Un equipo de arqueólogos ha desenterrado importantes vestigios históricos en la localidad de Pacé (Bretaña, Francia), que abarcan desde la Edad del Bronce hasta la época medieval. Entre los hallazgos más destacados se encuentra un anillo romano de oro, cuya antigüedad se remonta al periodo entre los siglos II y III d.C.

El anillo fue descubierto en un tramo de un camino de origen romano, estudiado como parte de la excavación. Este eje de comunicación, construido entre los siglos II y IV d.C., destaca por su estructura, compuesta de una capa de grava de cuarzo sobre el terreno natural, delimitada por fosos laterales que marcan su trayectoria. Las huellas visibles de rodaduras de carros atestiguan su intenso uso durante la Antigüedad.

El anillo finamente trabajado, que ha sobrevivido intacto al paso del tiempo, cuenta con una montura exquisitamente cincelada y un intaglio en una piedra semipreciosa muy valorada en la época romana para la elaboración de gemas. La imagen representa a Venus Victrix, la diosa que encarna la victoria, simbolizando tanto belleza como fuerza.

Anillo romano oro Venus Bretaña
Tramo del antiguo camino romano donde se encontró el anillo. Crédito: Emmanuelle Ah Thon / INRAP

Venus Victrix era una figura icónica en la Roma antigua, venerada como la diosa que otorgaba éxito en la guerra y la vida. Su representación en joyas como esta no solo tenía un propósito ornamental, sino que también portaba un significado espiritual y personal.

Los anillos con intaglios eran comunes entre las élites romanas y servían tanto como adornos personales como sellos distintivos para marcar documentos y pertenencias.

En la época romana, este tipo de infraestructuras como el camino donde fue encontrado no solo facilitaba el comercio y los desplazamientos, sino que también conectaba asentamientos rurales con centros urbanos.

Monedas carolingias
Monedas carolingias encontradas en el lugar. Crédito: Coline Herbert / INRAP

En el caso de Pacé, el camino pudo haber estado vinculado a un establecimiento cercano que estuvo activo entre el siglo II y el siglo IV d.C.

El anillo, por su estado de conservación y diseño, sugiere que pudo haber pertenecido a un individuo de alto estatus social, posiblemente relacionado con las actividades de comercio o administración de la región.

Este descubrimiento forma parte de una investigación arqueológica más amplia que abarca hallazgos desde el final de la Edad del Bronce hasta el periodo moderno. Entre ellos destacan un taller de fabricación de objetos de bronce, estructuras funerarias del primer milenio a.C., monedas carolingias y un asentamiento medieval que alcanzó su apogeo entre los siglos VII y VIII.



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