Un estudio detallado de los depósitos volcánicos submarinos en torno a la caldera de Kikai (Japón) ha aclarado los mecanismos de deposición y la magnitud del fenómeno. Como resultado, el equipo de investigación de la Universidad de Kobe descubrió que la erupción de hace 7.300 años fue, con diferencia, la mayor erupción volcánica del Holoceno.
Además de lava, los volcanes expulsan grandes cantidades de piedra pómez, cenizas y gases en forma de flujo rápido, conocido como «flujo piroclástico», y sus sedimentos son una valiosa fuente de datos sobre erupciones pasadas. En el caso de los volcanes terrestres, los geólogos conocen bien el mecanismo de sedimentación de los flujos piroclásticos, pero los sedimentos se pierden fácilmente debido a la erosión.
En cambio, en el caso de los volcanes situados en islas oceánicas o cerca de la costa, el proceso de deposición de los flujos piroclásticos no está muy claro, tanto porque se conoce peor la interacción con el agua como porque es difícil obtener datos fiables y, por tanto, escasos. Por estas razones, es difícil estimar el impacto de muchas erupciones pasadas en el clima y en la historia.
Un equipo de investigación de la Universidad de Kobe, formado por Seama Nobukazu y Shimizu Satoshi, se hizo a la mar en el buque escuela Fukae Maru (sustituido por el Kaijin Maru, de nueva construcción), propiedad de la Universidad de Kobe, y realizó un estudio de imágenes sísmicas y un muestreo de sedimentos en torno a la caldera de Kikai, frente a la costa sur de la isla japonesa de Kyūshū.
El extraordinario detalle de los datos sísmicos de reflexión reveló la estructura sedimentaria con una resolución vertical de 3 metros y hasta una profundidad de varios cientos de metros por debajo del fondo marino. Shimizu explica: Debido a que los eyecta volcánicos depositados en el mar se conservan bien, registran mucha información en el momento de la erupción. Utilizando sondeos de reflexión sísmica optimizados para este objetivo e identificando los sedimentos recogidos, pudimos obtener información importante sobre la distribución, el volumen y los mecanismos de transporte de los eyecta.
En su artículo publicado en el Journal of Volcanology and Geothermal Research, los geocientíficos informan de que una erupción ocurrida hace 7.300 años expulsó una gran cantidad de productos volcánicos (ceniza, piedra pómez, etc.) que se asentaron en un área de más de 4.500 kilómetros cuadrados alrededor del lugar de la erupción. Con un volumen equivalente en roca densa de entre 133 y 183 kilómetros cúbicos, el evento fue la mayor erupción volcánica que ha tenido lugar dentro del Holoceno (los 11.700 años más recientes de la historia de la Tierra tras el final de la última glaciación) conocido por la ciencia.
En el proceso de su análisis, el equipo de investigación confirmó que las sedimentaciones del fondo oceánico y las depositadas en las islas cercanas tienen el mismo origen y, a partir de su distribución alrededor del lugar de la erupción, pudieron aclarar la interacción entre el flujo piroclástico y el agua. Observaron que la parte submarina del flujo podía recorrer grandes distancias incluso cuesta arriba.
Sus hallazgos aportan nuevos conocimientos sobre la dinámica de los megaeventos volcánicos, que pueden ser útiles para identificar los restos de otros eventos y estimar su tamaño. Seama explica: Las grandes erupciones volcánicas, como las que aún no ha experimentado la civilización moderna, se basan en registros sedimentarios, pero ha sido difícil estimar los volúmenes eruptivos con gran precisión porque muchos de los eyecta volcánicos depositados en tierra se han perdido debido a la erosión. Pero las erupciones de calderas gigantes son un fenómeno importante en geociencia, y como también sabemos que influyeron en el clima global y, por tanto, en la historia de la humanidad en el pasado, comprender este fenómeno también tiene importancia social.
Desde este punto de vista, resulta fascinante pensar que el suceso que creó una caldera del tamaño de una capital moderna fue, de hecho, el mayor acontecimiento volcánico desde que el ser humano se extiende por todo el planeta.
Fuentes
Kobe University | Satoshi Shimizu, Reina Nakaoka, et al., Submarine pyroclastic deposits from 7.3 ka caldera-forming Kikai-Akahoya eruption. Journal of Volcanology and Geothermal Research, doi.org/10.1016/j.jvolgeores.2024.108017
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