Éfeso, una de las ciudades más emblemáticas de la antigüedad, conocida por su rica historia comercial y cultural, ha revelado nuevos secretos gracias a un estudio que conecta el arte mural romano con las rutas de comercio y las técnicas de producción de pigmentos en la época.
Investigadores internacionales han analizado muestras de cinabrio (un mineral rojo brillante usado como pigmento) encontrado en edificios históricos de la ciudad, ofreciendo pistas sobre su origen, calidad y los métodos de procesamiento utilizados por los antiguos.
Este trabajo, liderado por un equipo interdisciplinar de arqueólogos, geólogos y químicos, arroja luz sobre cómo el cinabrio fue esencial no solo en el arte, sino también en la economía y la organización social de Éfeso durante el periodo romano, entre el siglo I y el III d.C.
El cinabrio, compuesto principalmente de sulfuro de mercurio, era altamente valorado en la antigüedad por su color vibrante y su durabilidad. Según fuentes clásicas como Plinio el Viejo y Vitruvio, este material se obtenía de minas en lugares como Almadén, en España, y los “campos de Cilbia” cerca de Éfeso. Su preparación implicaba un proceso meticuloso de molienda y lavado para purificarlo y realzar su intensidad.
En Éfeso, las pinturas murales que decoraban tanto edificios públicos como privados fueron un testimonio de la riqueza y el refinamiento cultural de la ciudad. Sin embargo, hasta ahora, poco se sabía sobre la procedencia exacta de los pigmentos utilizados.
El estudio combinó métodos de análisis isotópico y microscópico para desentrañar la historia del cinabrio hallado en Éfeso. Se analizaron fragmentos de murales de tres ubicaciones clave: el Ágora (el centro comercial de la ciudad), y las Casas de Terraza 1 y 2 (complejos residenciales de élite).
Los resultados mostraron que, aunque algunos pigmentos coincidían con depósitos locales en la península de Karaburun, otros parecían tener orígenes más lejanos, incluyendo posibles conexiones con minas en España y los Balcanes. Esto sugiere una red de comercio extensa y sofisticada que transportaba materiales preciosos a lo largo del Imperio Romano.
Además, el análisis microscópico reveló cuatro técnicas de pintura diferentes, desde capas delgadas de cinabrio mezclado con ocre hasta aplicaciones gruesas y puras del pigmento. Estas variaciones reflejan no solo las preferencias estéticas, sino también las limitaciones económicas y logísticas de la época.
Los datos isotópicos, especialmente los ratios de plomo y mercurio, indican que el cinabrio utilizado en Éfeso no provenía de una sola fuente.
En algunos casos, los pigmentos parecían ser una mezcla de materiales de distintos orígenes, lo que plantea la hipótesis de que los pigmentos podrían haber sido procesados en talleres especializados antes de su distribución.
El estudio destaca la importancia de Éfeso como un nodo estratégico en las rutas de comercio del Mediterráneo. Su ubicación privilegiada permitió a los artesanos acceder a recursos de calidad tanto local como internacional, reforzando su estatus como una de las ciudades más influyentes de Asia Menor durante la época romana.
La organización de talleres, la importación de pigmentos y las técnicas utilizadas reflejan cómo el arte estaba intrínsecamente vinculado a las estructuras sociales y económicas del Imperio. Éfeso sigue hablando, y sus colores son un mensaje vibrante desde las profundidades de la historia.
FUENTES
Alexandra Rodler-Rørbo, Anthony J. Baragona, et al., Cinnabar for Roman Ephesus: Material quality, processing and provenance. Journal of Archaeological Science, Volume 173, January 2025, 106122. doi.org/10.1016/j.jas.2024.106122
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