Un equipo internacional de investigadores, liderado por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ha llevado a cabo un estudio arqueogenético sin precedentes sobre la vida y estructura de las comunidades ávaras en la Alta Edad Media (567-822 d.C.)
En particular, el análisis de los restos humanos de más de 700 individuos enterrados en los cementerios de Mödling y Leobersdorf, ubicados al sur de Viena, ha proporcionado hallazgos sorprendentes. Estos sitios, que se encuentran a poca distancia entre sí, evidenciaron diferencias genéticas significativas, pero también revelaron un nivel notable de integración cultural entre comunidades de orígenes dispares.
El estudio se centró en dos cementerios clave. En Leobersdorf, los restos humanos analizados mostraron predominantemente orígenes genéticos de Asia Oriental, mientras que en Mödling predominaban los ancestros europeos. A pesar de esta diferencia genética tan marcada, ambas comunidades convivieron durante al menos seis generaciones.
Los hallazgos genéticos, realizados con técnicas avanzadas de análisis de ADN antiguo, permitieron reconstruir árboles genealógicos que se extendían a lo largo de seis generaciones en cada sitio.

Los datos revelaron que los vínculos familiares dentro de cada comunidad eran sólidos, aunque no se identificaron relaciones consanguíneas entre parientes lejanos. Asimismo, casi ninguna madre enterrada en estos cementerios tenía ascendencia local, lo que sugiere que las mujeres procedían de otras comunidades.
En Leobersdorf, estas mujeres eran de linaje asiático oriental, mientras que en Mödling eran de ascendencia europea. Sin embargo, ambas comunidades compartían prácticas culturales similares, lo que subraya una integración social exitosa a pesar de las diferencias genéticas.
La coexistencia pacífica entre las comunidades es un aspecto notable del estudio. A pesar de la reputación histórica de los ávaros como guerreros, los esqueletos analizados no presentaban heridas de batalla ni signos de desnutrición, y las armas eran raramente colocadas en las tumbas.
Según Doris Pany-Kucera, antropóloga del Museo de Historia Natural de Viena, estos hallazgos coinciden con registros históricos que describen esta época como un periodo de estabilidad en la cuenca de Viena.

Aunque las diferencias genéticas entre Mödling y Leobersdorf eran evidentes, las comunidades compartían símbolos de estatus, como adornos y broches decorados con figuras de grifos, típicos de la cultura ávara.
Según Walter Pohl, historiador de la Academia Austríaca de Ciencias, estas similitudes culturales indican que ambas comunidades se identificaban como parte del mismo grupo étnico, a pesar de sus diferencias biológicas.
El estudio, llevado a cabo como parte del proyecto HistoGenes financiado por el Consejo Europeo de Investigación, no solo responde a interrogantes sobre la ascendencia de los ávaros, sino que también abre nuevas puertas para investigaciones interdisciplinarias.
Johannes Krause, director del Instituto Max Planck, destacó que el cementerio de Mödling es uno de los sitios más grandes analizados genéticamente hasta la fecha, lo que proporciona una base sólida para futuros estudios en arqueología, antropología y genética.
Además, los hallazgos desafían la idea de que los genes y la cultura deben estar siempre alineados. En este caso, la integración cultural prevaleció sobre las diferencias biológicas, mostrando que las identidades étnicas pueden construirse más sobre prácticas compartidas que sobre ascendencia genética.
FUENTES
Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology
Wang, K., Tobias, B., Pany-Kucera, D. et al. Ancient DNA reveals reproductive barrier despite shared Avar-period culture. Nature (2025). doi.org/10.1038/s41586-024-08418-5
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