Un equipo de investigadores ha revelado la existencia del primer fósil de un animal de gran tamaño encontrado en un contexto arqueológico seguro en la Grecia continental. Este hallazgo, publicado recientemente en la revista Scientific Reports, no solo confirma la antigüedad de la fascinación humana por los restos fósiles, sino que también proporciona evidencia tangible de la recolección intencional de fósiles en la región durante el período micénico tardío, hace aproximadamente 3.200 años.
El fósil en cuestión, identificado como el astrágalo (hueso del tobillo) de un rinoceronte extinto perteneciente al género Stephanorhinus, fue descubierto durante las excavaciones realizadas en la década de 1970 en el sitio arqueológico de Micenas, pero su verdadera naturaleza e importancia no fueron reconocidas hasta ahora.
Este redescubrimiento en las colecciones del Museo de Micenas ha permitido a los investigadores, liderados por Jacqueline S. Meier de la Universidad del Norte de Florida, Vassiliki Pliatsika del Ministerio de Cultura de Grecia y Kim Shelton de la Universidad de California en Berkeley, realizar un análisis exhaustivo que revela no solo la identidad del animal fosilizado, sino también el contexto cultural en el que fue depositado.

El fósil fue encontrado en un edificio del Barrio Sudoeste de la ciudadela de Micenas, en una habitación que los arqueólogos interpretan como un área de almacenamiento. Lo que hace que este hallazgo sea particularmente intrigante es su asociación con una variedad de artefactos, incluyendo la mayor colección de conchas de cono (Conus ventricosus) jamás encontrada en un contexto de la Edad del Bronce en el Egeo, muchas de las cuales estaban trabajadas y rellenas de plomo. Esta yuxtaposición de objetos sugiere que el fósil no fue simplemente descartado, sino que probablemente fue considerado un objeto de valor especial, tal vez incluso con connotaciones rituales o simbólicas.
Los análisis morfológicos y métricos realizados por el equipo de investigación indican que el astrágalo probablemente pertenecía a la especie Stephanorhinus hundsheimensis, o una variante de S. etruscus, rinocerontes que habitaron Europa durante el Pleistoceno temprano a medio. Este hallazgo plantea preguntas fascinantes sobre el origen del fósil, ya que los restos de S. hundsheimensis han sido identificados con mayor seguridad en el norte de Grecia, sugiriendo que el objeto podría haber llegado a Micenas a través de redes de comercio de larga distancia, o alternativamente, que esta especie de rinoceronte también habitó el Peloponeso en tiempos prehistóricos.
Los investigadores especulan que el fósil podría haber desempeñado diversos roles en la sociedad micénica, desde ser utilizado como un objeto para juegos o adivinación, hasta funcionar como un peso estandarizado o incluso como un objeto de magia contagiosa que se creía que traía suerte o esencia mítica a su poseedor.
El Dr. Meier y sus colegas sugieren que la presencia de este fósil en Micenas podría haber contribuido a la formación de mitos locales, de manera similar a cómo los fósiles influyeron en las leyendas de gigantes, héroes y monstruos en la Grecia histórica posterior.

El tamaño notablemente grande del astrágalo fosilizado en comparación con los huesos de los animales locales habría sido inmediatamente evidente para los micénicos, quienes estaban familiarizados con los huesos a través de sus prácticas culinarias y artesanales. Esta distinción podría haber llevado a asociaciones con seres míticos de gran tamaño, posiblemente contribuyendo a leyendas como la de los Cíclopes, los gigantes de la mitología griega posterior que se decía habían construido las imponentes fortificaciones de Micenas.
Además, el estudio destaca la importancia de los objetos exóticos y las reliquias en las prácticas rituales micénicas, especialmente hacia el final del período del Bronce tardío. La antigüedad percibida del fósil podría haberle otorgado un estatus especial como reliquia, similar a otros objetos antiguos encontrados en contextos micénicos posteriores a su creación.
El descubrimiento en Micenas no es un caso aislado, sino que se suma a un creciente cuerpo de evidencia que sugiere una práctica compartida de uso simbólico de partes de animales antiguos en depósitos cargados de significado en todo el Mediterráneo durante la Edad del Bronce. Ejemplos similares se han encontrado en sitios arqueológicos en Egipto, Chipre y Turquía, indicando una fascinación generalizada con los restos fósiles que trascendía las fronteras culturales.
El fósil de Micenas pasó desapercibido durante décadas, catalogado simplemente como un «objeto de piedra grande de forma irregular». Su reidentificación demuestra el valor de la colaboración interdisciplinaria entre arqueólogos, paleontólogos y especialistas en conservación para desentrañar los misterios del pasado.
FUENTES
Meier, J.S., Pliatsika, V. & Shelton, K. The earliest evidence of large animal fossil collecting in mainland Greece at Bronze Age Mycenae. Sci Rep 14, 19158 (2024). doi.org/10.1038/s41598-024-68778-w
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