Un reciente estudio genético de los restos de un niño enterrado en la antigua ciudad de Paquimé, en el norte de México, ha revelado un sorprendente hallazgo: los padres de este niño estaban emparentados de forma muy cercana, probablemente eran medios hermanos o tío/tía-sobrina/sobrino. Este nivel de consanguinidad es extremadamente raro en la mayoría de las sociedades humanas, pero parece haber sido tolerado, e incluso promovido, entre las élites de Paquimé durante su apogeo en los siglos XIII y XIV.
El análisis del ADN antiguo del niño, conocido como entierro 23-8, muestra que sus padres compartían entre el 25 y el 50% de su genoma, lo que sugiere una relación de parentesco de primer o segundo grado. Este es uno de los valores más altos de consanguinidad registrados en individuos de las Américas.
Paquimé, también conocida como Casas Grandes, fue un importante centro urbano y ceremonial en el noroeste de México durante la época prehispánica. El sitio destaca por su tamaño, complejidad arquitectónica y riqueza de bienes de prestigio, lo que ha llevado a los arqueólogos a debatir sobre su organización social. ¿Era una sociedad jerárquica y elitista o más bien una comunidad cosmopolita?

El hallazgo del entierro 23-8 aporta nueva evidencia sobre la estructura social de Paquimé. Su posición privilegiada, enterrado junto a importantes elementos rituales en una de las estructuras más destacadas del sitio, sugiere que pertenecía a la élite local. Además, el alto grado de consanguinidad de sus padres indica que esta élite pudo haber utilizado los matrimonios entre parientes cercanos como una estrategia para consolidar y legitimar su posición de poder.
Paquimé fue uno de los sitios más importantes del noroeste de México y suroeste de Estados Unidos durante los siglos XIII y XIV. Con más de 1.100 habitaciones y algunas edificaciones de tres pisos de altura, el sitio se distinguía por su tamaño, complejidad arquitectónica y abundancia de bienes de comercio procedentes de Mesoamérica y otras regiones.
El entierro 23-8 se encontraba en la estructura conocida como la Casa del Pozo, una de las más destacadas del sitio. Este entierro, de un niño de entre 2 y 5 años, estaba colocado alrededor de uno de los pilares de madera que sostenían el techo y el piso superior de la habitación. Según los investigadores, esta posición sugiere que el niño fue enterrado como una «ofrenda suplicatoria» en el momento en que se colocó el pilar.

Los investigadores utilizaron una técnica llamada «bloques de homocigosidad» para cuantificar el nivel de consanguinidad del individuo. Esta técnica permite estimar el grado de parentesco entre los padres a partir del genoma. En el caso del entierro 23-8, los valores de ROH sugieren que sus padres eran medios hermanos, tío/tía-sobrina/sobrino o abuelo-nieta, es decir, parientes de primer o segundo grado.
Además del análisis genético, los investigadores realizaron estudios de isótopos de estroncio que indican que el niño era local de Paquimé, y datación por radiocarbono que sitúa el entierro en el apogeo de este sitio, entre los años 1301 y 1397 d.C.
Según los investigadores, este fue el único individuo en Paquimé enterrado alrededor de un poste. Nos parece muy poco probable que se tratara de coincidencias. Nuestra revisión de la literatura etnográfica/antropológica y los datos globales de ADNa sugieren que los tabúes contra las uniones entre parientes cercanos eran comunes y no se limitaban a las relaciones entre hermanos. Los casos registrados en los que se condonan tales relaciones se dan con mayor frecuencia entre familias de élite dentro de sociedades socialmente estratificadas.
Y concluyen que estos resultados sugieren que el enterramiento 23-8 formaba parte de una sociedad igualmente jerarquizada en Paquimé. Los arqueólogos han debatido durante mucho tiempo la naturaleza de la organización social de Paquimé. Los datos del enterramiento 23-8 sugieren que en Paquimé existía una clase de élite, que podría haber intentado consolidar su poder estableciendo parejas de parientes cercanos.
FUENTES
Sedig J, Snow M, Searcy M, et al. High levels of consanguinity in a child from Paquimé, Chihuahua, Mexico. Antiquity. Published online 2024:1-17. doi:10.15184/aqy.2024.94
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