En las profundidades del Golfo de Pozzuoli, donde las aguas del Mar Tirreno acarician las costas de la antigua ciudad romana de Puteoli, un equipo de arqueólogos encontró en 2023 los restos de un templo nabateo sumergido, el primero de su tipo jamás encontrado fuera de los territorios tradicionales de este antiguo pueblo árabe.

El descubrimiento, fruto de la colaboración entre el Ministerio de Cultura italiano y la Universidad de Campania, con la participación de la Scuola Superiore Meridionale para las áreas subacuáticas, se enmarca dentro del proyecto «Entre Tierra y Mar», una ambiciosa iniciativa que busca arrojar luz sobre el rico patrimonio arqueológico que yace bajo las aguas de la costa flegrea. Esta región, moldeada por milenios de actividad volcánica y sometida a continuos procesos de elevación y hundimiento del terreno, ha preservado bajo el nivel del mar actual un testimonio extraordinario de la vida portuaria y comercial de la antigua Roma.

La ripa Puteolana, una franja de distritos romanos sumergidos que se extiende a lo largo de dos kilómetros entre el puerto de Puteoli y el Portus Iulius, es solo una pieza de un complejo rompecabezas que abarca todo el Golfo de Pozzuoli. Esta zona, que alcanzó su apogeo durante la época augustea (31 a.C. – 14 d.C.), representaba la vanguardia del urbanismo y el desarrollo arquitectónico en un bullicioso distrito portuario que desempeñaba un papel crucial en el comercio marítimo, principalmente en la distribución de grano. La costa estaba dominada por almacenes destinados al almacenamiento de mercancías, formando un paisaje urbano que reflejaba la importancia estratégica de Puteoli en las redes comerciales del Mediterráneo.

Templo nabateo: a) altar A1; b) altar A2; c) losa L1; d) losa L4
Templo nabateo: a) altar A1; b) altar A2; c) losa L1; d) losa L4. Crédito: M. Stefanile

El templo nabateo, descubierto gracias a un minucioso trabajo de documentación fotogramétrica aérea realizado en 2022, se encuentra en un estado de conservación sorprendente. Hasta el momento, los arqueólogos han identificado y documentado dos salas (A y B) delimitadas por muros de opus reticulatum, una técnica constructiva típicamente romana que consiste en un paramento de pequeños bloques de toba volcánica dispuestos en forma de red.

En la sala A, dos altares de mármol blanco de Luni permanecen in situ, apoyados contra el muro perimetral sur. El altar más grande, denominado A1, mide 1,6 x 0,38 x 0,65 metros y presenta una mensa con ocho cavidades rectangulares, probablemente destinadas a albergar betiles anepígrafos, pequeñas piedras sagradas características del culto nabateo. En su frente, una inscripción dedicatoria reza Dusari sacrum, consagrado a Dushara, la principal deidad del panteón nabateo. El altar A2, de menor tamaño, cuenta con solo tres cavidades rectangulares similares.

La presencia de estos altares y las inscripciones dedicadas a Dushara no solo confirman la naturaleza nabatea del templo, sino que también arrojan luz sobre la integración de esta comunidad de comerciantes en el tejido social y económico de Puteoli. La elección del latín para las inscripciones y el uso de técnicas y materiales de construcción locales sugieren un alto grado de aculturación, al tiempo que mantienen vivos los elementos esenciales de su fe y tradiciones.

El templo, que probablemente constaba de una planta rectangular con dos salas y acceso orientado hacia el norte, se vinculaba con las rutas internas del vicus Lartidianus, uno de los barrios comerciales de la antigua Puteoli. Aunque la configuración exacta del techo aún no se ha podido determinar, la presencia de los altares en la sala A sugiere la posibilidad de que se tratara de un sacellum a cielo abierto, una característica no inusual en los lugares de culto nabateos.

Planta del templo nabateo excavado hasta la fecha
Planta del templo nabateo excavado hasta la fecha . Crédito: M. Silani

La edificación del santuario se remonta a una época dorada para los nabateos, que se extendió desde el reinado de Augusto hasta el de Trajano (98-117 d.C.). Durante este período, los nabateos gozaron de la amistad de Roma y de la independencia de su tierra natal, lo que les permitió acumular una enorme riqueza gracias al control del tráfico de bienes de lujo orientales. Estas mercancías preciadas viajaban desde el Océano Índico, a través de las rutas caravaneras del desierto, hasta el puerto de Gaza y, de allí, hacia Roma, probablemente pasando por Alejandría y, sin duda, por Puteoli.

Sin embargo, el destino del templo y, por extensión, de la comunidad nabatea en Puteoli, cambió drásticamente con la creación de la provincia romana de Arabia Petrea por parte de Trajano en el año 106 d.C. Esta anexión supuso el fin de la independencia nabatea y la absorción de sus rutas comerciales en la red general controlada por el Estado romano, dejando poco margen para las iniciativas de un pueblo que había perdido su autonomía.

El declive del comercio nabateo y el fin de su pequeño monopolio parecen ser las explicaciones más plausibles para el abandono del santuario. Los investigadores han determinado que, probablemente a principios del siglo II d.C., el templo fue rellenado con hormigón, sin ninguna intención iconoclasta y con el típico respeto supersticioso de Roma hacia los lugares consagrados. En lugar de desmantelar o destruir los elementos sagrados de Dushara, lo que habría requerido complicados ritos de desacralización, el templo fue simplemente rellenado y se construyó una nueva superficie de tránsito sobre él. La ubicación estratégica y central del área hacía impensable que permaneciera abandonada por mucho tiempo.

Los materiales encontrados en la estratigrafía del relleno, con ánforas en el fondo y sin ningún material posterior al final del siglo I d.C., confirman que la obliteración del sitio se produjo poco después de la creación de la provincia de Arabia en el 106 d.C. Este evento parece marcar el fin de la presencia nabatea en Puteoli, cerrando un capítulo fascinante de intercambio cultural y económico en el corazón del Imperio Romano.

La presencia de un santuario dedicado a una antigua deidad árabe en el corazón de un puerto romano ilustra vívidamente la complejidad y la riqueza de las interacciones culturales que caracterizaron el mundo antiguo.


FUENTES

Stefanile M, Silani M, Tardugno ML, The submerged Nabataean temple in Puteoli at Pozzuoli, Italy: first campaign of underwater research. Antiquity. 2024;98(400):e20. doi:10.15184/aqy.2024.107


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