El Teylers Museum de Haarlem es el museo más antiguo de los Países Bajos, fundado en 1778 . Sus fondos incluyen fósiles, monedas, minerales, instrumental científico y una colección de pinturas de artistas famosos, como Miguel Ángel, Ribera, Claudio de Lorena o Guercino, entre otros. Pero la pieza más curiosa que se puede contemplar en el Teylers Museum es la conocida como Topje van de Mont Blanc (Cumbre del Mont Blanc) un pequeño pedazo de roca que se cortó de la cima de la montaña homónima tras una ascensión en 1787 y que en el imaginario popular era tomado por una especie de piramidión natural.

El responsable de bajarlo fue Horace-Benédict de Saussure, un aristócrata suizo, natural de Chêne-Bougeries, donde nació en 1740, que tras una visita a la Royal Society de Londres dejó su trabajo de profesor de filosofía en la Academia de Ginebra para centrar su atención en las ciencias naturales, especialmente geología y botánica, esta última ya cultivada desde niño a cargo de su tío, el naturalista Charles Bonnet.

Tal afición sobrevenida fue la que le llevó a recorrer los Alpes para estudiarlos a fondo y, deseando saber la altitud exacta del Mont Blanc, ofreció una recompensa para el primero que lo coronase. Él mismo lo intentó varias veces, aunque al final se le adelantaron Jacques Balmat y Mochel Baccard en 1786. Saussure lo consiguió al año siguiente, en una expedición en la que iba acompañado de su mayordomo más dieciocho guías y porteadores, pasando dos semanas allá arriba para hacer mediciones y observaciones meteorológicas.

Cumbre Mont Blanc roca cortada
La Topje van de Mont Blanc expuesta en el Teylers Museum. Crédito: Steven Lek / Wikimedia Commons

Los trabajos publicados y los inventos salidos de su mente (cianómetro, diafanómetro, anemómetro, eudiómetro, horno solar) o mejorados (magnetómetro, higrómetro, evaporímetro) le hicieron ser elegido miembro de la Real Academia Sueca de Ciencias, la Academia de Ciencias de París y la mencionada Royal Society londinense, además de ser considerado uno de los creadores del alpinismo.

Sin embargo, a partir de 1791 su salud decayó y en sus últimos años pasó apuros económicos. Falleció ocho años más tarde, dejando viuda (Albertine Amelie Boissier) y tres hijos (uno de los cuales, Nicolas-Théodore, fue un afamado químico, estudioso de la fotosíntesis), pero su nombre ha pasado a la posteridad e incluso ha servido para bautizar un cráter lunar y un género vegetal (Saussurea). Ahora bien, lo que nos interesa aquí, decíamos, es el episodio del Mont Blanc porque de su cumbre tomó la reseñada Topje van de Mont Blanc.

Se trata de una pequeña roca de forma piramidal que se llevó no sólo como trofeo sino como muestra mineralógica. Porque Saussure no era un mero escalador sino un científico, como demuestra el hecho de que necesitase aquella legión de porteadores para subirle el instrumental y que una vez en la cima se instalase en una tienda de campaña con el fin de pernoctar mientras durasen las mediciones y experimentos que quería llevar a cabo.

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Monumento erigido en Chamonix en honor de Jacques Balmat y Horace-Benédict de Saussure. Crédito: Sebleouf / Wikimedia Commons

Entre ellos estaba comprobar cuántos metros de altitud tenía la montaña, para lo cual anotaba el punto de ebullición del agua a diferentes cotas, usando un quemador de alcohol, y calculaba la diferencia; logró bastante precisión al estimar la temperatura, aunque se equivocó por 32 metros en el tamaño de la montaña, que él calculó en 4775 metros y hoy sabemos que alcanza los 4807.

Situado hoy entre Francia e Italia como una frontera natural, es el techo de la Unión Europea. Saussure puso de moda al Mont Blanc, lo que fomentó el turismo a Suiza en general -Italia aún no existía como estado unificado-y el valle de Chamonix en particular.

Cuando pisó la cumbre, hacía casi una década que existía en la ciudad de Haarlem el Museo Teylers, fundado a partir de la donación póstuma de un importante banquero menonita entusiasta de la Ilustración, Pieter Teyler van der Hulst, en cuya mansión se ubica. Y precisamente entonces estaba centrado en reunir piezas de una ciencia que se había vuelto muy popular en esa segunda mitad del siglo XVIII y cuya denominación, por cierto, acuñó el erudito suizo: geología.

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La Topje van de Mont Blanc. Crédito: Teylers Museum / Wikimedia Commons

Saussure volvió del Mont Blanc con un pedazo de roca que arrancó de la parte más alta: un granito biotítico, es decir, un granito con una parte importante de biotita (un filosilicato tipo mica negra); esa montaña, formada durante la orogenia herciniana, es fundamentalmente un plutón intrusivo de granito y gneis, predominando el primero en la parte septentrional y el segundo en la meridional, aunque suele estar cubierto de hielo.

Ahora bien, la Topje van de Mont Blanc no fue incorporada al museo hasta 1802, cuando la compró Martin van Marum. Filósofo, médico, botánico, geólogo y paleontólogo, este ilustrado natural de Delft -que tenía entonces cuarenta y nueve años- también formaba parte de la Royal Society, además de ser secretario de la Sociedad Holandesa de las Ciencias y director del Teylers.

Aunque sus mayores aportaciones científicas serían en los campos de la física (concretamente la electricidad: inventó un generador electrostático que todavía se exhibe en el museo) y la química (colaboró con Lavoisier y descubrió el ozono), siempre manifestó un gran interés por la geología y solía adquirir minerales y fósiles en subastas (de estos últimos, por ejemplo, se hizo con un cráneo de Mosasaurus, el saurópsido gigante que salía en la película Jurassic World).

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La Sala Oval del Tenyers Museum tal como era en 1800, según una pintura de Wybrand Hendricks; hoy mantiene un aspecto casi idéntico. En primer término, el generador electrostático de Martin van Marum. Crédito: Dominio público / Wikimedia Commons

A veces le timaban dándole gato por liebre porque la paleontología aún estaba en pañales, pero con los minerales no había tanto problema. De la expedición de Saussure se quedó con parte del instrumental empleado para formar una colección temática que, a lo largo de los quince años siguientes a la muerte de Saussure, iría creciendo con más cosas: dibujos, grabados e incluso una colección de minerales pertencientes al difunto y que reunió ex profeso su hijo Nicolas-Théodore.

En 1799, el mismo año de la muerte de Saussure, fue un paso más allá y por nueve florines compró una maqueta del Mont Blanc que había hecho en 1787 Charles François Exchaquet, un ingeniero y cartógrafo suizo aficionado al alpinismo. Van Marum la convirtió en un diorama representando sobre ella la ruta seguida por Saussure, lo que, junto con las piezas adquiridas y la documentación -escrita y gráfica-, contextualizaba la Topje van de Mont Blanc.

El conjunto, coloreado de forma informativa en vez de realista, tiene una escala 1: 15.000 y mide un metro de largo por 64 de ancho y 35 de fondo. El Muséum d’Histoire Naturelle de la Ville de Ginebra tiene otra copia del diorama, pero es en la vitrina central de la Ovale Zaal (Sala Ovalada) del Teylers, la primera que tuvo éste, donde se expone la original junto con la Topje, el «piramidión» del Mont Blanc.



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