Ubicado en la costa norte de la isla de Ré, en el suroeste de Francia, La Flotte ha sido, desde tiempos remotos, un enclave estratégico que pudo haber servido como un puerto de encalladura. Su historia arqueológica sugiere que esta zona ha sido testigo de intensas interacciones marítimas desde la Antigüedad, desempeñando un papel clave en los desplazamientos comerciales y bélicos que marcaron el litoral atlántico europeo.

Durante la Alta Edad Media, la isla de Ré y otras islas cercanas fueron utilizadas como refugios para distintas poblaciones en tránsito. Entre los siglos IX y XI, las crónicas medievales documentan incursiones vikingas en la región, lo que refuerza la hipótesis de que La Flotte fue un punto de contacto entre los habitantes locales y las poblaciones del norte de Europa. Los hallazgos arqueológicos en esta zona ofrecen pruebas tangibles de estos intercambios, revelando una historia rica en interacciones culturales y comerciales.

Uno de los hallazgos más significativos en La Flotte es un conjunto de unas cincuenta sepulturas, dispuestas tanto en el interior como en los alrededores de lo que podría haber sido la capilla del priorato de Sainte-Eulalie. Este monasterio, cuya primera mención documental data de 1156, fue destruido durante las guerras de religión, pero sus orígenes exactos siguen siendo desconocidos.

Extrañas tumbas isla Ré carolingias
Peine de hueso o asta en el pecho del individuo enterrado. Crédito: Annie Bolle / Inrap

La ocupación funeraria en este sitio se extiende desde finales del siglo VIII hasta el siglo XV, lo que evidencia un uso continuado del espacio durante más de siete siglos. Además de 48 sepulturas individuales primarias, los arqueólogos han identificado un osario y varias áreas con restos óseos provenientes de enterramientos alterados o superpuestos, lo que sugiere una reutilización del lugar a lo largo del tiempo.

Las tumbas más antiguas, fechadas en la época carolingia (finales del siglo VIII-X siglo), se encuentran todas fuera de la capilla. La mayoría de ellas son simples fosas cubiertas con tablones de madera o, en algunos casos, con una combinación de madera y piedra. No obstante, algunas presentan características atípicas en cuanto a la posición de los cuerpos y la orientación de las tumbas, lo que sugiere posibles prácticas funerarias particulares.

Cinco sepulturas han llamado particularmente la atención de los investigadores debido a la posición inusual en la que fueron depositados los cuerpos. Si bien la norma en los entierros cristianos medievales era colocar a los difuntos boca arriba con las piernas extendidas, tres de los individuos hallados en La Flotte presentaban posturas divergentes: uno de ellos estaba acostado sobre su lado izquierdo con las piernas flexionadas, otro fue enterrado boca abajo y un tercero se encontraba boca arriba, pero con sus extremidades dobladas y elevadas.

Extrañas tumbas isla Ré carolingias
Cuenta de hueso. Crédito: Patrick Ernaux / Inrap

Las razones de estas posturas atípicas aún están siendo analizadas. Podrían haber sido intencionadas o, por el contrario, el resultado del colapso de la estructura funeraria con el paso del tiempo. Independientemente de la causa, dos de estas sepulturas destacan también por su orientación, ya que fueron dispuestas con la cabeza hacia el sur-suroeste, lo que contrasta con la orientación habitual de los entierros cristianos de la época.

Uno de los aspectos más intrigantes de estas sepulturas es la presencia de objetos personales, lo que indica que los difuntos fueron enterrados con parte de su vestimenta o con pertenencias significativas. Este tipo de entierros “vestidos” es una rareza en la época carolingia, lo que refuerza la singularidad de estos individuos dentro de la necrópolis.

Entre los objetos hallados destacan dos peines elaborados en hueso o en asta de ciervo, uno de los cuales presenta un decorado geométrico similar a ejemplares encontrados en la región frisia. También se han descubierto collares y abalorios de ámbar, vidrio, hueso y aleaciones de cobre, elementos característicos del mundo nórdico del siglo IX.

Extrañas tumbas isla Ré carolingias
Hebilla de cinturón de aleación de cobre con decoración de entrelazos. Crédito: Patrick Ernaux / Inrap

En cuanto a los objetos metálicos, se identificó un cuchillo de hoja pivotante, un modelo que ya se había registrado en el sureste de Inglaterra. Asimismo, una de las tumbas contenía una hebilla de cinturón de aleación de cobre, posiblemente con un revestimiento de plata, decorada con un intrincado motivo de entrelazados que recuerda al arte anglosajón.

Los estudios detallados de estos objetos están en marcha para determinar con mayor precisión su origen y fabricación. En particular, el análisis de las perlas de vidrio, los restos de materia orgánica de los peines y los fragmentos de textiles adheridos a ciertos objetos podrían arrojar luz sobre las rutas comerciales y las influencias culturales implicadas en este yacimiento.

Las dataciones por radiocarbono de las sepulturas, así como los estudios isotópicos y genéticos de los restos óseos, podrían proporcionar pistas fundamentales sobre el origen geográfico y el estatus social de los individuos enterrados en La Flotte. Hasta el momento, los investigadores manejan dos hipótesis principales: que se trate de individuos de origen extranjero que fueron enterrados en un cementerio local. O que fuesen habitantes locales con un estatus privilegiado, manifestado a través de su indumentaria y pertenencias incluso después de su muerte.

Cualquiera que sea la respuesta definitiva, la excavación de La Flotte ha aportado pruebas arqueológicas concretas de los intercambios entre la isla de Ré y el mundo nórdico. Estos hallazgos confirman que la isla formaba parte de un amplio sistema de comercio y conflictos que conectaba las costas atlánticas de Europa durante la Alta Edad Media.



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