En nuestro artículo sobre El Epitafio de Sícilo decíamos que era la canción más antigua que se conserva completa con notación musical y texto, y además conocemos a su autor, Sícilo. El epitafio data del siglo I d.C., pero existen algunas composiciones más antiguas.
Los Himnos délficos a Apolo, que se encontraron inscritos en fragmentos de la pared exterior del tesoro de los Atenienses en el santuario de Delfos, son unos tres siglos anteriores. El primero data de 138 a.C. y el segundo de 128 a.C.
También conocemos a sus autores, y en ambos aparece asimismo la notación musical. Por ello, aunque no están completos, como es el caso del Epitafio de Sícilo, se los considera los primeros ejemplos de música anotada, cuyo compositor es conocido, conservados.
En 1893, el arqueólogo francés Théophile Homolle encontró en el santuario de Delfos unos fragmentos de piedra inscritos con símbolos inusuales, que habían pertenecido a la pared sur del tesoro de los Atenienses. Tras estudiarlos, reconoció que se trataba de parte de dos antiguas composiciones musicales dedicadas al dios Apolo.
El filólogo Henri Weil restauró el texto griego de los fragmentos, y el arqueólogo y musicólogo Théodore Reinach transcribió la música a notación moderna. Descubrió que el primer himno utilizaba notación vocal, mientras que el segundo utilizaba la instrumental.
El primero de los himnos data del año 138 a.C. y, aunque el encabezamiento de la inscripción está dañado y es difícil de leer, los investigadores coinciden en que menciona a su compositor, Ἀθήναιος Ἀθηναίου, Athēnaios Athēnaiou (Athénaios hijo de Athénaios). El segundo himno data de diez años más tarde, 128 a.C., y también conserva el nombre de su compositor: Limenios, hijo de Thoino, ateniense.
Ambos eran músicos profesionales, en el caso de Limenios además intérprete de kithara (un instrumento de cuerda de la antigua Grecia, parecido a la lira, pero con una mayor caja de resonancia) y por tanto miembros del gremio de los Artistas de Dioniso.
Los himnos fueron compuestos para ser interpretados durante la procesión de las Pitaidas (Πυθαΐδες), que los atenienses realizaban al Santuario de Delfos en recuerdo del viaje mítico de Apolo desde la isla de Delos, pasando por Atenas.
El primero se divide en dos partes, un peán o canto de oración a Apolo, y una hiporquema, un tipo de canción que se acompañaba con una danza mímica de carácter lúdico o cómico, llamada del mismo modo. El primer verso, en el que los cantores invocan a las Musas para que se unan al canto en honor de Apolo, dice así:
Escuchad, vosotras, cuyos dominios son el Helicón de los bosques profundos, hijas de Zeus de armas hermosas, venid con cantos a celebrar a vuestro hermano Febo, el de los cabellos de oro, que sobre las cumbres gemelas de esta montaña, el Parnaso, acompañado por las famosas doncellas de Delfos, acude a las corrientes del manantial de Castalia cuando visita su oráculo en la montaña
El segundo verso describe la presencia de la delegación Ática y los sacrificios de incienso y terneros, mientras suenan los aulós (un instrumento de la antigüedad, también denominado oboe doble) y la kithara.
He aquí que el Ática con su gran ciudad (Atenas) está en oración, moradores de la tierra no conquistada de la diosa armada Tritoniana (Atenea); y en los altares sagrados Hefesto (es decir, el fuego) consume los muslos de los terneros de toro; y junto con el humo, el incienso árabe se eleva a los cielos. Y el aulós, estridente y sonoro, teje una melodía con notas revoloteantes, y la kithara, dorada y de voz dulce, se mezcla con el canto de alabanza.
El tercer verso está incompleto, con varias lagunas, aunque el sentido general se comprende. Describe cómo Apolo se apoderó del trípode profético de Delfos tras matar a la serpiente Pitón, y frustró una invasión de los galos.
El segundo himno está precedido del título Plegaria y Prosodio al dios, y tiene diez secciones en total. Se han conservado algunas líneas más que del primero, aunque también existen lagunas en los huecos por donde se rompió la piedra.
El primer verso también comienza con una llamada a las Musas para que acudan a Delfos:
Venid a esta ladera de picos gemelos del Parnaso con vistas lejanas, (donde los bailarines son bienvenidos), y (guiadme en mis canciones), diosas Piérides que moráis en los peñascos nevados del Helicón. Cantad en honor de Febo Pitio, de cabellos dorados, hábil arquero y músico, a quien la bendita Leto dio a luz junto al célebre pantano, agarrando con sus manos una robusta rama del olivo verde grisáceo en su tiempo de parto.
El himno continua describiendo como el cielo y el mar se regocijaron con el nacimiento de Apolo en las isla de Delos, y su visita al Ática. Al igual que el primer himno, se le pide al dios que venga y se le recuerda su llegada a Delfos y la derrota de los galos.
Finaliza con la petición a Apolo y a su hermana Artemisa que protejan a Atenas y a Delfos, y concluye con una plegaria por la continuidad del dominio romano (Grecia se había convertido en un protectorado romano en 146 a.C., unos 18 años antes de la composición de este segundo himno).
La música de ambos himnos explora diversos modos como el frigio, lidio e hiperfrigio, variando la tonalidad entre secciones. Su estructura poética sigue el ritmo cretense, además de glicónicos y yambos para la parte final del Segundo Himno.
Los símbolos musicales utilizados, que se disponen sobre las líneas de texto, se pueden interpretar gracias al tratado escrito por Alipio de Alejandría hacia el año 360 d.C. Alipio era un escritor y compositor griego que escribió una Introducción a la Música (Εἰσαγωγη Μουσική) en la que incluía los símbolos utilizados por los griegos en la notación musical para la voz e instrumentos para designar todos los sonidos en las 45 escalas (15 modos y 3 géneros), así como un relato completo del sistema griego de escalas y transposiciones.
Se usaban dos notaciones musicales diferentes. Una consistía en las 24 letras del alfabeto jónico, la otra mezclaba letras, letras al revés o volteadas, alfabetos arcaicos y medias letras, lo que permitía una gama tonal mucho más amplia. El primer himno usa la notación simple, mientras que el segundo utiliza los complicados símbolos de la segunda notación. No obstante, se han encontrado casos en que se combinaban ambas notaciones.
La razón de que los especialistas piensen que el autor del primer himno, Athenaios, era cantante, es que los símbolos de la notación se sitúan sobre las vocales. Mientras que en el segundo himno, el de Limenos, que era intérprete de kithara, se sitúan mayoritariamente sobre las consonantes que inician las sílabas.
Desde su descubrimiento ambos himnos han sido objeto de numerosos estudios musicológicos que buscan reconstruir su interpretación original utilizando instrumentos replicados. De hecho, apenas un año después de ser hallados se realizó la primera interpretación moderna del Primer Himno en 1894.
Fuentes
Egert Pöhlmann, Martin Litchfield West, Documents of Ancient Greek Music | Théodore Reinach, La musique des hymnes de Delphe. Bulletin de Correspondance Hellénique (1893), 17, pp. 584-610 | Barnaby Brown & Armand D’Angour, Delphic Paean by Athenaios Athenaiou | Wikipedia
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