En diciembre de 2023, arqueólogos del Museo de Historia Cultural de Oslo descubrieron un sitio funerario desconocido en una cantera cerca de Fredrikstad, en el sureste de Noruega. Este hallazgo ha revelado un asombroso conjunto de más de 30 tumbas, la mayoría de ellas pertenecientes a bebés, enterrados hace más de 2000 años.
El equipo de arqueólogos, encabezado por Guro Fossum, inicialmente estaba investigando antiguos asentamientos de la Edad de Piedra cuando encontraron formaciones de piedra que resultaron ser círculos funerarios. Estos círculos contenían restos humanos cremados, principalmente de niños pequeños.
A pesar de la cremación, los especialistas pudieron identificar los restos de cráneos infantiles, lo que indicó la predominancia de bebés, algunos de los cuales podrían no haber llegado a término.
Las tumbas, datadas entre los años 800 y 200 a.C., muestran variaciones en la disposición de los restos cremados, algunos colocados en urnas y otros simplemente bajo los círculos de piedra. La cantidad de huesos recuperados fue mínima en muchos casos, entre 0,1 y 240 gramos por tumba, lo cual presentó un desafío considerable para los arqueólogos y osteólogos que participaron en el estudio.
Además de las tumbas infantiles, se encontraron evidencias de actividades cotidianas alrededor del sitio, como fosas de cocina y fogatas. Esto sugiere que el área pudo haber servido no solo como un cementerio, sino también como un lugar donde la comunidad se reunía, posiblemente para ceremonias relacionadas con los funerales.
Había algo especial en todo el lugar. Las tumbas están muy juntas. Debían de estar en un paisaje abierto, con vías de comunicación cercanas, por lo que todo el mundo las conocía. Además, todas las tumbas eran muy bonitas y estaban meticulosamente trabajadas. Cada piedra procedía de un lugar diferente y se colocaba con precisión en la formación. Nos preguntábamos quién se había esforzado tanto, dice Fossum.
Según Håkon Reiersen, profesor asociado de arqueología en la Universidad de Stavanger, este descubrimiento es excepcional por la cantidad de datos que proporciona sobre las prácticas funerarias infantiles en la antigua Noruega. Destaca que el alto índice de mortalidad infantil en ese período histórico probablemente contribuyó a la creación de un sitio dedicado exclusivamente a los niños.
Las dataciones muestran que el lugar de enterramiento se utilizó durante un largo periodo, por lo que no pudieron morir todos en el mismo desastre natural o brote de enfermedad o epidemia, afirma Fossum.
El sitio funerario, único en el contexto europeo, ha suscitado interés no solo por su rareza sino también por las implicaciones emocionales. Reiersen enfatiza que este hallazgo nos conecta profundamente con las emociones humanas universales relacionadas con la pérdida y el duelo por los niños, demostrando que las personas del pasado no eran tan diferentes de nosotros en términos de cómo honraban a sus muertos.
Fossum considera interesante que hombres, mujeres y, sobre todo, niños tuvieran sus propias tumbas y recibieran el mismo trato durante siglos.
Parece que la estructura social era más igualitaria, ya que no había mucha diferencia entre las tumbas. Se utilizaba el mismo tipo de tumbas, ajuar funerario y método de enterramiento. Esto sugiere una sociedad en la que la comunidad era importante, afirma.
Sólo una de las tumbas del yacimiento está fechada después del año 0. A partir de ese momento, las prácticas funerarias cambiaron gradualmente, con jerarquías y grandes túmulos reservados sólo para los que tenían estatus.
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