Aquileia, una pequeña ciudad de la región del Friuli-Venecia Julia en el noreste de Italia, es hoy en día un lugar modesto con apenas 3.000 habitantes. Sin embargo, su pasado es uno de los más ricos y significativos de la historia antigua. Fundada en el año 181 a.C. como una colonia militar romana, Aquileia se convirtió en un importante centro económico del Imperio Romano.
Su posición estratégica, al final de la Ruta del Ámbar y en el camino hacia la provincia de Nórico (lo que hoy es Austria), la convirtió en un punto clave tanto para el comercio como para la expansión militar.
Un reciente descubrimiento refuerza la importancia de Aquileia en la época del Imperio Bizantino. Investigadores del Instituto Arqueológico de la Academia de Ciencias de Austria, en colaboración con la Soprintendenza de Friuli-Venecia Julia, han encontrado una basílica paleocristiana desconocida hasta ahora.
Esta basílica, de gran tamaño y construida en un estilo bizantino monumental, ofrece nuevas perspectivas sobre el desarrollo religioso y el papel geopolítico de Aquileia en la Antigüedad Tardía.
El hallazgo fue posible gracias a mediciones geofísicas y perforaciones geoarqueológicas realizadas en una zona al oeste de Aquileia, cerca de la Vía Annia, una ruta comercial vital que conectaba Aquileia con importantes centros como Milán y Roma. Estas exploraciones revelaron la existencia de un edificio eclesiástico del siglo IV, que con el tiempo fue ampliado hasta convertirse en una gran basílica de tres naves.
Según el arqueólogo Stefan Groh, esta es la primera gran construcción descubierta en décadas de investigación intensiva en Aquileia. La basílica fue posiblemente construida a mediados del siglo VI, durante el reinado del emperador Justiniano I, quien gobernó el Imperio Romano de Oriente entre los años 527 y 565 d.C.
La arquitectura de la basílica muestra notables paralelismos con las estructuras religiosas del Imperio Bizantino, similares a las halladas en Egipto, Turquía y los Balcanes. Esto refuerza la idea de que Justiniano estaba llevando a cabo un programa de construcción de gran escala, con el fin de consolidar su dominio y expandir la influencia bizantina en Italia.
El diseño de la basílica, con un transepto y ábsides, es característico del Imperio Romano de Oriente. Ejemplos similares de este estilo se encuentran en lugares tan diversos como Belén, la costa licia en el suroeste de Turquía, y Durrës en Albania. El edificio de Aquileia no era simplemente un lugar de culto, sino un símbolo del esfuerzo de reconquista de Justiniano en la región del Alto Adriático.
La orientación de la basílica, que mira hacia el sureste en dirección a Constantinopla y Jerusalén, puede interpretarse como una manifestación de la reacción de Justiniano contra los godos arrianos, quienes habían sido expulsados de la región.
El proyecto, financiado por el Fondo de Ciencia de Austria (FWF), proporciona una visión detallada de cómo la arquitectura y la religión se entrelazaron en el contexto de la política y la guerra en la época bizantina.
La influencia de Aquileia y su basílica se puede ver incluso en regiones cercanas, como en la iglesia episcopal de Teurnia en Austria, que fue adaptada en el siglo VI con un diseño arquitectónico similar al de la nueva basílica de Aquileia.
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