Un equipo de investigadores de la Universidad de Texas en Austin ha identificado elementos de Tierras Raras (REE, por sus siglas en inglés) en las cenizas de carbón acumuladas en Estados Unidos. Este material, que durante décadas se ha considerado un residuo industrial problemático, podría contener suficientes Tierras Raras como para fortalecer significativamente el suministro nacional de estos recursos críticos sin necesidad de realizar nuevas actividades mineras.
Las cenizas de carbón son el subproducto del proceso de combustión de este combustible fósil, que ha sido utilizado ampliamente en la generación de energía. Según el estudio publicado en el International Journal of Coal Science & Technology, se estima que el suministro accesible de cenizas de carbón en Estados Unidos podría contener hasta 11 millones de toneladas de elementos de Tierras Raras. Esto equivale a casi ocho veces las reservas nacionales actuales de estos elementos esenciales, cuyo valor potencial podría ascender a unos 8.400 millones de dólares.
Esta investigación, pionera en cuantificar los recursos nacionales de cenizas de carbón, destaca la posibilidad de reutilizar estos residuos industriales como una fuente viable de Tierras Raras. Estos elementos son fundamentales para la fabricación de tecnologías modernas, incluidas las relacionadas con la transición hacia energías más limpias, como paneles solares, baterías y sistemas de imanes para turbinas eólicas.
Actualmente, Estados Unidos depende casi por completo de las importaciones para abastecerse de Tierras Raras, siendo China el proveedor de aproximadamente el 75% del suministro global. Esta dependencia plantea riesgos significativos, especialmente en un contexto de cadenas de suministro globales complejas y tensiones geopolíticas. La posibilidad de aprovechar las cenizas de carbón como recurso local no solo podría reducir esta vulnerabilidad, sino también ofrecer una solución sostenible a un problema ambiental persistente.
El estudio señala que las cenizas de carbón contienen diferentes concentraciones de Tierras Raras (REE) dependiendo de su origen geológico. Por ejemplo, las cenizas provenientes del carbón de la cuenca de los Apalaches presentan las mayores concentraciones de REE, con un promedio de 431 miligramos por kilogramo, aunque solo el 30% de estos elementos pueden ser recuperados. En contraste, las cenizas del carbón de la cuenca del río Powder contienen menos REE (264 miligramos por kilogramo), pero ofrecen una tasa de extracción más alta, cercana al 70%.
A pesar del inmenso potencial identificado, la mayor parte de los esfuerzos para extraer REE de las cenizas de carbón aún se encuentran en fase de investigación. Proyectos piloto, como el llevado a cabo en el Laboratorio Nacional de Tecnología Energética, están comenzando a explorar técnicas viables para esta tarea. Además, empresas como Element USA están invirtiendo en infraestructura y formación para convertir este enfoque en una solución económicamente viable.
Chris Young, director de estrategia de Element USA, enfatizó que el desafío radica en transformar esta propuesta de sentido común en una oportunidad económicamente rentable. Su empresa, en colaboración con la Universidad de Texas en Austin, busca desarrollar capacidades técnicas y formar a la próxima generación de especialistas en procesamiento y separación de minerales críticos.
El aprovechamiento de las cenizas de carbón como fuente de Tierras Raras representa una solución innovadora que no solo responde a las necesidades de suministro de estos materiales estratégicos, sino que también ayuda a mitigar el impacto ambiental asociado a los residuos industriales.
Bridget Scanlon, coautora principal del estudio, subraya que esta iniciativa podría marcar el inicio de un mercado más amplio para las cenizas de carbón, fomentando un enfoque más sostenible y circular en la gestión de recursos.
FUENTES
The University of Texas at Austin
Reedy, R.C., Scanlon, B.R., Bagdonas, D.A. et al. Coal ash resources and potential for rare earth element production in the United States. Int J Coal Sci Technol 11, 74 (2024). doi.org/10.1007/s40789-024-00710-z
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