Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Viena, ha revelado que el Sistema Solar atravesó la compleja región de formación estelar de Orión, una estructura vinculada a la denominada Onda Radcliffe, hace aproximadamente 14 millones de años. Este recorrido interestelar podría haber reducido el tamaño de la heliosfera, la burbuja protectora que envuelve nuestro sistema planetario, permitiendo una mayor entrada de polvo interestelar a la Tierra, lo que podría haber dejado huellas en registros geológicos y haber tenido implicaciones en el clima terrestre. El hallazgo, publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, establece un vínculo interdisciplinario fascinante entre la astrofísica, la paleoclimatología y la geología.
El desplazamiento del Sistema Solar a través de la Vía Láctea lo conduce por diferentes entornos galácticos, cada uno con sus características físicas y químicas particulares. Es como un barco navegando por mares con condiciones cambiantes, explica Efrem Maconi, estudiante de doctorado en la Universidad de Viena y autor principal del estudio. En su trayecto, nuestro Sol encontró una región con mayor densidad de gas cuando atravesó la Onda Radcliffe en la constelación de Orión.
Gracias a los datos recopilados por la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) y observaciones espectroscópicas, el equipo logró determinar con precisión que el paso del Sistema Solar por la región de Orión ocurrió hace aproximadamente 14 millones de años. Este descubrimiento amplía el conocimiento que tenemos sobre la Onda Radcliffe, señala João Alves, profesor de astrofísica en la Universidad de Viena y coautor del estudio. Esta estructura galáctica de gran extensión y forma ondulada está compuesta por diversas regiones de formación estelar interconectadas, entre ellas el famoso complejo de Orión, por el cual nuestro sistema planetario realizó su viaje interestelar.

Durante esta travesía, la región de Orión albergaba cúmulos estelares en pleno proceso de formación, como NGC 1977, NGC 1980 y NGC 1981. Desde la Tierra, esta zona es visible en el cielo nocturno de invierno en el hemisferio norte y en verano en el hemisferio sur. Basta con buscar la constelación de Orión y la nebulosa de Orión (Messier 42), ya que nuestro Sistema Solar proviene de esa dirección, explica Alves.
Uno de los efectos potenciales de este encuentro galáctico es el incremento de polvo interestelar en la atmósfera terrestre. Dicho material podría haber introducido elementos radiactivos provenientes de explosiones de supernovas, cuyos vestigios podrían encontrarse en los registros geológicos del planeta. Si bien la tecnología actual aún no es lo suficientemente sensible para detectar estas trazas con certeza, los avances futuros podrían hacer posible su identificación, señala Alves.
Según el estudio, el paso del Sistema Solar por la región de Orión ocurrió entre hace aproximadamente 18,2 y 11,5 millones de años, con una probabilidad máxima de que haya sucedido entre hace 14,8 y 12,4 millones de años. Curiosamente, este lapso coincide con la Transición Climática del Mioceno Medio, un período marcado por un cambio de un clima cálido y variable hacia un enfriamiento progresivo que llevó a la consolidación de la capa de hielo antártica a escala continental. Aunque los investigadores sugieren que el polvo interestelar podría haber influido en este cambio climático, enfatizan que se requieren estudios adicionales para confirmar una relación causal directa.

A pesar de que los mecanismos exactos detrás de la Transición Climática del Mioceno Medio aún no se comprenden completamente, las reconstrucciones disponibles sugieren que una disminución sostenida en la concentración de dióxido de carbono atmosférico fue la causa principal de este enfriamiento, explica Maconi. Sin embargo, nuestro estudio destaca que el polvo interestelar resultante del cruce de la Onda Radcliffe podría haber desempeñado un papel adicional en este proceso.
No obstante, los investigadores enfatizan que este evento geológico no puede compararse con el cambio climático contemporáneo, ya que la Transición del Mioceno Medio ocurrió a lo largo de cientos de miles de años, mientras que el calentamiento global actual está ocurriendo en una escala de décadas a siglos debido a la actividad humana.
Este estudio aporta una pieza clave al rompecabezas de la historia reciente del Sistema Solar, situándolo en el contexto más amplio de la Vía Láctea. Somos habitantes de la galaxia, y la misión Gaia de la ESA nos ha permitido rastrear nuestra ruta reciente a través del mar interestelar, permitiendo a astrónomos, geólogos y paleoclimatólogos trabajar juntos para comprender mejor estos fenómenos, concluye Alves.
En futuras investigaciones, el equipo liderado por Alves planea analizar con mayor detalle el entorno galáctico por el que ha viajado el Sol en su recorrido por la galaxia, con el fin de determinar qué otros factores podrían haber influenciado a nuestro planeta a lo largo de su historia.
FUENTES
E. Maconi, J. Alves, et al., The Solar System’s passage through the Radcliffe wave during the middle Miocene. Astronomy & Astrophysics, 2025; 694: A167 DOI: 10.1051/0004-6361/202452061
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