Como cada año, está a punto de expirar el curso y se acerca el verano, lo que implica dos cosas. En primer lugar, por supuesto, la llegada de las vacaciones estivales y la búsqueda de un destino donde pasarlas. En segundo, que hay que decidir qué es lo que vamos a hacer una vez que pasen las vacaciones y llegue septiembre, mes de la vuelta al trabajo o, en su caso, del inicio de una nueva temporada de estudios. Como el deber tiene que anteponerse a todo, vamos a empezar por esto último.
Hace ya bastante tiempo que la Formación Profesional constituye una puerta fundamental para encontrar trabajo. Contar con una titulación adecuada, ya sea de Grado Medio o Superior, brinda la posibilidad de acceder a la actividad que se desea y eso es algo que hoy supone poder elegir entre los más variados campos profesionales, muy lejos de las limitaciones de antaño; ya no se trata sólo de electricidad y hostelería; hay una docena más, cada una con sus correspondientes especialidades.
Parte del éxito final dependerá de la calidad del centro escogido para realizar los estudios y ahí es inevitable citar al MEDAC, Instituto Oficial de Formación Profesional, que cuenta con centros en buena parte del territorio español. Fundado en 2010 con el objetivo de utilizar la educación como pilar para crear una sociedad mejor, más igualitaria y justa, con el paso de los años ha ido creciendo hasta convertirse en una referencia nacional, con más de medio centenar de titulaciones, todas ellas respaldadas por el Ministerio de Educación.
Ofrece contenidos cien por cien adaptados al mercado laboral, una formación acorde a la situación de cada alumno, atención personalizada, enseñanza basada en competencias emocionales, aulas con amplio equipamiento y prácticas profesionales garantizadas. Hay recursos interactivos, profesores expertos y becas, con un total de dos mil horas lectivas. Las estadísticas dicen que prácticamente la totalidad de los alumnos consiguen su título, que el noventa y nueve por ciento que aspira a pasar a la universidad lo consigue y que el noventa y cinco por ciento alcanza un empleo tras graduarse.
Por ejemplo, hacer FP en Salamanca a través del MEDAC supone poder estudiar cómodamente disfrutando de una flexibilidad de aprendizaje que facilita conciliar las responsabilidades personales y laborales, pongamos por caso, con los estudios; por supuesto, también hay formación presencial y cursos de especialización. Todo ello con catorce posibles ramas profesionales subdivididas en varias áreas: deporte, sanidad, sociocultural, comercio y márketing, informática, administración, imagen y sonido, imagen personal, electricidad y electrónica, hostelería y turismo, edificación y obra civil, energía y agua, mantenimiento y servicios a la población, y química.
Como decíamos, cada una tiene sus especialidades; para muestra un botón: en Sanidad se puede optar por grados medios a distancia en Farmacia y Parafarmacia, Emergencias Sanitarias y Auxiliar de Enfermería, o por grados superiores a distancia en Audiología Protésica, Anatomía Patológica y Citodiagnóstico, Laboratorio Clínico y Biomédico, Imagen para el Diagnóstico, Higiene Bucodental, Prótesis Dental, Documentación y Administración Sanitarias, Dietética y FP + Máster en Sanidad (dos años).
La FP en Salamanca con el MEDAC suele empezar a finales de septiembre o principios de octubre, así que es el momento de matricularse. Y, ya puestos, ¿por qué no disfrutar también de unas vacaciones en esa interesante ciudad? Es una urbe que destila cultura y formación, no en vano tiene una de las universidades más antiguas de España (1218) y probablemente la que presenta mayor atractivo turístico; empezando por la famosa portada plateresca de sus Escuelas Mayores, ante la que se agolpan los visitantes intentando encontrar la icónica rana esculpida oculta entre la exuberancia ornamental.
Antes de que los estudiantes invadan Salamanca, proporcionando un ambiente muy característico, es posible descubrir otros rincones fascinantes. El punto clásico de partida es la imponente Plaza Mayor dieciochesca, desde donde se puede hacer un recorrido por el casco antiguo viendo patrimonio religioso como la Catedral (que en realidad son dos unidas, la Vieja románica y la Nueva gótico-renacentista-barroca), la Clerecía (Universidad Pontificia) o los conventos de las Dueñas y San Esteban. En realidad la lista es larguísima y harían falta varios días para ver todos los templos y cenobios.
También hay edificios civiles, como la celebérrima Casa de las Conchas, la de Unamuno, la Torre del Clavero, el Alcázar o la modernista Casa Lis, así como lugares de leyenda, caso del Jardín de Calixto y Melibea (donde el bachiller Fernando de Rojas sitúa a los protagonistas de su novela La Celestina), la misteriosa Cueva de Salamanca (donde se dice que el Diablo enseñaba magia negra) o la Casa de las Muertes (un palacete del siglo XVI cuya fachada está decorada con calaveras de piedra), sin olvidar el puente sobre el río (con la estatua de un verraco que hay en uno de sus extremos, citada en el Lazarillo de Tormes).
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