El cambio climático ha tenido, a lo largo de la historia, un rol crucial en la transformación de las sociedades. Recientemente, un estudio liderado por investigadores chinos ha puesto en evidencia cómo estos cambios climáticos pudieron haber influido significativamente en la caída de la Dinastía Ming, una de las más prominentes y duraderas en la historia de China. Los hallazgos sugieren que el colapso de esta dinastía, usualmente atribuido a causas socioeconómicas y políticas, podría haber sido precipitado por una sequía de gran magnitud, conocida como la megasequía de Wanli, la cual habría afectado a China décadas antes de lo que se pensaba.

Tradicionalmente, los estudios que abordan el declive de la Dinastía Ming se han centrado en la “sequía de Chongzhen”, ocurrida en la última fase de esta dinastía y considerada un factor determinante en su debilitamiento y eventual caída. Sin embargo, el reciente análisis realizado por un equipo del Instituto de Medio Ambiente de la Tierra (IEE), parte de la Academia China de Ciencias, indica que una sequía previa —la megasequía de Wanli— pudo haber jugado un papel desencadenante aún más temprano en el proceso de desestabilización de la dinastía. Este evento climático adverso, que tuvo lugar entre los años 1585 y 1590, se caracteriza por su duración y severidad, similar en muchos aspectos a la sequía de Chongzhen, aunque rara vez ha sido mencionado en estudios históricos previos.

Uno de los grandes retos en el análisis de eventos climáticos históricos radica en la precisión y resolución de los datos. Anteriormente, esta limitación había dificultado el estudio de la relación intrínseca entre el cambio climático y el colapso de la Dinastía Ming. Para abordar este desafío, el equipo de investigadores chinos empleó una metodología innovadora basada en la reconstrucción histórica de la variabilidad del Índice de Severidad de Sequía de Palmer (PDSI) en el período de julio a septiembre. Utilizando isótopos estables de oxígeno (δ18O) obtenidos de los anillos de crecimiento de árboles en la meseta de Loess, en el suroeste de China, lograron rastrear variaciones climáticas desde el año 1556 hasta el 2015.

Sequía dinastía Ming
(a) Localización de la zona de estudio en el mapa de China, (b) distribución del lugar de muestreo, las estaciones meteorológicas y los lugares de comparación, (c) fotografía del lugar de muestreo, (d) distribución plurianual de la temperatura media mensual, la precipitación y la humedad relativa de las estaciones meteorológicas de Ruoergai, Minxian y Wudu (1959-2015), y media plurianual mensual del Índice Palmer de Gravedad de la Sequía (scPDSI) (1932-2015). Crédito: Meng Ren et al.

Uno de los hallazgos más relevantes de esta investigación fue la identificación de un debilitamiento significativo del monzón de verano asiático entre los años 1561 y 1661, un período que coincide con la fase histórica denominada “Período del Monzón Débil del Final de la Dinastía Ming” (1580–1660). Este debilitamiento del monzón no solo refleja un cambio en los patrones de precipitaciones en China, sino que también impactó la capacidad agrícola y, en consecuencia, el desarrollo económico y social de la región. En esta época, la escasez de lluvias afectó profundamente la producción de alimentos, lo que habría contribuido a un clima de inseguridad alimentaria y descontento social que podría haber debilitado las estructuras de poder de la dinastía.

Otro aspecto interesante de este estudio es la observación de una tendencia hacia la humidificación en el noroeste de China a partir de la década de 2000, en consonancia con un patrón más amplio de calentamiento y clima húmedo en esa región. Este cambio contrasta con las condiciones climáticas áridas y secas observadas durante la Dinastía Ming, lo cual subraya la naturaleza dinámica del clima en la región asiática y su posible impacto en la historia humana.

Además de las sequías de Wanli y Chongzhen, los investigadores han señalado que fenómenos climáticos globales, como el fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur (ENSO, por sus siglas en inglés), pudieron haber influido en la intensidad del monzón asiático y, por ende, en las condiciones de sequía en China. Este factor global, que afecta los patrones climáticos de muchas regiones, podría haber exacerbado las sequías locales, debilitando la estabilidad económica de la dinastía.

El estudio, publicado en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, no solo brinda una perspectiva renovada sobre los factores climáticos detrás de la caída de la Dinastía Ming, sino que también plantea reflexiones sobre los posibles impactos que el cambio climático actual podría tener en las sociedades modernas. Entender la interacción entre el cambio climático y el desarrollo de civilizaciones a través de estos registros históricos proporciona lecciones valiosas para afrontar los desafíos de nuestro tiempo.


FUENTES

Academia China de las Ciencias

Meng Ren, Yu Liu, et al., The collapse of the Ming Dynasty actually began with the Wanli megadrought: Insights from a hydroclimate reconstruction based on tree-ring δ18O over the past 460 years. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, vol. 655. 1 December 2024, 112548. doi.org/10.1016/j.palaeo.2024.112548


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