Enclavado sobre un precipicio de basalto en la escarpada costa de Irlanda del Norte, el castillo de Dunluce es una ruina imponente que domina el horizonte del condado de Antrim. Aislado por sus vertiginosos acantilados y rodeado por las aguas del Atlántico, Dunluce ha sido, a lo largo de los siglos, un símbolo de poder, un refugio estratégico, un hogar para clanes y familias influyentes, y finalmente, una misteriosa y majestuosa ruina que sigue atrayendo la atención de viajeros y curiosos de todo el mundo.

El castillo, conocido en irlandés como Dún Libhse, tiene una historia rica y compleja que se remonta al siglo XIII. Aunque hoy en día se encuentra en ruinas, su pasado está lleno de relatos de conquista, traición, fantasmas y tragedias. Este impresionante baluarte, que se alza entre las localidades de Portballintrae y Portrush, a unos 3,2 kilómetros de la famosa Calzada de los Gigantes, solo es accesible a través de un estrecho puente que lo conecta con el continente, reforzando la sensación de aislamiento y poder que ha caracterizado su existencia a lo largo del tiempo.

El castillo original fue construido en el siglo XIII por Richard Óg de Burgh, un influyente noble irlandés que controlaba gran parte del Ulster. A lo largo de los siglos, Dunluce pasó por las manos de varias familias poderosas. Fue en 1513 cuando la fortaleza fue documentada por primera vez bajo la posesión de la familia McQuillan, quienes se autoproclamaron los Señores de la Ruta. Esta familia construyó dos enormes torres de tambor en el lado este del castillo, que aún sobreviven como testigos de su dominio.

Castillo de Dunluce
Un puente es el único acceso al castillo. Crédito: nahlik / depositphotos.com

Durante el siglo XVI, los McQuillan perdieron dos importantes batallas que marcaron el declive de su influencia. La familia MacDonnell, de origen escocés, tomó el control del castillo y lo convirtió en la sede de su clan. Sorley Boy MacDonnell, líder del clan MacDonnell, consolidó su poder jurando lealtad a la reina Isabel I de Inglaterra, lo que le permitió conservar el castillo y continuar con su expansión y fortificación. Bajo su liderazgo, el castillo adoptó elementos del estilo arquitectónico escocés, que se reflejan en los detalles de sus murallas y estructuras internas.

Una de las leyendas más conocidas asociadas al edificio es, como no, la de una mujer vestida de blanco que, según la tradición local, fue avistada en repetidas ocasiones en las cercanías del castillo. Según los relatos, esta figura aparecía al anochecer, caminando por los acantilados o la orilla del mar.

Aunque al principio los informes sobre el fantasma fueron tomados a la ligera, con el tiempo más personas afirmaron haber visto a la mujer misteriosa, hasta que un miembro de la familia McQuillan intentó hablar con ella, momento en el que las apariciones cesaron abruptamente, que casualidad.

Castillo de Dunluce
Fotografía del castillo tomada a finales del siglo XIX. Crédito: United States Library of Congress / Dominio público / Wikimedia Commons

Pero más allá de las leyendas, el castillo también fue escenario de eventos trágicos reales. En algún momento, parte de la cocina del castillo colapsó en el mar durante una tormenta, derrumbándose casi por completo. Según la leyenda, el único superviviente fue un joven ayudante de cocina que se encontraba en una esquina que no cayó al vacío. Este evento, aunque enmarcado en el ámbito de lo anecdótico, refleja la peligrosidad del entorno en el que el castillo fue construido y la vulnerabilidad de quienes vivían en él.

No hay otro castillo en el mundo en una situación tan extraordinaria. La roca es un gran bloque cúbico que se ha separado de la costa y está rodeado por todas partes de olas y rompientes. En el lado de tierra hay una hendidura, cruzada por los restos de un puente de madera. La cima de la roca es casi llana, aunque los lados son tan escarpados que a una golondrina le costaría subir por ellos. Toda su cima está cubierta de ruinas, torres, casas y obras de albañilería hasta el borde, como un vaso de cerveza con espuma.

J.G. Kohl, Travels in Ireland

Uno de los momentos más destacados en la historia del castillo ocurrió en 1588, cuando uno de los barcos de la Armada Invencible, la galera La Girona, naufragó cerca de Dunluce. Los restos del naufragio fueron recuperados por los MacDonnell, quienes utilizaron los cañones de la nave para reforzar la defensa del castillo. La venta del tesoro recuperado también permitió realizar restauraciones importantes, consolidando el poder de la familia y mejorando el prestigio de su fortaleza.

Castillo de Dunluce
Vista del castillo desde el borde del acantilado. Crédito: Osioni / Dominio público / Wikimedia Commons

Sin embargo, no todo fue esplendor para los MacDonnell. Tras la Batalla del Boyne en 1690, la familia sufrió un duro golpe económico que llevó al abandono del castillo. Con el tiempo, la fortaleza fue saqueada y partes de ella fueron utilizadas como material de construcción para otros edificios cercanos, marcando el inicio de su deterioro irreversible.

Junto al castillo, existió una próspera ciudad que fue destruida durante la rebelión irlandesa de 1641. En 2011, excavaciones arqueológicas revelaron los restos de lo que se ha llamado la ciudad perdida de Dunluce, construida por Randal MacDonnell, primer conde de Antrim, en torno a 1608. La ciudad, anterior a la colonización oficial del Ulster, representaba un avance arquitectónico notable para su época, incluyendo letrinas interiores y un sistema de calles organizadas en cuadrícula.

A pesar de que solo el 5% de la ciudad ha sido desenterrado, los arqueólogos creen que, una vez que se complete la exploración de la ciudad, se podría obtener una visión mucho más completa de la vida en el norte de Irlanda durante la temprana modernidad.

Castillo de Dunluce
Vista panorámica del castillo y su entorno. Crédito: Giorgio Galeotti / Wikimedia Commons

Hoy en día el castillo ha trascendido la historia militar y política para convertirse en un ícono cultural. Su imponente presencia ha inspirado a artistas, músicos y cineastas de todo el mundo. En 1973, la banda Led Zeppelin incluyó una imagen del castillo en la portada de su icónico álbum Houses of the Holy. Además, el castillo ha aparecido en varias películas y ha sido el escenario de numerosas producciones televisivas, incluidas escenas de la aclamada serie Juego de Tronos, donde representó el castillo de Pyke en las Islas de Hierro.

Del castillo decía T.O. Russell en su guía turística decimonónica que desde la carretera que bordea la costa, Dunluce tiene un aspecto absolutamente decepcionante porque la carretera es tan alta, o incluso más, que el propio castillo. Pero visto desde un barco en el mar o desde la base de los acantilados por los que discurre la carretera, constituye la vista más grandiosa e impresionante de una fortaleza vikinga en ruinas que pueda verse en Europa.

El castillo de Dunluce tiene la consideración de monumento protegido bajo la custodia de la Northern Ireland Environment Agency, que trabaja para preservar lo que queda de su estructura y mantener el sitio para futuras generaciones. Aunque gran parte del castillo está en ruinas, su atmósfera sigue siendo poderosa, atrayendo a aquellos que buscan entender mejor la rica historia de la región o simplemente admirar la majestuosa belleza de la costa de Antrim.



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