La colina de Kalkriese, situada al noroeste de Alemania, ha sido identificada durante décadas como un posible escenario de la histórica Batalla del Bosque de Teutoburgo en el año 9 d.C., un enfrentamiento decisivo entre las legiones romanas y una coalición de tribus germánicas lideradas por Arminio. Sin embargo, un nuevo estudio geoarqueológico pone en duda las interpretaciones tradicionales sobre las estructuras lineales descubiertas en el sitio y su asociación con este evento histórico.
Desde el descubrimiento inicial de restos romanos en 1987 por el mayor británico Tony Clunn, los arqueólogos han debatido intensamente sobre la naturaleza de las estructuras y artefactos hallados en Kalkriese. Se pensaba que las características geomorfológicas, como un supuesto muro defensivo y un foso, podrían ser evidencia de una emboscada germánica o de un campamento militar romano. El reciente análisis geoarqueológico, sin embargo, desafía estas interpretaciones.
Los investigadores del estudio, liderado por Joachim W. Härtling, aplicaron técnicas avanzadas de datación absoluta, como el radiocarbono (C-14) y la luminiscencia ópticamente estimulada (OSL), para analizar los estratos del yacimiento Oberesch dentro de Kalkriese. Sorprendentemente, los resultados sugieren que tanto el “muro germánico” como el “campamento romano” podrían ser estructuras de la Alta Edad Media, mucho posteriores al conflicto romano-germánico del siglo I.
El estudio comienza examinando los cambios paisajísticos de Kalkriese desde el período Pleistoceno. La base geológica, compuesta de morrenas de la era glacial Saale, se ha visto modificada por depósitos eólicos y coluviales durante miles de años, especialmente debido a la actividad agrícola intensiva desde el Neolítico temprano. Los estratos más antiguos indican una tierra utilizada esporádicamente para la agricultura en la Edad del Bronce y más intensamente en la Edad del Hierro. Sin embargo, los eventos relacionados con el Imperio Romano dejaron huellas más fragmentadas y distribuidas.
Una capa de suelo fósil que data de la Edad del Hierro tardía al período imperial romano contenía artefactos como cerámicas germánicas y equipo militar romano, lo que apoya la teoría de que el conflicto tuvo lugar en este horizonte. Sin embargo, estos objetos parecen haber sido perturbados posteriormente por actividades agrícolas medievales, complicando aún más la interpretación de los eventos históricos.
Entre 2017 y 2019, los arqueólogos excavaron un perfil geológico de 170 metros en Oberesch. Utilizaron detectores de metales, fotogrametría con drones y análisis de magnetometría para identificar posibles áreas de interés. La datación por radiocarbono y OSL reveló que las supuestas estructuras antiguas, como un foso en forma de “V” en el extremo norte del sitio y un supuesto muro en el sur, no eran del período romano. En cambio, estos elementos parecen ser el resultado de procesos de sedimentación y modificación del terreno durante la Alta Edad Media.
Por ejemplo, el “muro” no era una estructura colapsada de la época romana, como se había supuesto anteriormente. En su lugar, los investigadores encontraron un estrato de material coluvial datado en torno al año 1000 d.C., que probablemente se utilizó para consolidar el terreno. Asimismo, el foso en forma de “V”, que inicialmente se pensó que era una trinchera militar romana, también se originó en la Edad Media, descartando así su asociación con la batalla donde perecieron las legiones de Varo.
Aunque el estudio no niega que el área de Kalkriese fuera escenario de un conflicto romano-germánico, sus hallazgos sugieren que algunas de las narrativas tradicionales podrían estar basadas en interpretaciones erróneas de la evidencia arqueológica. Los restos de armas, monedas y equipo militar hallados en capas asociadas con la superficie antigua indican actividades militares, pero la ausencia de una estructura defensiva romana o germánica clara plantea nuevas preguntas sobre cómo se desarrolló realmente el enfrentamiento.
La teoría predominante de una emboscada germánica que utilizó fortificaciones construidas para atrapar a las legiones de Varo pierde fuerza ante la falta de evidencia geológica. Del mismo modo, la idea de un campamento romano defensivo construido en el sitio también carece de apoyo arqueológico sólido.
El estudio destaca la importancia de combinar métodos arqueológicos y geoarqueológicos para reinterpretar sitios históricos. La aplicación de técnicas de datación y análisis estratigráfico ha permitido a los investigadores separar los eventos del período romano de los procesos de modificación del terreno durante la Edad Media. Esto no solo redefine nuestra comprensión de Kalkriese, sino que también establece un precedente para estudios futuros en otros sitios de conflicto.
Además, los hallazgos subrayan cómo los paisajes pueden ser moldeados y reconfigurados significativamente por la actividad humana a lo largo de los siglos, complicando la tarea de desentrañar eventos históricos específicos. En el caso de Kalkriese, lo que alguna vez se creyó ser un campo de batalla romano podría ser, en parte, un palimpsesto de ocupación y uso del suelo medieval.
Los autores del estudio enfatizan la necesidad de realizar más excavaciones y dataciones absolutas en otras partes del sitio para confirmar sus hallazgos y explorar áreas aún no estudiadas. También sugieren que un análisis más detallado de los rellenos de fosos y estructuras podría proporcionar pistas adicionales sobre sus orígenes y funciones.
FUENTES
Joachim W. Härtling, Andreas Stele, et al., Germanic Rampart or Roman Encampment?—New Geoarchaeological Evidence at the Roman Conflict Site at Kalkriese (NW-Germany). Geoarchaeology, vol.40, issue 1, doi.org/10.1002/gea.22031
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