Un estudio recientemente publicado por Ella Kirsh, de la Universidad de Brown, analiza los manuales de taquigrafía de la Antigüedad que se conservan en papiros y tablillas de cera, revelando la complejidad y diversidad de la formación de los taquígrafos, quienes en su mayoría eran individuos no pertenecientes a la élite, a menudo esclavos.

El estudio se centra principalmente en un manual conocido como el Comentario (κομμεντάριον), utilizado ampliamente para la enseñanza de la taquigrafía en la Antigüedad tardía. Kirsh argumenta que la dificultad inherente al sistema taquigráfico aumentaba la potencia de las lecciones ideológicas que se impartían a los estudiantes, transmitiendo una visión coherente, aunque inquietante, de la sociedad de la época y de la distribución adecuada del poder dentro de ella.

La autora destaca el caso de Chairammon, un esclavo doméstico en el Oxirrinco del siglo II (la ciudad de Per-Medyed, hoy llamada El-Bahnasa, en el Alto Egipto), cuyo amo, Panechotes, invirtió una suma considerable – 120 dracmas, suficiente para comprar una casa – para enviarlo a aprender taquigrafía, lo que ilustra el valor que se atribuía a esta habilidad en la sociedad romana tardía, aunque las motivaciones exactas detrás de tal inversión siguen siendo objeto de especulación.

Notación tironiana, un sistema de taquigrafía inventado por Marco Tulio Tirón, exesclavo, secretario y escriba de Cicerón
Notación tironiana, un sistema de taquigrafía inventado por Marco Tulio Tirón, exesclavo, secretario y escriba de Cicerón. Crédito: Dominio público / Wikimedia Commons

¿Qué hacía que la formación taquigráfica fuera tan valiosa como para justificar el desembolso de una suma tan elevada y la pérdida del trabajo de Chairammon? ¿Esperaba recuperar su inversión subcontratando a Chairammon para trabajos de secretaría en el futuro? ¿Estaba planeando su propia carrera literaria? ¿Tenía tantos esclavos y tanto dinero que el despido de uno de ellos apenas suponía una diferencia? se pregunta Kirsh. Sea cual sea la motivación de Panechotes, su entusiasmo por el proyecto se desprende claramente de los términos del contrato. Chairammon iba a estudiar con el profesor de taquigrafía Apolonio y su hijo Dionisio, viviendo en una casa llena de taquígrafos hasta que «el muchacho haya aprendido todo el Comentario» y pueda taquigrafiar «impecablemente».

El proceso de aprendizaje de la taquigrafía, según revela Kirsh, era arduo y transformador. Los estudiantes debían memorizar miles de palabras y sus correspondientes símbolos arcanos, un proceso que podía durar años y que, según las fuentes de la época, dejaba una marca indeleble en el alma del aprendiz. Esta formación intensiva no solo proporcionaba habilidades técnicas, sino que también moldeaba la perspectiva del estudiante sobre la sociedad y su lugar en ella.

Chairammon llenaría, borraría y rellenaría cuadernos con secciones complicadas del Comentario, dibujaría los signos, recitaría las palabras, estudiaría el contenido de sus manuales de taquigrafía hasta que los signos salieran de sus dedos con la misma rapidez y precisión que las palabras de los labios de su maestro. Incluso cuando terminó su aprendizaje y regresó a Panechotes, los ritmos del Comentario serían su compañía constante. El Comentario era el texto oculto que subyacía en cada momento dedicado al dictado; revestía y coloreaba cada interacción entre el autor y el taquígrafo. Ningún otro texto, incluidas las Escrituras, desempeñó un papel tan importante en sus vidas, dice Kirsh.

La representación de la tétrada 71 en la taquigrafía del Comentario
La representación de la tétrada 71 en la taquigrafía del Comentario. Crédito: E. Kirsh

Y señala que la taquigrafía era una actividad casi exclusivamente reservada a los no libres en la Antigüedad tardía. Citando a Séneca, quien se refería a la taquigrafía como una profesión «de los esclavos más viles», la autora presenta evidencia que respalda esta caracterización a lo largo de varios siglos. Aunque había cierta variación social, con algunos individuos libertos y nacidos libres que buscaban formación en taquigrafía en tiempos difíciles, la mayoría de las fuentes asumen que los taquígrafos, tanto hombres como mujeres, eran propiedad humana.

