La Tierra de Marie Byrd es un vasto territorio que, debido su tamaño imponente y su localización en el continente más inhóspito del planeta, ha logrado mantenerse en un curioso limbo político: no ha sido reclamado por ninguna nación soberana.

Con una extensión de 1.610.000 kilómetros cuadrados (similar a la de Mongolia o Irán), este espacio situado en la Antártida Occidental es el territorio no reclamado más grande del mundo. Se encuentra al sur del océano Pacífico y al este de la barrera de hielo de Ross y el mar de Ross, extendiéndose hasta la cordillera Transantártica que separa la Antártida Oriental de la Occidental.

Su nombre hace referencia a Marie Byrd, esposa de Richard E. Byrd, el oficial naval estadounidense que exploró extensamente la Antártida en las primeras décadas del siglo XX. En 1902, Robert Falcon Scott, desde su barco Discovery, divisó la lejana costa occidental del territorio, pero sería en 1929 cuando Dean Smith, piloto de la primera expedición antártica de Byrd, realizó los primeros sobrevuelos de la región.

Mapa de la Antártida con las reclamaciones territoriales. La Tierra de Marie Byrd es el único territorio no reclamado
Mapa de la Antártida con las reclamaciones territoriales. La Tierra de Marie Byrd es el único territorio no reclamado. Crédito: CIA / Dominio público / Library of Congress

Esta expedición marcó un hito en la exploración antártica, descubriendo las Montañas Rockefeller y las cordilleras de Ford, que se encuentran en el corazón del territorio que Byrd nombró en honor a su esposa.

Byrd regresó con una nueva expedición entre 1933 y 1935, adentrándose en las montañas Fosdick con una partida de trineos dirigida por Paul Siple y Franklin Alton Wade. A su vez, las exploraciones aéreas permitieron identificar nuevas tierras, extendiendo el conocimiento hacia la costa de Ruppert y más allá.

En 1939, el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, instruyó a los miembros de la Expedición del Servicio Antártico de los Estados Unidos a tomar medidas para reclamar parte de la Antártida, incluyendo la Tierra de Marie Byrd.

Uno de los aviones de la Expedición Antártica Byrd en 1929
Uno de los aviones de la Expedición Antártica Byrd en 1929. Crédito: Byrd Antarctic Expedition / Dominio público / Wikimedia Commons

Aunque las actividades de Estados Unidos en la región sentaron las bases para una posible reclamación, esta nunca se formalizó debido al Tratado Antártico de 1959. Este tratado, firmado por más de 50 países, congeló todas las reclamaciones territoriales en el continente y estableció la Antártida como una reserva natural dedicada a la investigación científica.

Curiosamente, durante las décadas que siguieron al tratado, algunos mapas estadounidenses mostraron la Tierra de Marie Byrd como un territorio perteneciente a Estados Unidos, un eco lejano de las expediciones de Byrd y los intentos de reclamación anteriores. No obstante, su estatus como tierra de nadie persiste, convirtiéndolo en una rareza geopolítica en un mundo donde cada centímetro de tierra parece estar bajo el control de alguna nación.

En 1957 los Estados Unidos establecieron la Base Byrd en las coordenadas 80°S, 120°W, que permaneció en uso hasta 1972 (y fue la inspiración para la famosa película de John Carpenter “La cosa”, de 1982), convirtiéndose desde entonces en un campamento temporal de verano del Programa Antártico (United States Antarctic Program). Otras bases temporales se han establecido a lo largo de los años en el territorio, incluyendo la base rusa Rúskaya en la costa Ruppert, que también se utiliza como estación de verano.

Una vista de la base Byrd en 2010
Una vista de la base Byrd en 2010. Crédito: Eli Duke / Wikimedia Commons

La Tierra de Marie Byrd Land no solo es un desierto blanco e interminable cubierto por la capa de hielo de la Antártida Occidental (WAIS por sus siglas en inglés), ya que debajo se esconde una vasta provincia volcánica que ha estado activa durante millones de años.

Las investigaciones más recientes han descubierto la presencia de una pluma del manto terrestre, una columna de roca caliente que se eleva desde las profundidades de la Tierra y que podría estar alimentando los 23 volcanes documentados hasta ahora en la zona. Esta pluma no solo es responsable de la actividad volcánica, sino que también podría estar contribuyendo al derretimiento del hielo en ciertas áreas.

También posee varios glaciares, de los cuales el Thwaites, ubicado en la costa oriental, ha sido objeto de intensos estudios en las últimas décadas debido a su rápido retroceso. Conocido como el «glaciar del juicio final» por algunos científicos, el Thwaites podría desestabilizar una parte significativa del WAIS (capa de hielo de la Antártida Occidental), lo que resultaría en un aumento catastrófico del nivel del mar a nivel mundial. Un estudio de la Universidad de Washington encontró que el glaciar está contribuyendo al 4 % del aumento del nivel del mar en todo el planeta.

El monte Murphy en la Tierra de Marie Byrd, Antártida
El monte Murphy en la Tierra de Marie Byrd, Antártida. Crédito: NASA / Kathryn Hansen / Dominio público / Wikimedia Commons

Dado que el Tratado Antártico prohíbe la reclamación territorial por parte de países, en 2001 Travis McHenry reclamó la Tierra de Marie Byrd a título personal para el Gran Ducado de Westarctica. Y en 2008 también lo hizo el Gran Ducado de Flandrensis, pero ambas micronaciones vieron frustrados sus intentos.


FUENTES

Roland Huntford, Scott And Amundsen: The Last Place on Earth

South Pole, Richard E. Byrd / Byrd Antarctic Expedition

The International Thwaites Glacier Collaboration, Thwaites Glacier

LeMasurier, W. Shield volcanoes of Marie Byrd Land, West Antarctic rift: oceanic island similarities, continental signature, and tectonic controls. Bull Volcanol 75, 726 (2013). doi.org/10.1007/s00445-013-0726-1

Wikipedia, Tierra de Marie Byrd


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