En el corazón de la región del Ática en Grecia, entre las majestuosas colinas del Monte Himeto, hay un lugar enigmático que ha sido testigo del paso del tiempo y de la devoción de antiguos pueblos. La Cueva del Ninfólepto es un sitio arqueológico de excepcional importancia histórica y cultural. Este lugar, rodeado de mitos y esculturas talladas directamente en la roca, ha fascinado a exploradores, historiadores y arqueólogos desde el siglo XVIII.
Se encuentra a una altitud de 260 metros en la colina Krebati, al norte de Vari, en las laderas meridionales del Monte Himeto. En su interior creó un santuario a las ninfas un ciudadano de la isla de Tera (actual Santorini), que se había trasladado al Ática en algún momento del siglo V a.C. Se llamaba Arquedemo, pero hoy se le recuerda como el ninfólepto.
La ninfolepsia era la creencia de los antiguos griegos según la cual las personas podían ser poseídas e inspiradas por las ninfas, seres mitológicos con forma de bellas mujeres asociados con la naturaleza, los bosques y el agua. Los ninfóleptos dedicaban su vida a rendirles culto y construir santuarios en su honor.
En la roca de la cueva Arquedemo, que probablemente era escultor, esculpió numerosos relieves y dejó inscripciones en las que indica que creó el santuario para las ninfas, por las que estaba poseído. De dichas inscripciones se deduce también que en su interior construyo una vivienda y un jardín para las ninfas, así como un pozo.
El acceso al lugar, incluso en la actualidad, no es sencillo. Aunque se puede llegar desde Vari en aproximadamente una hora a pie, el camino es empinado y angosto. Este aislamiento contribuyó a preservar el sitio a través de los siglos. Una vez frente a entrada de la cueva, que tiene apenas 5 por 2 metros de anchura y una inclinación casi vertical, hay que descender unos escalones tallados en el borde, hoy muy desgastados.
En el interior la sala principal tiene una longitud de 26 metros y un ancho de 23 por 10 metros de altura. Las paredes, que imitan la fachada de un templo, están llenas de representaciones de figuras mitológicas, relieves votivos y escalinatas ceremoniales, e incluso hay un objeto que recuerda a un omphalos (representación del ombligo del mundo).
Entre las obras más destacadas se encuentra un relieve que muestra al propio Arquedemo equipado con martillo y cincel, una representación que probablemente simboliza su rol como creador y protector del lugar, y que es posiblemente el primer autorretrato de la historia.
También hay esculturas como una figura femenina sentada en un trono, posiblemente una diosa, aunque su identidad exacta sigue siendo incierta debido a la falta de la cabeza.
Otra cámara separada de la principal por una pared de estalactitas incluye altares y pequeñas capillas dedicadas a Pan y Apolo, por lo que al lugar también se le conoce como Cueva de Pan.
Hasta el siglo III a.C. la cueva sirvió como centro de culto para campesinos y pastores locales, quienes rendían homenaje a Pan, las ninfas y Apolo, en busca de protección para sus cultivos y ganado. En algún momento de ese siglo, por motivos que se desconocen, el santuario fue abandonado.
Tras varios siglos de abandono, experimentó un breve resurgimiento en época romana durante el reinado de Constantino el Grande (307-337 d.C.), posiblemente como santuario cristiano, ya que se encontraron lámparas de aceite con motivos cristianos junto a restos destruidos de esculturas paganas.
Sin embargo, investigaciones recientes cuestionan esta interpretación, sugiriendo que los elementos cristianos pueden haber sido utilizados simplemente por falta de alternativas, mientras que la adoración pagana continuó en secreto.
El Santuario del Ninfólepto fue redescubierto por Richard Chandler en 1765. Desde entonces, el lugar atrajo la atención de otros viajeros, incluidos poetas como Lord Byron. Sin embargo, no fue hasta 1901 que se llevaron a cabo excavaciones sistemáticas bajo la dirección de Charles Heald Weller, de la Escuela Americana de Estudios Clásicos en Atenas.
Durante estas excavaciones, se descubrieron cientos de lámparas de aceite, inscripciones y relieves, dos de los cuales ahora se exhiben en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Aunque el lugar no es actualmente un sitio arqueológico organizado y las escaleras de acceso están en ruinas, sigue siendo un destino fascinante, una ventana a un mundo en el que la naturaleza, la religión y el arte estaban profundamente entrelazados.
El espíritu de Arquedemo, poseído por las ninfas, continúa susurrando en la cueva las historias de aquellos que alguna vez buscaron en su refugio respuestas a los misterios de la vida y la divinidad.
FUENTES
Weller, C. H. (1903). The Cave at Vari. I. Description, Account of Excavation, and History. American Journal of Archaeology, 7(3), 263–288. doi.org/10.2307/496689
Thallon, I. C. (1903). The Cave at Vari. III. Marble Reliefs. American Journal of Archaeology, 7(3), 301–319. doi.org/10.2307/496691
Ministerio de Cultura de Grecia, Cave of the Nympholept or Pan or Archedimos
Chandler, Richard D. D., Travels in Greece: or an Account of a Tour Made at the Expense of the Society of Dilettanti
Wikipedia, Vari Cave
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