Un estudio reciente liderado por Rena Veropoulidou (Museo de Cultura Bizantina de Tesalónica) y Maud Devolder (Universidad de Gante), ha revelado una técnica innovadora para desentrañar los misterios de la arquitectura en la Edad del Bronce en la región del Egeo. Investigadores han utilizado restos de moluscos marinos como indicadores indirectos para identificar los vestigios de ladrillos de barro desintegrados, empleados en construcciones de aquella época.

La arquitectura de la Edad del Bronce en el Egeo, especialmente en Creta, se caracteriza por su fragilidad. Muchas edificaciones utilizaban ladrillos de barro secados al sol, materiales que han desaparecido casi por completo debido al paso del tiempo y las condiciones ambientales. Estas estructuras, a menudo apoyadas sobre bases de piedra, han dejado un rastro mínimo en los yacimientos arqueológicos, dificultando la reconstrucción precisa de su diseño original.

Sin embargo, este desafío ha impulsado a los arqueólogos a buscar métodos alternativos para rastrear la presencia de estos materiales. Entre las estrategias más recientes se encuentra el uso de restos de moluscos, específicamente aquellos asociados con plantas marinas como las praderas de Posidonia oceanica. Estas plantas, utilizadas como aditivos en la fabricación de los ladrillos, albergaban pequeños moluscos cuyas conchas permanecieron preservadas en los depósitos arqueológicos.

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Fotografía aérea de la llanura de Malia desde el norte, con la ubicación de Malia en el mapa de Creta. Crédito: M. Devolder / S. Déderix / IMS-FORTH

El caso de estudio se centró en Malia, un asentamiento minoico en el norte de Creta. Allí, se recolectaron muestras de suelo en capas que datan de los periodos Temprano y Medio de la Edad del Bronce. Estas muestras fueron cuidadosamente tamizadas y analizadas mediante flotación, una técnica que permite separar partículas ligeras como conchas de moluscos.

El análisis reveló una variedad de taxones de moluscos que habitan exclusivamente en praderas de posidonia. Estos hallazgos se correlacionaron con restos de ladrillos de barro, sugiriendo que los moluscos fueron transportados de forma accidental junto con las plantas marinas utilizadas en la construcción. Las evidencias, como fragmentos de barro con impresiones de Posidonia, refuerzan la hipótesis de que las plantas marinas no solo se empleaban como un aditivo estructural, sino también para mejorar las propiedades térmicas y mecánicas de los ladrillos.

La investigación revela que el uso de estas plantas marinas estaba intrínsecamente ligado a las prácticas arquitectónicas y al entorno natural de la región. Las praderas de Posidonia, comunes en las costas mediterráneas, ofrecían un recurso accesible y sostenible. Su incorporación en los ladrillos proporcionaba resistencia al fuego, aislamiento térmico y una mayor durabilidad frente a las inclemencias climáticas.

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Selección de restos de moluscos asociados a praderas marinas procedentes de los sondeos del Edificio Dessenne de Malia, que muestran (1) Bittium reticulatum, (2) Alvania cimex, (3) Gibbula sp., (4) Tritia reticulata, (5) Tricolia pullus, (6) Odostomia sp. Crédito: M. Devolder / Ministerio de Cultura de Grecia

El asentamiento de Malia destaca como un laboratorio natural para explorar estas prácticas. Desde estructuras domésticas hasta edificaciones palaciegas, los ladrillos de barro fueron un componente esencial de la arquitectura minoica. A través del análisis arqueomalacológico, los investigadores no solo reconstruyen los materiales y técnicas de construcción, sino que también arrojan luz sobre las conexiones entre los habitantes de la isla y su entorno marino.

El uso de moluscos como indicadores indirectos plantea un enfoque revolucionario para estudiar materiales arquitectónicos perecederos. Además, subraya la importancia de adoptar metodologías interdisciplinarias en la arqueología. Los hallazgos en Malia tienen implicaciones más amplias para el estudio de otros sitios del Mediterráneo, donde los restos de plantas marinas y moluscos podrían desvelar más secretos sobre la vida y las tecnologías del pasado.

Sin embargo, los investigadores advierten que es necesario realizar estudios comparativos modernos para entender mejor las asociaciones entre los moluscos y sus hábitats marinos. Asimismo, la implementación sistemática de protocolos de muestreo en excavaciones futuras podría ampliar considerablemente la base de datos arqueomalacológica, permitiendo interpretaciones más robustas.


FUENTES

Veropoulidou, R., & Devolder, M. (2024). Molluscan Remains as Indirect Proxy for Identifying Disintegrated Mudbricks in Aegean Bronze Age Archaeological Contexts. Environmental Archaeology, 1–15. doi.org/10.1080/14614103.2024.2434427


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