Los habitantes de la estepa mongola utilizaban calderos de bronce hace unos 2700 años para procesar sangre animal y leche. Así lo demuestra un análisis proteínico de hallazgos arqueológicos de este periodo.
Esparcidos por la estepa euroasiática, los arqueólogos encuentran repetidamente calderos metálicos de la Edad del Bronce durante las excavaciones. Sin embargo, hasta ahora no estaba claro para qué se utilizaban exactamente.
Ahora, un estudio internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Basilea y publicado en la revista Scientific Reports revela su secreto: los nómadas mongoles recogían en estos calderos sangre de animales sacrificados, presumiblemente para elaborar embutidos, y es posible que también fermentaran en ellos leche, principalmente de yaks.
El equipo de investigación dirigido por el doctor Shevan Wilkin, de la Universidad de Basilea, llevó a cabo exhaustivos análisis de proteínas en dos calderos de metal que fueron descubiertos en 2019 por pastores del norte de Mongolia, junto con otros artefactos. Según la datación por radiocarbono, los calderos datan de finales de la Edad del Bronce, es decir, se utilizaban hace unos 2700 años.
En los calderos, los investigadores identificaron restos de sangre de rumiantes, principalmente ovejas y cabras. Varios relatos históricos sobre los habitantes de la estepa afirman que bebían sangre con regularidad, explica el Dr. Bryan Miller, de la Universidad de Michigan (EE UU), coautor del estudio. Los nuevos hallazgos ofrecen ahora una idea más clara de cómo pudo incorporarse la sangre a la dieta de los habitantes de la estepa.
Los investigadores sospechan que la sangre se recogía en los calderos durante las matanzas para elaborar morcillas, una práctica similar a las costumbres culinarias contemporáneas en Mongolia.
Estos paralelismos con la época moderna, junto con relatos históricos bien fundados sobre la dieta y las prácticas de sacrificio en la región, sugieren que el procesamiento de la sangre era una parte tradicional de la cultura alimentaria de Mongolia, afirma Shevan Wilkin, líder del estudio. La producción de embutidos era también un importante método de conservación para otros pueblos esteparios.
Además de proteínas sanguíneas, los calderos también contenían restos de leche, sobre todo de ganado doméstico y yaks. Esto demuestra que los yaks fueron domesticados y ordeñados en Mongolia mucho antes de lo que se pensaba, señala Wilkin. La leche podría haberse fermentado en los calderos para conservarla en forma de yogur, o podría haber sido un ingrediente en la producción de salchichas.
Nuestros descubrimientos ofrecen una visión de las tradiciones y la dieta de los nómadas de la Edad de Bronce y arrojan luz sobre los diversos métodos culinarios de las civilizaciones antiguas, explica Wilkin. Además de las Universidades de Basilea y Michigan, también participaron en el proyecto de investigación expertos del Instituto Max Planck de Geoantropología de Jena y del Museo Nacional de Mongolia.
Fuentes
University of Basel | Wilkin, S., Bayarsaikhan, J., Ganbold, A. et al. Cauldrons of Bronze Age nomads reveals 2700 year old yak milk and the deep antiquity of food preparation techniques. Sci Rep 14, 11625 (2024). doi.org/10.1038/s41598-024-60607-4
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