La organización urbana de la Durocortorum galo-romana, la actual Reims en Francia, seguía fielmente los principios del urbanismo romano. La ciudad estaba dividida en manzanas delimitadas por calles dispuestas en una cuadrícula ortogonal que convergía en el foro, el centro neurálgico de la vida política y religiosa. Sin embargo, los sectores más alejados del núcleo central de la ciudad han dejado menos testimonios arqueológicos.
En uno de estos barrios periféricos, situado al oeste de la ciudad, a más de un kilómetro del foro y en una zona húmeda próxima al río Vesle, se encontró una domus construida en el siglo II d.C. Esta vivienda destacaba por su fachada imponente, marcada por dos robustos pilares que dominaban la vista desde la calle.
En las capas de demolición del lugar, probablemente ocasionadas por un incendio, se descubrieron pequeñas estatuas de bronce junto a restos de frescos. Estos frescos incluían una megalografía, es decir, representaciones de figuras humanas a tamaño real.
Dos fragmentos del mural destacaban especialmente por llevar inscripciones que mencionaban a Aquiles y Deidamía, lo que alude al episodio mitológico de Aquiles en Esciros, previo a la guerra de Troya. Este relato era popular en el mundo romano y su presencia en Reims subraya cómo las élites de esta provincia galo-romana adoptaban y reinterpretaban los elementos culturales de la metrópoli.
Hasta ahora, se conocían solo cuatro representaciones de esta escena en todo el mundo romano, localizadas en Aquilea, Pompeya, Roma y, ahora, en Reims.
Entre los objetos hallados en esta domus destacan tres estatuillas de bronce finamente trabajadas: una representa a Marte, otra a un toro, y la tercera a una diosa cuyo simbolismo resulta intrigante.
La figura de Marte, con una altura de 18 cm, exhibe detalles que denotan una habilidad artesanal de gran calidad. Sus ojos están resaltados con incrustaciones de plata, y su escudo presenta un relieve de la loba capitolina con Rómulo y Remo, símbolos fundacionales de Roma.
Además, tras una limpieza cuidadosa, se descubrió una cabeza de Medusa decorando su coraza. Esta estatuilla se sostiene sobre una base circular adornada con motivos florales en plata y cobre.
El toro, por su parte, mide 16,7 cm de ancho y 11,6 cm de alto. Su mirada parece cobrar vida gracias a los ojos resaltados con plata, mientras que su base rectangular asegura su estabilidad y resalta la habilidad del escultor.
Finalmente, la representación femenina, de 30,7 cm de altura, combina elementos simbólicos y estilísticos que plantean interrogantes. Aunque inicialmente se pensó que era una diosa, su casco decorado con una esfinge, un rostro y una corona de almenas podría aludir a una alegoría de una ciudad.
Además, en la parte posterior de la figura se observan marcas que sugieren que alguna vez tuvo alas. Su atributo más curioso es la massue de Hércules, envuelta por una serpiente y descansando sobre la piel del León de Nemea, lo que mezcla referencias mitológicas en una composición única.
La calidad de las estatuillas y la sofisticación de los frescos apuntan a que esta casa pertenecía a una familia adinerada profundamente influenciada por la cultura romana. No obstante, la ubicación periférica de la vivienda plantea preguntas sobre el estatus de sus ocupantes y su relación con el centro de poder político y religioso de la ciudad. ¿Se trataba de una residencia secundaria de una familia influyente, o quizás de una élite local que prefería un entorno más tranquilo?
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