Un equipo internacional de investigadores ha logrado germinar y analizar una semilla milenaria, desenterrando secretos que podrían arrojar luz sobre una especie vegetal mencionada en textos antiguos como la Biblia, y posiblemente extinta en la región del Levante meridional.

El estudio, publicado recientemente en la revista Communications Biology, detalla cómo una semilla recuperada durante excavaciones arqueológicas en una cueva del desierto de Judea y cuya datación por radiocarbono la sitúa entre los años 993 y 1202 de nuestra era, ha dado vida a una planta del género Commiphora. Este hito no solo representa un logro en términos de longevidad de semillas, sino que también plantea intrigantes preguntas sobre la historia botánica y cultural de la región.

La Dra. Sarah Sallon, investigadora principal del Centro de Investigación en Medicina Natural de la Organización Médica Hadassah en Jerusalén, encabezó este esfuerzo multidisciplinario que involucró a científicos de Israel, Estados Unidos, Suiza, Australia, Suecia y Francia. El equipo utilizó una combinación de técnicas avanzadas, incluyendo secuenciación de ADN, análisis filogenético y estudios fitoquímicos, para desentrañar los misterios de esta antigua semilla.

La planta germinada, cariñosamente apodada «Sheba» por los investigadores, ha demostrado ser única entre las especies de Commiphora conocidas hasta la fecha. Aunque comparte similitudes genéticas con especies del sur de África, su perfil distintivo sugiere que podría tratarse de una especie previamente desconocida o posiblemente extinta en la región. Aunque no es la semilla más antigua que los científicos han conseguido germinar, es particularmente significativo dado que actualmente no existen especies nativas de Commiphora en el Levante meridional.

La semilla antes de ser plantada
La semilla antes de ser plantada. Crédito: Guy Eisner / Sarah Sallon et al.

La relevancia histórica y cultural de este hallazgo se amplifica al considerar las conexiones potenciales con el «Bálsamo de Judea» o «Bálsamo de Galaad», una sustancia aromática altamente valorada en la antigüedad y mencionada en textos bíblicos. Aunque «Sheba» no parece estar estrechamente relacionada con Commiphora gileadensis, la especie comúnmente asociada con el bálsamo histórico, su presencia en la región hace mil años plantea fascinantes preguntas sobre el comercio, la agricultura y las prácticas etnobotánicas de la época.

Los análisis fitoquímicos realizados por los Dres. Gavin R. Flematti y Björn Bohman de la Universidad de Australia Occidental revelaron un perfil químico intrigante. Contrariamente a lo que podría esperarse de una especie de Commiphora, «Sheba» muestra una producción mínima de compuestos fragantes. Sin embargo, los investigadores identificaron una serie de compuestos novedosos, incluyendo una serie de glicolípidos previamente no descritos, que podrían tener implicaciones significativas para la investigación farmacéutica y botánica.

A partir de los resultados de la secuenciación del ADN y de los análisis filogenéticos y fitoquímicos, junto con las fuentes históricas y arqueológicas y los datos fitogeográficos, dicen los investigadores, sugerimos que “Sheba” puede representar una especie extinguida (o al menos extirpada) de Commiphora, antaño nativa de la región, cuyo extracto resinoso “tsori” (en hebreo flujo/goteo), mencionado en los textos bíblicos, se consideraba una sustancia valiosa asociada a la curación, pero que no se describía en estas fuentes como fragante.

Mencionado por primera vez en fuentes bíblicas tempranas (Génesis 37:25, Génesis 43:11) datadas en los siglos XVIII-XVI a.C. (Edad del Bronce Medio) y en escritos posteriores (Jeremías. 8:22, 46:11, 51:8, Ezequiel 27:17) datados en la Edad del Hierro II (siglos VII-VI a.C.), la identidad del “tsori” bíblico (traducido al español como “bálsamo”) ha sido objeto de debate durante mucho tiempo. Aunque hay opiniones que lo identifican con el bálsamo de Judea, las pruebas existentes han sido insuficientes para demostrar esta conexión.

La planta a los 5 y 6 meses de haber germinado
La planta a los 5 y 6 meses de haber germinado. Crédito: Elaine Solowey / Sarah Sallon et al.

El “tsori” bíblico, muy probablemente producto de una especie local, se asoció con la región histórica de Galaad, en el valle del Rift entre el Mar Muerto y Jordania, una zona montañosa y ricamente boscosa en la antigüedad con un valle fértil inferior (ghor) cultivado intensivamente a lo largo de la historia. Situada en la orilla oriental del río Jordán, entre el río Yarmuk y el extremo septentrional del Mar Muerto, Galaad ocupa hoy la región noroccidental del Reino Hachemí de Jordania.

La identificación de «Sheba» con la “tsori” bíblica y, por tanto, probablemente originaria de la región, se ve respaldada por su descubrimiento en una cueva del valle del Rift entre el Mar Muerto y Jordania, concluyen los investigadores.

El estudio también destaca la importancia de la «genómica de resurrección», un campo emergente que permite superar las limitaciones del ADN antiguo degradado al trabajar con organismos vivos regenerados a partir de material histórico. Esta aproximación podría abrir nuevas vías para la investigación en evolución vegetal, domesticación de cultivos y conservación de la biodiversidad.

A medida que «Sheba» continúa creciendo y madurando bajo el cuidado atento de los científicos, existe la esperanza de que eventualmente florezca, permitiendo una descripción taxonómica completa y posiblemente la clasificación de una nueva especie.


FUENTES

Sallon, S., Solowey, E., Gostel, M.R. et al. Characterization and analysis of a Commiphora species germinated from an ancient seed suggests a possible connection to a species mentioned in the Bible. Commun Biol 7, 1109 (2024). doi.org/10.1038/s42003-024-06721-5


  • Comparte este artículo:

Descubre más desde La Brújula Verde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.