Un equipo internacional de investigadores ha completado recientemente el primer mapeo exhaustivo del fondo marino del atolón de Bikini, lugar de las infames pruebas nucleares de la Operación Crossroads en 1946. Los resultados, publicados en el Journal of Maritime Archaeology, ofrecen una visión sin precedentes del único campo de batalla nuclear submarino simulado en la Tierra, revelando no solo los restos de los 12 buques hundidos durante las pruebas, sino también el impacto duradero de las explosiones atómicas en el lecho marino del atolón.
El estudio, liderado por Michael L. Brennan y James P. Delgado de SEARCH Inc., junto con Arthur C. Trembanis y su equipo de la Universidad de Delaware, utilizó tecnología de sonar de barrido lateral y vehículos submarinos autónomos para crear un mapa detallado del fondo de la laguna de Bikini.
Este enfoque innovador ha permitido, por primera vez en más de 75 años, visualizar el paisaje submarino completo creado por las explosiones nucleares, ofreciendo nuevas perspectivas sobre el alcance y la naturaleza de los daños causados por las detonaciones.
Lo que hemos descubierto es nada menos que un paisaje lunar sumergido, explicó el Dr. Brennan en una entrevista exclusiva. Las cicatrices dejadas por las bombas Able y Baker son aún visibles en el lecho marino, formando cráteres y patrones de sedimentación que nos cuentan la historia de aquellos momentos cataclísmicos con una claridad asombrosa.
El equipo identificó un cráter principal de aproximadamente 800 metros de diámetro, creado por la explosión submarina de la bomba Baker, así como numerosos cráteres más pequeños y patrones de dispersión de escombros que se extienden por varios kilómetros cuadrados.
Los investigadores subrayan que este estudio va más allá de la mera cartografía de naufragios, por más significativos que estos sean. Estamos documentando lo que esencialmente es un macro-artefacto, señalan los investigadores. El fondo marino en sí mismo es un testimonio de la era nuclear, marcando quizás el inicio del Antropoceno, la época geológica definida por el impacto humano en los sistemas terrestres.
Entre los hallazgos más notables se encuentran los restos bien preservados de varios buques icónicos, incluyendo el portaaviones USS Saratoga y el acorazado japonés Nagato. La disposición de estos naufragios y los patrones de daños observados ofrecen nuevas perspectivas sobre la física de las explosiones nucleares submarinas y sus efectos en las estructuras navales.
Además, el equipo identificó numerosos objetos más pequeños dispersos por el fondo marino, desde aeronaves y vehículos militares hasta instrumentos de prueba, que fueron arrojados de las cubiertas de los barcos objetivo por la fuerza de las explosiones.
El estudio también destaca la importancia de considerar el atolón de Bikini como parte de un paisaje cultural marítimo más amplio de la Guerra Fría. Los investigadores señalan que los efectos de la Operación Crossroads se extienden mucho más allá de las aguas del Pacífico central, con barcos irradiados adicionales hundidos en lugares tan distantes como Hawái y la costa oeste de Estados Unidos. Estamos hablando de un paisaje arqueológico que abarca literalmente la mitad del Pacífico, explican. Es un testimonio físico de la escala global de la carrera armamentística nuclear y sus consecuencias ambientales duraderas.
Los hallazgos del equipo no solo tienen importancia arqueológica e histórica, sino que también plantean cuestiones importantes sobre el legado ambiental de las pruebas nucleares. Aunque los niveles de radiación en el atolón han disminuido significativamente desde las pruebas, los investigadores advierten que el impacto ecológico a largo plazo de estos eventos sigue siendo un área importante para futuras investigaciones.
El proyecto fue posible gracias a una colaboración única entre académicos, la industria del cine documental y expertos en tecnología submarina. Según los investigadores este trabajo no habría sido posible hace una década, la combinación de tecnologías avanzadas de mapeo submarino con perspectivas arqueológicas e históricas nos está permitiendo reexaminar eventos históricos cruciales con un nivel de detalle sin precedentes.
Los investigadores esperan que sus hallazgos no solo contribuyan a una mejor comprensión de este capítulo crucial de la historia del siglo XX, sino que también sirvan como un poderoso recordatorio de los costos y consecuencias duraderas de la guerra nuclear. El fondo marino de Bikini es un monumento silencioso a una era de tensión global y destrucción potencial. Es nuestra responsabilidad como científicos y como sociedad aprender de este legado y trabajar para garantizar que tales paisajes de devastación nunca se repitan.
El estudio también plantea importantes cuestiones sobre la preservación y gestión de sitios de patrimonio cultural submarino. Con el creciente interés en el turismo de buceo en lugares como Bikini, los investigadores enfatizan la necesidad de equilibrar el acceso público con la conservación a largo plazo de estos sitios históricos únicos. Estos naufragios y el paisaje submarino que los rodea son simultáneamente un cementerio de guerra, un laboratorio científico y un poderoso memorial. Su gestión requiere un enfoque cuidadoso y multifacético que respete su importancia histórica, científica y conmemorativa.
FUENTES
Brennan, M.L., Trembanis, A.C., Delgado, J.P. et al. The Maritime Cultural Landscape of the Simulated Nuclear Battlefield at Bikini Atoll. J Mari Arch (2024). doi.org/10.1007/s11457-024-09416-4
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.