Un nuevo hallazgo arqueológico en Pompeya ha revelado un complejo termal dentro de una domus privada, acompañado de un salón para banquetes, que se erige como un claro ejemplo de cómo la arquitectura romana no solo respondía a necesidades funcionales, sino que también servía como escenario para demostrar el estatus social y cultural de sus propietarios. Este descubrimiento tuvo lugar en la insula 10 de la Regio IX.

La domus, que ocupaba la parte sur de la insula, era un verdadero emblema del poder y la sofisticación de su dueño. Las decoraciones murales en el II y III Estilo revelan una historia de prestigio que se remonta a los últimos años de vida de la ciudad, antes de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

Este espacio no solo funcionaba como hogar, sino también como un lugar estratégico para actividades sociales y políticas, como muestra la conexión directa entre los baños termales y el gran salón de banquetes, conocido como el “salón negro”.

Complejo termal Pompeya
Vista del frigidarium del complejo termal. Crédito: Parco archeologico di Pompeii

El director Gabriel Zuchtriegel subraya que estas áreas no eran simples espacios de ocio privado. Por el contrario, los banquetes se utilizaban para consolidar alianzas políticas, promover candidaturas o reafirmar el estatus social del anfitrión.

En palabras del director, la domus operaba como un escenario en el que el propietario se presentaba como el protagonista de un espectáculo cultural y político, diseñado para impresionar a sus invitados.

El complejo termal, uno de los más grandes hallados hasta ahora en Pompeya, incluye las salas tradicionales de un baño romano: el calidarium (sala caliente), el tepidarium (sala tibia), el frigidarium (sala fría) y el apodyterium (vestuario). Este último contaba con bancos que podían acomodar hasta 30 personas, lo que sugiere la capacidad de la domus para recibir un gran número de invitados.

Complejo termal Pompeya
El frigidarium del complejo termal. Crédito: Parco archeologico di Pompeii

La sala fría, de especial relevancia, está formada por un peristilo, un patio porticado de 10 x 10 metros, en cuyo centro se encuentra una imponente piscina. Esta disposición evoca el ambiente de un gimnasio griego, reforzando la atmósfera cultural y erudita que buscaba proyectar el propietario.

El diseño de la domus encuentra paralelismos en el Satyricon de Petronio, donde el personaje Trimalción, un liberto enriquecido, celebra fastuosas cenas en una villa ubicada en una ciudad campana. Antes de los banquetes, los invitados se reunían en los baños, lo que resalta la importancia de estos espacios como antesala de los encuentros sociales y políticos.

Este contexto literario no solo ayuda a entender el propósito de los baños y el salón, sino que también sitúa la domus de Pompeya dentro de un marco cultural más amplio.

Complejo termal Pompeya
Restos del prefurnium del complejo termal. Crédito: Parco archeologico di Pompeii

El trabajo arqueológico realizado en el peristilo, dirigido por Anna Onesti, destaca por su enfoque innovador. Se utilizó una estructura de soporte transitoria que permitió excavar sin desmontar los elementos arquitectónicos inestables del colonnato. Esta técnica no solo preserva las estructuras originales, sino que también facilita futuros proyectos de restauración.

Las decoraciones de la domus ofrecen una ventana al lujo de la época. En el peristilo, las escenas de atletas y las pinturas inspiradas en la Guerra de Troya acentuaban la atmósfera griega que el propietario deseaba proyectar.

Asimismo, las composiciones de naturalezas muertas en el oecus corintio reflejan la importancia de los banquetes como momentos de ostentación culinaria y artística.



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