En el corazón de Pavía, al oeste de la ciudad y en el camino hacia el Piemonte y los Alpes, se encuentra un sitio histórico que está reescribiendo la historia de los longobardos en Italia. Durante el siglo VII d.C., el rey Ariperto I decidió construir en esta ubicación un mausoleo dinástico que marcó un punto de inflexión en las prácticas funerarias de su época.
Este monumento, destinado a albergar los restos del propio monarca y de sus descendientes, no solo reflejaba el poder político y religioso de los longobardos, sino que también rompía con las tradiciones funerarias germánicas típicas, introduciendo elementos de ritualidad cristiana.
El mausoleo, que más tarde se convertiría en un monasterio imperial bajo el patrocinio de la emperatriz Adelaide, esposa de Otón I, y posteriormente en la Basílica del Santísimo Salvador, ha sido objeto de intensos estudios arqueológicos. Desde 2017, un equipo de expertos de la Universidad Católica, liderado por la profesora Caterina Giostra, ha llevado a cabo investigaciones para desentrañar los secretos de esta necrópolis. Este proyecto cuenta con el respaldo de la fundación suiza Plus Patrum Lumen Sustine, lo que ha permitido una investigación minuciosa y el uso de tecnologías avanzadas.
En el Claustro Pequeño, adyacente a la iglesia actual, los arqueólogos han encontrado más de veinte sepulturas de época altomedieval en un notable estado de conservación. Estas tumbas, muchas de ellas elaboradas con cajas de mampostería y techos de doble vertiente, incluyen ejemplos únicos, como una tumba decorada con una cruz roja pintada, que destaca como una de las más antiguas.
Según explica la profesora Giostra, estas sepulturas eran probablemente destinadas a personajes de alto estatus social, lo que sugiere la importancia simbólica y jerárquica del lugar.
Curiosamente, muchas de estas tumbas fueron reutilizadas a lo largo del tiempo, lo que implica que las prácticas funerarias incluyeron la exhumación y reorganización de restos óseos. Este procedimiento podría haber servido tanto para acomodar nuevas sepulturas como para recuperar objetos de valor simbólico que formaban parte de las tradiciones de la época.
Por encima de estas sepulturas de élite, los investigadores descubrieron tumbas más modestas que probablemente pertenecían a monjes del monasterio tardo-medieval que ocupó el lugar posteriormente. Estos hallazgos se complementan con la identificación de un pasaje subterráneo que conectaba los sótanos del monasterio con un pozo central, diseñado para garantizar un suministro eficiente de agua.
El equipo de excavación, compuesto por estudiantes y profesionales en arqueología, ha empleado herramientas avanzadas como drones, fotogrametría tridimensional y análisis forenses para documentar y preservar los hallazgos. Las muestras recogidas serán analizadas en colaboración con el Laboratorio de Antropología y Odontología Forense (LABANOF) de la Universidad de Milán, dirigido por la profesora Cristina Cattaneo.
Estas investigaciones incluyen análisis químicos, antropológicos y arqueogenéticos para profundizar en aspectos como la dieta, el origen geográfico y los posibles vínculos familiares de los individuos enterrados.
Además, la colaboración con instituciones alemanas permitirá explorar el ADN antiguo de los restos, lo que podría revelar si los individuos eran exclusivamente locales o si presentaban conexiones con poblaciones del norte de Europa, tal como se ha documentado en otras necrópolis longobardas en Italia.
Estos estudios prometen arrojar luz sobre la composición biológica, social y cultural de la Pavía longobarda, ofreciendo una visión sin precedentes de su vida cotidiana y su organización social.
Los trabajos arqueológicos realizados en el mausoleo de Ariperto I no solo están rescatando una parte fundamental de la historia italiana, sino que también están estableciendo nuevos estándares en la forma de estudiar y comprender el pasado. Este esfuerzo interdisciplinario está transformando el conocimiento sobre la Pavía altomedieval, consolidándola como un epicentro de poder, fe y tradición en la época longobarda.
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