Arqueólogos de la Universidad de Valladolid han descubierto en la Cueva Millán, situada en el norte de la Península Ibérica, en la provincia de Burgos, una industria lítica del Paleolítico Superior Inicial, a la que han denominado “Arlanziana”, y que destaca por ser la más antigua y meridional de este tipo en la península.
Esta industria, de origen incierto, presenta similitudes tecnológicas y cronológicas con otras industrias vinculadas a la expansión temprana del Homo sapiens en Eurasia, lo que podría sugerir un origen intrusivo, aunque los autores del estudio no descartan escenarios más complejos derivados de la interacción entre diferentes poblaciones humanas.
El hallazgo de la industria arlanziana en la Cueva Millán se sitúa en un contexto geológico y climático particular. Durante el tránsito del Paleolítico Medio al Superior, entre hace 50 y 40 mil años, se produjo la coexistencia y eventual reemplazo de los neandertales por los Homo sapiens. Este proceso estuvo acompañado por el surgimiento de industrias líticas distintivas, que señalaban la llegada del Paleolítico Superior. La industria arlanziana, datada entre 44,8 y 42,9 mil años antes del presente, se suma a otras industrias conocidas en Europa, como la Châtelperroniense y la Uluzziense, aunque con características únicas en el panorama ibérico.
Los restos encontrados en la Cueva Millán, que incluyen herramientas líticas y restos faunísticos, han sido objeto de un exhaustivo análisis cronológico y tecnológico. Se ha realizado una combinación de dataciones por radiocarbono y luminiscencia, lo que ha permitido situar con precisión la antigüedad de los niveles arqueológicos. Estos datos sugieren que la ocupación de la cueva por los portadores de la industria arlanziana fue relativamente corta en términos arqueológicos, pero significativa para entender los procesos de interacción entre las poblaciones de neandertales y los primeros Homo sapiens.
Uno de los aspectos más destacados de la industria arlanziana es su combinación de elementos propios del Paleolítico Medio, como la tecnología Levallois para la producción de lascas, y características del Paleolítico Superior, como la elaboración de láminas y puntas predefinidas. Esta mezcla de técnicas sugiere una transición gradual y no abrupta entre las dos fases culturales.
El estudio de los restos faunísticos, que incluye especies como el caballo (Equus), el ciervo rojo (Cervus elaphus) y la cabra montesa (Capra pyrenaica), también ha revelado datos importantes sobre la subsistencia de los habitantes de la cueva. Los análisis de los huesos muestran evidencias de modificaciones antrópicas, como marcas de corte y fracturas producidas para la extracción de médula, lo que indica un aprovechamiento intensivo de los recursos animales. Además, no se ha encontrado evidencia de actividad de carnívoros en el yacimiento, lo que sugiere que la presencia humana fue dominante en el lugar.
El entorno climático en el que se desarrolló la ocupación de la Cueva Millán varió a lo largo del tiempo, como lo demuestran los análisis de polen y carbón vegetal realizados en los distintos niveles estratigráficos. En los niveles inferiores, correspondientes a una fase más antigua, el paisaje estaba dominado por un clima frío y árido, con una vegetación compuesta mayoritariamente por gramíneas y xerófitas, mientras que los niveles superiores reflejan un clima más cálido y húmedo, con un aumento en la presencia de pinos mediterráneos y encinas.
Estos cambios en el clima y la vegetación coinciden con las fluctuaciones climáticas globales documentadas para este período, lo que refuerza la importancia del yacimiento para el estudio de las interacciones entre el cambio climático y las dinámicas de población humana. El análisis del carbón vegetal ha permitido identificar la presencia de especies como el pino (Pinus pinaster) y la encina (Quercus ilex), que sugieren una adaptación de las poblaciones humanas a un entorno boscoso y más templado durante las fases más recientes de ocupación de la cueva.
Uno de los grandes debates en la arqueología del Paleolítico gira en torno a la naturaleza de la interacción entre neandertales y Homo sapiens. La Cueva Millán, situada en una zona estratégica entre las regiones cantábrica y central de la península, ofrece una ventana única para explorar esta cuestión. Aunque no se ha podido determinar la identidad biológica de los fabricantes de la industria arlanziana, la coexistencia en el tiempo y en el espacio con los neandertales plantea la posibilidad de que hubiera contactos entre ambas poblaciones.
Sin embargo, los investigadores son cautelosos al respecto, señalando que el hecho de que las industrias líticas arlanzianas muestren paralelismos con otras industrias del Paleolítico Superior Inicial en Europa no implica necesariamente una migración o reemplazo poblacional. Más bien, podría tratarse de un fenómeno de difusión cultural, donde las innovaciones tecnológicas se transmitieron entre grupos sin que ello implicara grandes movimientos demográficos. Esta hipótesis es consistente con la creciente evidencia de que las interacciones entre neandertales y Homo sapiens fueron complejas y variadas, y que incluyeron episodios de hibridación local en algunas regiones de Europa.
El descubrimiento de la industria arlanziana en la Cueva Millán desafía algunas de las teorías tradicionales sobre la transición al Paleolítico Superior en la Península Ibérica. Hasta ahora, se creía que el desarrollo de industrias avanzadas como la Aurignaciense y la Châtelperroniense había sido limitado a las regiones del norte de la península, mientras que en el centro y sur prevaleció la tecnología Musteriense de los neandertales hasta su desaparición. El hallazgo de la Cueva Millán sugiere que esta transición fue más diversa y que las poblaciones humanas en el interior de la península también participaron en los procesos que llevaron al surgimiento del Paleolítico Superior.
El equipo de investigación continuará trabajando en la Cueva Millán en los próximos años, con el objetivo de obtener más datos que permitan afinar la cronología del sitio y esclarecer el origen y la naturaleza de la industria arlanziana. Asimismo, los estudios en curso se centrarán en determinar si hubo contacto directo entre los neandertales y los Homo sapiens en esta región, lo que podría arrojar luz sobre uno de los episodios más fascinantes de la prehistoria humana.
Tras el descubrimiento del Arlanziense, los investigadores están centrados en responder a las siguientes preguntas: ¿Quiénes fueron los autores del Arlanziense? ¿Fueron los últimos neandertales o los primeros Homo sapiens? ¿Cuál es el origen de esta cultura? ¿Es el resultado de un fenómeno migratorio, de la interacción entre grupos o de una evolución local independiente? Lo que es seguro es que los grupos arlanzienses coexistieron con neandertales cercanos que mantenían tradiciones del paleolítico medio.
FUENTES
Sánchez-Yustos, P., Marín-Arroyo, A.B., Arnold, L.J. et al. Initial Upper Palaeolithic lithic industry at Cueva Millán in the hinterlands of Iberia. Sci Rep 14, 21705 (2024). doi.org/10.1038/s41598-024-69913-3
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