La Portára es uno de los monumentos más emblemáticos de la isla griega de Naxos, situada en las Cícladas. Este gigantesco pórtico de mármol, que se erige en una pequeña península frente a la ciudad de Naxos, es todo lo que queda de un ambicioso proyecto arquitectónico: un templo (que nunca se terminó) dedicado al dios Apolo en el mismísimo lugar donde la tradición contaba que Teseo abandonó a Ariadna en su huida de Creta, y donde luego Dionisio le construyó un palacio.
El templo, cuya construcción se inició en el siglo VI a.C., fue concebido durante el mandato del tirano Lígdamis de Naxos. Este gobernante deseaba consolidar su poder sobre las islas Cícladas mediante la creación de un templo de escala monumental. Su idea era superar al Templo de Apolo en Delos, isla sagrada y centro religioso del culto apolíneo en el Egeo. Así, la planta de su templo en Naxos tendría unas dimensiones colosales de 57,5 por 26,5 metros, nueve veces mayor que el de Delos.
Sin embargo, Lígdamis fue depuesto en 524 a.C. por un ejército espartano, y con su caída, la construcción se detuvo abruptamente. A partir de entonces, nadie mostró interés en finalizar la obra, lo que dejó al templo en un estado inacabado.
Los restos de la construcción fueron saqueados a lo largo del tiempo, utilizados como cantera para otras edificaciones de la región. Aun así, la Portára, la monumental entrada del templo, permaneció en pie, posiblemente debido a su gigantesco tamaño y peso, que hacían que su desmantelamiento fuera una tarea titánica.
La Portára está construida con mármol de Naxos, extraído de las canteras de Flerio, situadas a unos 10 kilómetros de la ciudad. Tiene 5,95 metros de alto y 3,65 metros de ancho, y está compuesta por dos enormes jambas y un dintel superior, todos ellos tallados de una sola pieza de mármol, cada una con un peso aproximado de 20 toneladas.
El dintel es algo más liviano que las jambas, aunque sigue siendo colosal. A pesar de su aparente robustez, la Portára revela señales de su estado incompleto, como la presencia de pequeñas protuberancias que se usaban para facilitar el transporte de los bloques de mármol y que no se eliminaron en el proceso final de construcción.
Uno de los elementos arquitectónicos más curiosos de la Portára es su elevado umbral, que se encuentra a 1,20 metros sobre el nivel de la base del templo. Según el arqueólogo Gottfried Gruben, quien ha estudiado extensamente este monumento, esto sugiere que originalmente habría habido una estrecha escalera que conducía al interior del templo, lo que otorgaría al acceso un carácter ceremonial y dramático. Este tipo de diseño es comparable a otros templos antiguos dedicados a Apolo, como el de Didyma, famoso por su oráculo.
Las investigaciones arqueológicas han revelado que el diseño del templo sufrió al menos una importante modificación durante su construcción. Originalmente, el templo se comenzó a edificar alrededor del 550-540 a.C., pero cerca del 530 a.C. se decidió girar el plano de la construcción 180 grados.
Las razones exactas de este cambio no están claras, pero este tipo de ajustes arquitectónicos eran relativamente comunes en los grandes proyectos de la antigüedad, donde las circunstancias políticas, económicas o religiosas podían alterar los planes originales.
Aunque el templo nunca fue terminado, la Portára ha resistido el paso del tiempo. Su ubicación, en la península de Palatia (que era una isla cuando se inició la construcción), justo en la entrada del puerto de Naxos y sobre los restos de un asentamiento cicládico del III milenio a.C., le otorga una vista espectacular tanto para los locales como para los turistas.
El acceso a la Portára es a través de un estrecho malecón que conecta la península con la isla principal, pero en días de viento fuerte este camino puede quedar cubierto por las olas del mar, haciendo la llegada a la Portára aún más impresionante.
Hoy en día, la Portára es uno de los principales puntos de atracción turística de Naxos, especialmente al atardecer. En este momento del día, la luz del sol poniente se filtra a través del portal, enmarcando el cielo y el mar en un espectáculo visual fascinante. La vista del mármol blanco brillando contra el azul profundo del cielo o el naranja cálido del sol al ocaso hace que este monumento sea una parada obligatoria para quienes buscan entender la historia y la belleza natural de la isla.
FUENTES
Νίκος Ζερβονικολάκης, Πορτάρα
Gottfried Gruben, Max Hirmer, Albert Hirmer, Griechische Tempel und Heiligtümer
Martin Lambertz, The temple of Apollo on Naxos – Two planning phases in detail
Wikipedia, Templo de Apolo (Naxos)
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