El descubrimiento de un candado romano en miniatura, de dimensiones inferiores a una moneda de un euro, ha sido presentado en Münster por la Asociación Regional Westfalia-Lippe (LWL). Este objeto, que data del siglo III o IV d.C., se distingue no solo por su tamaño excepcionalmente reducido, de apenas 1,2 por 1,1 centímetros, sino también por ser un hallazgo único en Europa.
El Dr. Georg Lunemann, director del LWL, expresó su entusiasmo por este hallazgo: Es impresionante que en Westfalia podamos encontrar piezas arqueológicas de tal relevancia. A pesar de su diminuto tamaño, el valor histórico y cultural de este candado es incalculable.
La Dra. Barbara Rüschoff-Parzinger, especialista en arqueología y representante cultural del LWL, destacó que este objeto, por su estructura y decoración, se ajusta a los diseños de los candados cilíndricos romanos utilizados para proteger cofres y contenedores valiosos.

El candado fue descubierto en 2023 en un campo de cultivo en Petershagen-Frille, en el distrito de Minden-Lübbecke, por el explorador con licencia Constantin Fried. Al notificar su hallazgo al equipo de arqueología del LWL en Bielefeld, los expertos quedaron sorprendidos. Fried relató su asombro al descubrir la pequeña pieza dorada: Cuando lo tuve en mis manos, me costó creerlo, ya que los candados romanos suelen ser mucho más grandes y estar hechos de hierro o bronce.
Las investigaciones preliminares sugieren que el candado pudo haber llegado a Westfalia por diversas vías, ya fuera como un objeto comercializado, un botín de guerra o un recuerdo traído por un soldado que había servido en el ejército romano.
El Dr. Michael Rind, director de la sección arqueológica del LWL, señaló que la pieza debió de ser considerada un objeto excepcionalmente raro y valioso en su época, independientemente de si mantenía su funcionalidad original.

El candado, que carece de su llave y cadena original, está compuesto por dos placas cilíndricas aseguradas con tres remaches de oro. Su decoración detallada y su minuciosa manufactura sugieren que fue fabricado en un taller especializado en las provincias romanas.
Para analizar su estructura interna, los expertos recurrieron a tecnologías avanzadas de imagen. Las radiografías tradicionales no arrojaron resultados útiles debido a la densidad del oro, por lo que los investigadores optaron por una tomografía computarizada con neutrones, una técnica utilizada raramente en arqueología.
Esta metodología permitió visualizar con claridad los elementos internos del mecanismo, incluyendo un marco con resorte, un pestillo y una placa base.

Los análisis revelaron que el candado había sido manipulado en el pasado, posiblemente para intentar forzarlo. A pesar de los daños, los investigadores lograron reconstruir su mecanismo, permitiendo la creación de una reproducción funcional a escala cuatro veces mayor. Esta réplica, elaborada por un restaurador del LWL, muestra cómo la pieza original debió operar y confirma la complejidad técnica de su diseño.
El hallazgo de este candado miniatura representa un testimonio excepcional del alto nivel de artesanía de los cerrajeros romanos y del contacto entre las poblaciones locales de Westfalia y el Imperio Romano. Según la Dra. Rüschoff-Parzinger, este objeto ofrece pistas valiosas sobre las interacciones comerciales y culturales entre las élites locales y la influencia romana.
Las preguntas sobre su origen y función exacta siguen abiertas: ¿Fue una pieza única encargada para alguien de alto estatus? ¿Existieron más candados de este tipo que aún no han sido descubiertos? Los investigadores continúan explorando estas cuestiones, con la esperanza de arrojar más luz sobre la historia de este enigmático objeto romano.
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.