Un grupo de científicos ha encontrado pistas en los grupos sanguíneos que explican cómo los humanos modernos lograron sobrevivir y extenderse desde África hacia el resto del mundo. Publicado en la revista Scientific Reports, el estudio compara los genes de los grupos sanguíneos de los Homo sapiens y los neandertales para entender mejor nuestra historia como especie.
Los grupos sanguíneos, como el ABO y el Rh, no solo sirven para saber qué tipo de sangre podemos recibir en una transfusión. También son una ventana al pasado que nos muestra cómo los humanos se adaptaron a enfermedades y nuevos entornos. Este estudio se centró en 22 Homo sapiens y 14 neandertales que vivieron entre hace 120.000 y 20.000 años.
Cuando los Homo sapiens salieron de África hace unos 70.000 años, llevaron consigo nuevas variantes de genes que los ayudaron a sobrevivir en diferentes climas y a resistir enfermedades. En contraste, los neandertales, que ya vivían en Eurasia desde hacía mucho tiempo, no desarrollaron tanta diversidad en sus grupos sanguíneos.
Una de las mayores diferencias entre Homo sapiens y neandertales está en su capacidad de adaptarse. Los Homo sapiens tenían una mayor variedad de genes en sus grupos sanguíneos, lo que les permitió enfrentar mejor nuevos desafíos. Por ejemplo, los sapiens tenían genes que los protegían contra enfermedades en diferentes partes del mundo.

Los neandertales, por otro lado, mantuvieron genes más antiguos y menos variados. Un ejemplo de esto es un gen relacionado con el sistema Rh que sigue presente en algunas personas de Oceanía. Este gen probablemente llegó a ellos a través de los cruces entre sapiens y neandertales hace miles de años.
Mientras que los Homo sapiens seguían evolucionando y adaptándose, los neandertales enfrentaron más dificultades para sobrevivir en un mundo que cambiaba rápidamente. Esto pudo ser una de las razones de su extinción.
La diversidad genética de los Homo sapiens fue clave para su éxito evolutivo, mientras que la estabilidad genética de los neandertales pudo limitar su capacidad de adaptarse a cambios rápidos, explican los autores.
El estudio también encontró genes en humanos antiguos que ya no están presentes en las personas modernas. Estos genes podrían ser parte de linajes que desaparecieron con el tiempo. Por ejemplo, un humano llamado Ust’Ishim, que vivió en Siberia hace 45.000 años, tenía genes únicos que no se encuentran en nadie vivo hoy.
Entender los grupos sanguíneos del pasado no solo nos ayuda a conocer nuestra historia. También tiene aplicaciones prácticas en la actualidad. Por ejemplo, saber cómo evolucionaron estos genes puede mejorar la seguridad en transfusiones de sangre y tratamientos durante el embarazo.
Además, estudiar cómo los humanos antiguos se protegieron de enfermedades puede darnos pistas para enfrentar problemas de salud en el presente. Un caso conocido es el sistema Duffy, cuyos genes ayudan a algunas personas en África a resistir la malaria.
Gracias a estos descubrimientos, podemos entender mejor cómo nuestra especie logró conquistar el mundo y enfrentarse a los desafíos que encontró en el camino, concluyen los investigadores.
FUENTES
Mazières, S., Condemi, S., El Nemer, W. et al. Rapid change in red cell blood group systems after the main Out of Africa of Homo sapiens. Sci Rep 15, 1597 (2025). doi.org/10.1038/s41598-024-83023-0
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