La monumental Domus Aurea, la residencia palaciega construida por el emperador Nerón en el corazón de Roma, sigue revelando secretos fascinantes. Recientes investigaciones arqueológicas han sacado a la luz un hallazgo único que aporta información crucial sobre las técnicas y materiales empleados en la decoración de sus fastuosas estancias. Dos vasijas utilizadas durante la construcción del palacio han sido descubiertas, destinadas a la preparación de cal y a la conservación y tratamiento de pigmentos de colores. Este hallazgo incluye una colección notable de pigmentos, entre los cuales destaca un lingote de azul egipcio de dimensiones excepcionales.
En el marco de las excavaciones recientes, los arqueólogos encontraron vestigios de talleres donde se elaboraban los materiales decorativos para los frescos que adornaban la residencia imperial. En las vasijas recuperadas se identificaron restos de pigmentos sometidos a análisis microscópicos y espectroscópicos.
Entre estos materiales se halló ocre amarilla dentro de una ánfora, así como pigmentos en tonos rojizos como el reálgar y la tierra roja. Sin embargo, el descubrimiento más sorprendente fue un lingote de azul egipcio de 15 centímetros de altura y 2,4 kilogramos de peso, un tamaño sin precedentes en el ámbito arqueológico.

El azul egipcio, también conocido como «frit», es un pigmento sintético que no se encuentra en la naturaleza. Se fabrica a través de un proceso de cocción a altas temperaturas de una mezcla de silicio, roca caliza, minerales con cobre y carbonato de sodio. Este procedimiento fue descrito por el arquitecto romano Vitruvio en su obra De Architectura (Libro VII, capítulo 11).
Conocido desde al menos el tercer milenio antes de Cristo en Egipto y Mesopotamia, el azul egipcio se difundió por el Mediterráneo antiguo y se convirtió en un elemento esencial en las decoraciones pictóricas romanas. Se utilizaba para crear efectos cromáticos sofisticados y luminosos, a menudo en combinación con otros pigmentos. Entre sus aplicaciones destacan la creación de sombras frías en el tono de piel de las figuras, el sombreado de los pliegues en las vestimentas y la iluminación de los ojos en las composiciones artísticas.
El tamaño y peso del lingote encontrado en la Domus Aurea lo convierten en una rareza excepcional. Habitualmente, este pigmento se encuentra en forma de polvo o como pequeñas esferas, como lo demuestran los descubrimientos realizados en Pompeya. La presencia de un lingote tan grande sugiere un alto grado de especialización de los artesanos que trabajaron en el palacio de Nerón y subraya el lujo y la sofisticación de las decoraciones imperiales.

Según Alfonsina Russo, directora del Parque Arqueológico del Coliseo, el descubrimiento de este lingote y otros pigmentos confirma la habilidad y creatividad de las maestranzas que trabajaron en las decoraciones del palacio, utilizando materiales extremadamente costosos y técnicas avanzadas para su época.
Este descubrimiento también tiene implicaciones para el estudio del arte renacentista. Durante el Renacimiento, los artistas redescubrieron los frescos de la Domus Aurea, inspirándose en ellos para sus propias obras. Ejemplo de ello es El triunfo de Galatea de Rafael, donde el azul egipcio contribuyó a los efectos luminosos de la composición.
El hallazgo conecta, así, dos periodos clave de la historia del arte: el esplendor decorativo del Imperio romano y la reinterpretación renacentista de sus técnicas. La investigación en curso podría arrojar nueva luz sobre la evolución de los materiales y los métodos empleados en ambas épocas.
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