalidades y vestimentas las dotan de un dinamismo extraordinario. Debido a esta peculiaridad, los arqueólogos han bautizado la residencia donde se encuentra el fresco como la Casa del Tíaso.
El friso ha sido atribuido al Segundo Estilo de la pintura pompeyana, fechado entre los años 40 y 30 a.C., lo que indica que, en el momento de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., esta obra ya contaba con aproximadamente un siglo de antigüedad.
La presencia de este friso en Pompeya ha sido comparada con la famosa Megalografía de los Misterios de la Villa de los Misterios, una de las representaciones más icónicas del culto dionisíaco. Sin embargo, el nuevo hallazgo incorpora un elemento adicional: la caza. Este tema no solo se refleja en las imágenes de las ménades cazadoras, sino también en un friso secundario, ubicado sobre el principal, que muestra escenas de animales vivos y muertos, incluyendo un ciervo, un jabalí destripado y diversas aves y mariscos.

El descubrimiento ha sido calificado como histórico por el Ministro de Cultura de Italia, Alessandro Giuli, quien destacó la importancia de este hallazgo para comprender mejor los rituales mistéricos del mundo antiguo.
El gobierno italiano ha reforzado su compromiso con la investigación arqueológica en Pompeya, destinando recientemente 33 millones de euros para excavaciones, restauraciones y puesta en valor del sitio.
El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, ha subrayado el profundo simbolismo de las imágenes descubiertas, relacionándolas con la representación de la mujer en la Antigüedad.

Según sus declaraciones, las ménades expresaban una dualidad entre la mujer sometida a las normas sociales y aquella que se liberaba en un frenesí místico y salvaje. En este contexto, el friso serviría no solo como un elemento decorativo para los banquetes, sino también como una evocación de las tensiones culturales y religiosas de la época.
Las excavaciones en la Regio IX de Pompeya comenzaron en febrero de 2023 y han sacado a la luz no solo esta impresionante sala, sino también otras estructuras significativas, como una lavandería, una panadería y un complejo termal. Se espera que los trabajos de restauración y conservación permitan la futura apertura de esta área al público de manera permanente.
Mientras tanto, los visitantes pueden acceder a visitas guiadas al sitio de excavación, previa reserva, para conocer de primera mano este nuevo testimonio del esplendor artístico y religioso de la Pompeya prerromana.
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