El Alpha Magnetic Spectrometer (AMS-02), un detector de partículas a bordo de la Estación Espacial Internacional, ha identificado partículas de antimateria (antihelio) que no se producen fácilmente en el universo conocido. Este hallazgo desafía las teorías actuales sobre la producción de antimateria y sugiere que podríamos estar observando fenómenos astrofísicos completamente nuevos.

El antihelio es la forma de antimateria del helio, compuesto por antipartículas que, al encontrarse con materia ordinaria, se aniquilan en un estallido de energía. Su detección en los rayos cósmicos ha desconcertado a los científicos porque, según nuestras teorías actuales, la producción de antihelio en el espacio es extremadamente difícil.

Generalmente requeriría condiciones energéticas específicas que no suelen estar presentes en el espacio conocido, de ahí la sorpresa ante su posible detección, que ha llevado a los investigadores a explorar nuevas explicaciones más allá de la física estándar.

En un artículo reciente publicado en Physical Review D, los autores proponen una teoría que desafía las explicaciones tradicionales, según la cual ciertos eventos catastróficos, denominados fireballs (“bolas de fuego”), podrían estar detrás de la formación de antinúcleos en el universo.

Representación artística de helio antiprotónico
Representación artística de helio antiprotónico. Crédito: Tou-x / Wikimedia Commons

La hipótesis sugiere que estas «bolas de fuego» son el resultado de inyecciones masivas de energía en el espacio, posiblemente causadas por colisiones de objetos de materia oscura. La materia oscura, aunque invisible y enigmática, constituye una gran parte del universo, y sus interacciones con la materia visible podrían estar generando estas partículas de antimateria.

Las colisiones de objetos de materia oscura podrían liberar un torrente de antiquarks, los componentes fundamentales de los antinúcleos, en un pequeño volumen espacial. Estas partículas formarían una especie de plasma extremadamente caliente que, al expandirse rápidamente, se enfría y permite la formación de antinúcleos como el antihelio.

Este proceso se asemeja a las reacciones nucleares del Big Bang, pero a una escala mucho más pequeña y en circunstancias diferentes, lo que podría explicar por qué estas partículas son tan difíciles de detectar.

La posible detección de antihelio podría abrir la puerta a nuevas teorías que expandan los límites de nuestro conocimiento actual. Si se confirman los hallazgos, este fenómeno requeriría una revisión de las teorías sobre la formación de antimateria en el universo y podría proporcionar pistas sobre la naturaleza de la materia oscura.

El estudio sugiere que si estas colisiones de materia oscura son lo suficientemente comunes, podríamos esperar observar más eventos de antihelio en el futuro. Además, podrían aparecer otras señales detectables que ayudarían a confirmar esta teoría.

El AMS-02, al seguir monitoreando los rayos cósmicos desde la Estación Espacial Internacional, desempeñará un papel crucial en la recopilación de datos adicionales que podrían respaldar o refutar estas propuestas.

Los autores del artículo instan a la comunidad científica a continuar explorando esta línea de investigación y desarrollar modelos que puedan explicar plenamente la producción de antinúcleos en el universo.



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