Durante la Pequeña Edad de Hielo, un período marcado por temperaturas gélidas y condiciones climáticas extremas, dos culturas coexistieron en Groenlandia: los inuit y los nórdicos. Aunque ambos grupos enfrentaron los mismos desafíos ambientales, sus destinos no podrían haber sido más distintos.

Los inuit prosperaron y se adaptaron, mientras que los nórdicos desaparecieron de la isla. Un reciente estudio arqueológico apunta a un factor hasta ahora ignorado en este fenómeno: el rol de los niños y su aprendizaje a través del juego como motor de innovación cultural y adaptación.

El estudio analiza cómo el juego y los objetos lúdicos utilizados por los niños influyeron en la capacidad de ambas sociedades para adaptarse a su entorno. En el caso de los inuit, los niños estaban rodeados de una rica diversidad de juguetes que simulaban herramientas, armas y otros objetos funcionales.

juguetes nórdicos
Juguetes nórdicos. a: figura de pájaro (madera); b: espada de juguete (madera); c: muñeca (esteatita); d: olla (esteatita); e: cuchillo (madera); f: disco para peonza (hueso de ballena); g: poste de proa de barco (madera); h: figura de pez (madera); i: cuenco (esteatita). No a escala. Crédito: M.V. Meyer et al.

Estas miniaturas no solo eran juguetes, sino también herramientas de aprendizaje que preparaban a los niños para las exigencias de la vida adulta en un entorno extremadamente hostil. Por otro lado, los nórdicos tenían una cultura lúdica limitada y más normativa, con juguetes que reflejaban exclusivamente roles y actividades agrícolas.

El contraste entre ambas culturas no solo radica en la cantidad de objetos lúdicos encontrados, sino en su diversidad y propósito. Los juguetes inuit fomentaban la experimentación, la independencia y la innovación. En cambio, los juguetes nórdicos parecían reforzar normas sociales estrictas, dejando poco espacio para la creatividad y la adaptación a cambios imprevistos en el entorno.

A través del análisis de más de 3.000 objetos relacionados con los inuit y apenas 72 de los nórdicos, el estudio revela que los inuit crearon una gama mucho más amplia y variada de juguetes. Entre estos se incluyen miniaturas de kayaks, arpones, cuchillos y lámparas, cada uno diseñado para enseñar habilidades prácticas específicas. En contraste, los juguetes nórdicos se limitaban a objetos relacionados con actividades agrícolas, como figuras de pájaros y herramientas domésticas.

juguetes inuit
Juguetes inuit de la colección del Museo Nacional de Groenlandia en Nuuk. a: corredor de trineo y montante (madera), b: disco para peonza (madera), c: muñeca (madera), d: taburete de caza (para sentarse a cazar focas en el hielo; hueso), e: arpón (barbas), f: olla (esteatita), g: lámpara con repisa (esteatita), h: ajagaq (hueso), i: cuchillo de nieve (madera), j: hoja de ulo (cuchillo de mujer; pizarra), k: cabeza de arpón (hueso). No a escala. Crédito: M.V. Meyer et al.

El artículo subraya cómo esta diferencia en el enfoque hacia el juego infantil pudo haber influido en la capacidad de ambas culturas para adaptarse a las condiciones cambiantes de la Pequeña Edad de Hielo. Los inuit desarrollaron tecnologías avanzadas como el trineo de perros y el umiaq (una especie de bote), mientras que los nórdicos permanecieron dependientes de prácticas agrícolas poco sostenibles en un entorno cada vez más inhóspito.

La investigación destaca la importancia del “nicho ontogenético”, es decir, el entorno en el que los niños aprenden y desarrollan habilidades esenciales para su futuro.

En el caso de los inuit, este nicho estaba diseñado para fomentar la innovación desde una edad temprana, permitiendo que las generaciones más jóvenes experimentaran con tecnologías y estrategias antes de enfrentarse a los desafíos del mundo real. Por el contrario, el entorno normativo de los nórdicos limitó la capacidad de sus niños para desarrollar nuevas soluciones frente a las adversidades climáticas.

juguetes inuit
Objetos de juego inuit. Izquierda: colección de ajagaqs hechos con huesos de distintos animales. Derecha: discos de peonza hechos de madera y hueso. Crédito: M.V. Meyer et al.

Nuestros datos apoyan la idea de que los objetos que llenaban los nichos culturales de estas sociedades tenían un efecto vital en su capacidad para adaptarse y sobrevivir a condiciones ambientales adversas a lo largo de múltiples generaciones y escalas temporales centenarias, concluyen los investigadores. Y añaden que futuros análisis deberían abordar la relación entre la diversidad de los objetos de juego y los objetos para adultos en cada sociedad.

El estudio también invita a reflexionar sobre cómo las sociedades actuales educan a sus jóvenes. En un mundo enfrentado a crisis climáticas y sociales, el fomento de la creatividad, la autonomía y la adaptabilidad desde la infancia podría ser clave para la supervivencia y el progreso.

Tal como demuestra la experiencia inuit, un enfoque en la diversidad y la experimentación desde los primeros años puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso ante los desafíos del futuro.


FUENTES

Meyer MV, Riede F. Playing to Survive: Children and Innovation During the Little Ice Age in Greenland. European Journal of Archaeology. Published online 2024:1-20. doi:10.1017/eaa.2024.36


  • Compártelo en:

Descubre más desde La Brújula Verde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.