El artículo explora cómo la formación en taquigrafía se convirtió en un espectáculo de poder y obediencia. Los autores de la élite describían a los taquígrafos trabajando de rodillas, con la cabeza inclinada y la lengua quieta, capturando las palabras de sus amos con una velocidad y precisión que a menudo se atribuía a poderes celestiales más que a la educación humana.

¿Qué implicaba en la práctica «aprender el Comentario» y utilizar este sistema? La memorización profunda parece haber sido fundamental. Imaginemos al esclavizado Chairammon transcribiendo el dictado de Panechotes tras completar con éxito su formación taquigráfica. Si Panechotes le dictaba la palabra δοῦλος (por cierto, la palabra utilizada para identificar a Chairammon en el contrato de aprendizaje), Chairammon tendría primero que pensar y dibujar el signo de la tétrada a la que pertenecía la palabra. En este caso, sería la tétrada número 71: ἀπειλεῖ δεσπότης, δοῦλος σιγᾷ («El amo profiere amenazas, el esclavo calla»). Sin levantar la pluma, Chairammon habría dibujado el signo principal de la tétrada 71, un símbolo que se parece un poco a la letra minúscula delta, empezando por el cuenco del signo y terminando con un tallo que se inclina tanto que parece que se va a caer. El signo principal de la tétrada 71 es uno de los pocos signos que se parecen a letras reales. Quizá Chairammon se hubiera preguntado: ¿δ para δοῦλος o para δεσπότης?, explica Kirsh.

Y añade que después de dibujar el signo principal, había que acotar a cuál de las cuatro palabras de la tétrada se refería el contexto dado. Esta desambiguación se conseguía añadiendo una anotación en miniatura: una pequeña marca en forma del signo del silabario para la terminación de la palabra en cuestión. Chairammon tendría que recordar que la palabra δοῦλος era la tercera palabra de la tétrada 71. A continuación, anotaría el signo principal a la derecha. El signo, la tétrada, el orden de las palabras, la anotación de inflexión… todo debía recuperarse y transcribirse de forma instantánea y precisa antes de que se pronunciara la siguiente palabra y comenzara de nuevo el proceso.

Una mujer escriba representada en el relieve funerario de un carnicero romano
Una mujer escriba representada en el relieve funerario de un carnicero romano. Crédito: Gts-tg / Wikimedia Commons

Uno de los aspectos más innovadores del estudio es su análisis del «Comentario» como una fuente de autoridad moral, además de su función como manual técnico. La autora argumenta que este texto tenía un profundo impacto en los mundos intelectuales y morales de sus estudiantes subalternos, abordando temas como el habla subordinada y los prejuicios de otredad, que contribuían a procesos más amplios de clasificación social en la Antigüedad tardía.

El artículo también examina las respuestas de los estudiantes al «Comentario», explorando las anotaciones realizadas por los aprendices en copias fragmentarias del manual y las técnicas que los taquígrafos desarrollaron en entornos cristianos para compensar los limitados recursos expresivos del «Comentario».

Kirsh concluye que, lejos de ser un don divino como algunos autores de la época fantaseaban, la instrucción taquigráfica era un esfuerzo decididamente humano. El texto del «Comentario», que generaciones de estudiantes esclavizados recitaron, copiaron y modificaron, servía como un espejo comprimido de la sociedad antigua tardía, reproduciendo fielmente dentro de su marco las prioridades y prejuicios del mundo tal como sus estudiantes lo encontrarían.

Este estudio pionero abre nuevas vías de investigación sobre la cultura intelectual no elitista en el Imperio Romano tardío y desafía las percepciones convencionales sobre la educación y la alfabetización en la Antigüedad. Al arrojar luz sobre las vidas de los taquígrafos, Kirsh nos invita a reconsiderar nuestra comprensión de la dinámica social y cultural en este período histórico crucial.


FUENTES

Kirsh E. ‘Etched into the Soul’: The Education of Shorthand-Writers in Late Antiquity. Journal of Roman Studies. Published online 2024:1-24. doi:10.1017/S0075435824000261


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