Un innovador estudio publicado recientemente en el Journal of Archaeological Science ha analizado los costos relativos del transporte de mercancías por diferentes medios en la Britania romana tardía, desafiando algunas nociones largamente sostenidas sobre la economía del Imperio Romano.
El equipo de investigación, liderado por Rob Wiseman de la Universidad de Cambridge, ha desarrollado un método novedoso para calcular los costos de transporte utilizando evidencia arqueológica, en lugar de depender únicamente de los escasos registros históricos disponibles.
El estudio se centra en el análisis de la distribución de la cerámica en la Britania romana entre los años 250 y 400 d.C. Los investigadores utilizaron una extensa base de datos que contiene información sobre más de dos millones de fragmentos de cerámica provenientes de 775 excavaciones en 652 sitios diferentes, abarcando 49 industrias alfareras identificables de la Britania romana.
Tradicionalmente, los cálculos de costos de transporte en el mundo romano se han basado principalmente en fuentes textuales, como el Edicto sobre Precios Máximos emitido por Diocleciano en el año 301 d.C. Sin embargo, estos registros históricos se limitan en gran medida a Egipto, Italia y el este de habla griega, centrándose principalmente en la cuenca mediterránea. Esta limitación geográfica ha dificultado la extrapolación de los resultados a otras regiones del Imperio Romano, especialmente a lugares como Britania, que presenta condiciones geográficas y climáticas muy diferentes a las del Mediterráneo.
El método desarrollado por Wiseman y Ortman se basa en el análisis de la distribución de objetos transportados, específicamente la cerámica, para inferir los costos relativos de transporte. Utilizando sistemas de información geográfica (SIG) para calcular las distancias recorridas desde los centros de producción hasta los sitios de excavación a través de una red de transporte reconstruida, los investigadores pudieron determinar las proporciones de costo entre el transporte por carretera, río y mar.
Los resultados del estudio sugieren que, en la Britania romana tardía, el transporte por carretera era aproximadamente tres veces más costoso que el transporte fluvial y cuatro veces más costoso que el transporte marítimo. Específicamente, los investigadores encontraron una proporción de costos óptima de 1:3:4 para el transporte por carretera, río y mar, respectivamente. Es importante destacar que estos hallazgos difieren significativamente de las estimaciones anteriores basadas en fuentes históricas, que a menudo sugerían que el transporte terrestre era mucho más costoso en comparación con las opciones acuáticas.
El estudio también destaca la importancia de considerar los costos totales de envío, que incluyen no solo los gastos directos de transporte, sino también otros factores como las tarifas portuarias, los costos de almacenamiento y los derechos de aduana. Los autores argumentan que los enfoques anteriores, basados únicamente en registros históricos o análisis de SIG, pueden haber subestimado sustancialmente los costos generales relacionados con el transporte al no tener en cuenta estos factores adicionales.
Una de las fortalezas clave del estudio es su amplia base de datos arqueológicos, que permite un análisis más completo y representativo de los patrones de distribución de la cerámica en toda la Britania romana. Sin embargo, los autores reconocen algunas limitaciones en sus datos, como la relativa escasez de información proveniente de Cornualles, Gales y el noroeste de Inglaterra, así como una representación limitada de asentamientos urbanos y sitios militares.
El enfoque innovador utilizado en este estudio no solo proporciona nuevas perspectivas sobre la economía de la Britania romana, sino que también ofrece un método que podría aplicarse a otras regiones y períodos históricos. Al basarse en evidencia arqueológica tangible en lugar de depender únicamente de fuentes escritas limitadas, este método tiene el potencial de revolucionar nuestra comprensión de las redes de transporte y comercio antiguas, al tiempo que proporciona información sobre cómo las mercancías y las ideas podrían haber circulado por el imperio, influyendo en patrones de especialización, gestión de riesgos e innovación.
Además, el estudio destaca la importancia de considerar las condiciones geográficas y climáticas específicas de diferentes regiones al analizar los costos de transporte antiguos. El caso de Britania, con sus fuertes mareas, tormentas atlánticas y clima húmedo, demuestra cómo las condiciones locales podrían haber afectado significativamente los costos y la viabilidad de diferentes modos de transporte.
Nuestro análisis demostró que se transportaba poca cerámica romana a lo largo de la costa, y que la mayor parte de la que se transportaba procedía de la industria del sureste de Dorset, en el puerto de Poole, afirman los investigadores. Y añaden que nuestro análisis muestra que los costes de transporte eran el factor más importante que influía en los patrones de distribución de algunas de las industrias alfareras más productivas de la Gran Bretaña romana. El coste parece ser más importante que el arraigo social a la hora de determinar qué cerámica se utilizaba en los distintos lugares de la Gran Bretaña tardorromana.
La cerámica no era el único producto, ni siquiera el más común, que se distribuía por carretera, río o mar. Sin embargo, todas las demás industrias habrían hecho uso de las mismas carreteras, vehículos y embarcaciones y, por tanto, todas habrían incurrido en gastos comparables, concluyen.
FUENTES
Rob Wiseman, Scott G. Ortman, Olivia Bulik, The costs of transporting goods by different modes: A case study of pottery movement in late Roman Britain. Journal of Archaeological Science, Volume 170, October 2024, 106059. doi.org/10.1016/j.jas.2024.106059
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