Una reciente investigación ha revelado la naturaleza del equipamiento bélico de la expedición de Francisco Vázquez de Coronado (que recorrió los actuales estados de Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma y Kansas de los Estados Unidos), denominado armas de la tierra, y que hasta ahora había permanecido como un enigma. Este estudio, liderado por Deni J. Seymour, analiza los hallazgos en sitios clave de la expedición, como Chichilticale y San Gerónimo III, ubicados en el actual sur de Arizona.
El término armas de la tierra aparece en los registros de la expedición y hace referencia a un arsenal diverso que incluía tanto armas europeas modificadas como herramientas adaptadas al contexto local.
Según el estudio, estas armas no se limitaban a réplicas de instrumentos indígenas, sino que eran piezas fabricadas o adaptadas en el territorio norteamericano usando materiales disponibles. Este armamento refleja una combinación de tecnologías europeas e indígenas, adaptándose a las necesidades de una expedición en un entorno remoto y hostil.
Entre los ejemplos encontrados destacan puntas de metal de diferentes formas y tamaños que fueron utilizadas en flechas, dardos lanzados con atlatls y lanzas. Estas puntas, elaboradas con hierro y cobre, representan una clase de armamento que combina métodos de fabricación europeos con diseños funcionales en el contexto local.
La investigación se centró en dos sitios clave: el campamento de Chichilticale (1539-1540) y el asentamiento de San Gerónimo III (1541). En ambos lugares se identificaron restos significativos de batallas, como puntas de flecha de metal, clavos, campanas de cobre y otros artefactos característicos del periodo de la expedición de Coronado. Las concentraciones de estos objetos, junto con su disposición espacial, permitieron identificar áreas específicas de conflicto.
En San Gerónimo III, por ejemplo, se encontraron dos cañones en el centro del sitio, además de fragmentos de dagas, espadas, disparos de mosquete y partes de armas de fuego primitivas.
Estas evidencias apuntan a un enfrentamiento violento con la comunidad indígena Sobaipuri O’odham. Asimismo, en Chichilticale, las puntas de proyectil distribuidas a lo largo de las formaciones del terreno indican la existencia de un campo de batalla desconocido hasta ahora.
Una de las conclusiones más sorprendentes del estudio es la naturaleza versátil y creativa de las armas utilizadas. Las armas de la tierra incluyen tanto puntas de flecha confeccionadas con materiales locales como modificaciones de armas europeas.
Este enfoque híbrido era resultado de la escasez de suministros, así como de la necesidad de adaptar las armas al contexto de los combates en la frontera.
La investigación también reveló que las armas usadas no siempre eran de fabricación española. Algunas fueron elaboradas por los indígenas aliados de los españoles, conocidos como Indios Amigos, quienes desempeñaron un papel clave en la expedición. Estos guerreros empleaban armas tradicionales como arcos y lanzas, pero a menudo añadían puntas de metal provenientes de materiales reutilizados.
Las armas de la tierra simbolizan un intercambio cultural y tecnológico en un momento crucial de la historia del suroeste estadounidense. Además, estos hallazgos contribuyen a revalorizar el papel de los indígenas en las empresas coloniales, mostrando cómo adaptaron y adoptaron tecnologías extranjeras.
Por último, el estudio invita a reflexionar sobre la complejidad de los enfrentamientos en la época de la conquista. Más allá de los relatos heroicos y las estrategias militares, las evidencias arqueológicas revelan un paisaje de improvisación, cooperación y resistencia, donde las armas no convencionales jugaron un papel determinante.
FUENTES
Deni J. Seymour (28 Nov 2024): Armas de la Tierra: Unconventional Weaponry of the Coronado Expedition, KIVA, DOI:10.1080/00231940.2024.2416290
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