Un estudio reciente investiga dos enigmáticos objetos interestelares descubiertos gracias a observaciones con el telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) y el satélite AKARI. Estos cuerpos, ocultos tras densas nubes de gas y polvo, podrían representar un tipo de objeto interestelar hasta ahora desconocido. La investigación, liderada por el astrofísico Takashi Shimonishi y su equipo, plantea preguntas fundamentales sobre la química y la evolución de regiones remotas de nuestra galaxia.

Los objetos, denominados provisionalmente como “Objeto 1” y “Objeto 2”, fueron identificados inicialmente en un estudio espectroscópico realizado con el satélite AKARI, que detectó intensas características de absorción de hielo y polvo. Estos rasgos son comunes en objetos asociados a estrellas jóvenes en formación o estrellas situadas detrás de densas nubes de gas. Sin embargo, estos cuerpos se ubican fuera de las conocidas regiones de formación estelar y carecen de una asociación evidente con nubes densas catalogadas.

El equipo utilizó ALMA para analizar emisiones moleculares específicas, como las provenientes de monóxido de carbono (CO) y monóxido de silicio (SiO), revelando sorprendentes pistas sobre su composición y entorno. La naturaleza de estos objetos sigue siendo un enigma, pero sus características podrían sugerir un nuevo tipo de cuerpo interestelar, señalan los investigadores.

El estudio describe que ambos objetos presentan un tamaño extremadamente compacto y están rodeados de gas molecular con altas proporciones de SiO en relación con CO, una configuración típica de regiones impactadas por shocks de alta energía. Además, las observaciones revelaron anchuras de línea amplias en las emisiones moleculares, lo que indica movimientos turbulentos o procesos no térmicos en su entorno.

Objetos interestelares  hielo
Ambos objetos vistos por el telescopio ALMA. Crédito: T. Shimonishi et al. / Atacama Large Millimeter/submillimeter Array

Otro hecho intrigante es que, a pesar de mostrar profundas características de absorción de hielo y polvo que indican una extinción visual (AV) cercana a 100 magnitudes, no se detectó emisión continua en las longitudes de onda del submilímetro. Este resultado sugiere que los objetos tienen un tamaño físico pequeño, estimado entre 100 y 1.000 unidades astronómicas, y que están altamente compactados.

Ambos objetos se encuentran en la dirección del brazo Crux-Scutum de la Vía Láctea, una región donde se concentran estrellas y gas interestelar. Sin embargo, las velocidades sistémicas de estos cuerpos, medidas a través del desplazamiento Doppler de las emisiones moleculares, los separan cinemáticamente de las nubes de gas circundantes. Esto sugiere que están aislados, flotando en regiones más remotas del espacio interestelar.

El análisis cinemático también permitió estimar distancias de aproximadamente 9,3 y 13,4 kiloparsecs para los Objetos 1 y 2, respectivamente, colocándolos en las partes más alejadas de nuestra galaxia. A estas distancias, sus luminosidades bolométricas se calculan entre 500 y 750 veces la del Sol, lo que podría sugerir que son restos de estrellas de masa intermedia o fenómenos completamente nuevos.

Los investigadores compararon las propiedades de los objetos con las de otras fuentes conocidas de absorción de hielo en el cosmos, como protoestrellas, estrellas evolucionadas ricas en oxígeno (OH/IR) y discos protoplanetarios. Sin embargo, las características únicas de estos cuerpos no encajan fácilmente en ninguna categoría establecida.

Por ejemplo, los objetos muestran espectros de energía que alcanzan su máximo alrededor de los 5 micrones, pero carecen de emisión significativa en longitudes de onda más largas, un comportamiento atípico para protoestrellas o discos de acreción. Además, aunque comparten algunas similitudes con estrellas evolucionadas, las especies moleculares detectadas, como el metanol (CH3OH) y el monóxido de carbono, no son comunes en estos escenarios.

El descubrimiento de estos objetos plantea preguntas fundamentales sobre la química interestelar y los procesos físicos en ambientes extremos. Podrían ser remanentes de procesos violentos o nuevos tipos de sistemas en evolución. Aún no sabemos cuántos más existen, dicen los investigadores. Los resultados también destacan la importancia de futuras misiones y telescopios para rastrear objetos similares y profundizar en su naturaleza.


FUENTES

Takashi Shimonishi, Takashi Onaka, Itsuki Sakon, ALMA Observations of Peculiar Embedded Icy Objects. arXiv:2501.05008 astro-ph.GA, doi.org/10.48550/arXiv.2501.05008


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